jueves, 5 de enero de 2012

Leer “Blade Runner”. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, Philip K. Dick


Edhasa, 2008

            No suelo leer ciencia – ficción. Quemé parte de mis neuronas en la plenitud de mi juventud y después de aquellos encuentros con Bradbury, Asimov, Clarke, Lem y Ballard, entre otros, decidí destinar mis horas de lectura a universos más reales. Pero, ¿cómo no abordar el texto que le ha dado origen a uno de los más célebres films de este género, nada menos que dirigido por Ridley Scott en 1982? Regresar a él ha sido en parte como volver el tiempo atrás y verme a mi mismo enfrascado ahora en esta trama. Tanto ha sido así que atravesé sus más de trescientas páginas en un día.
            Este libro no plantea una historia, sino un modo de enfocar el futuro. La Guerra Mundial Terminal ha exterminado a casi todos los animales y parte de la raza humana, de manera que poseer un animal doméstico “in vivo” otorga un cierto nivel de status, pues los pocos que quedan cuestan una fortuna. El Gobierno ha sugerido que la evacuación de la Tierra es más que necesaria, imprescindible. Pero muchos de los terrícolas sienten apego por su lugar y han decidido quedarse, a expensas de que los beneficios que reportaría su emigración serían incontables, empezando por su perspectiva de vida. Así, el planeta que conocemos va quedando cada vez más deshabitado y, para colmo, hay que salir a la vida diaria con un protector de plomo, debido a la radiación remanente.
            Para facilitar e incentivar dicha emigración, el Gobierno ha dispuesto asistir con una serie de androides, muy similares a los humanos -que realicen por ellos todo tipo de tarea penosa-, si optan por trasladarse. Pero, el maltrato a que son sometidos en esas colonias ha logrado que muchos de ellos, capaces de diseñar un plan, hayan decidido abandonar a sus amos –matándolos y quedándose con su identificación- de forma tal de volver a la Tierra y emanciparse. Como esto está prohibido –el regreso de los androides a la Tierra-, se creó una suerte de “cazadores de recompensas”, quienes poseen la facultad de identificarlos –mediante cuestionario y análisis óptico- y exterminarlos. Rick Deckard, el protagonista, es uno de ellos. Gana dinero extra a base de cazarlos.
            Para más, existe una religión virtual, liderada por un tal Mercer, que propone que las vivencias humanas intensas no sean posesión de uno solo, de manera que toda emoción profunda sea compartida por la totalidad de “seguidores” a través de cajas de contacto, presentes en cada hogar. Lo que no se sabe a ciencia cierta es si esta religión no es parte también del sistema de dominación gubernamental…
            Así, están dados todos los condimentos de una trama sólida que, valiéndose del futuro asaz posible, cuestiona tanto las raíces de nuestro presente como de nuestras creencias. Son tan vívidas las descripciones del suceder del personaje principal que por momentos el relato no sólo resulta creíble sino que involucra a los lectores.
            En suma, una obra ineludible del género, para ser leída sobre todo durante el descanso veraniego, que nos permite tanto disfrutar de su narrativa como de reflexionar no sólo acerca de cómo vivimos nuestras vidas, sino de qué queremos como género humano para nuestro futuro.
                        Marcelo Zuccotti

No hay comentarios:

Publicar un comentario