sábado, 26 de mayo de 2012

Una pintura social brasileña. Doña Flor y sus dos maridos, Jorge Amado


RBA, 1993

           ¿Cuál es el secreto para ser feliz?, ¿cómo encarna el amor entre seres humanos?, ¿qué misterioso –y poderoso- sentir nos reúne, mitigando en parte nuestro instinto gregario?, ¿es la vida en pareja y en sociedad aquello para lo cual nacimos?, ¿todo es tolerable por amor?, ¿es la seguridad que brinda una vida ordenada, o es el caos y el desenfreno el motor de esa química especial que nos hace intentar convivir unos con otros y, muchas veces, con lo opuesto? Estas son algunas de las reflexiones que despierta este libro de Amado, ambientado en Salvador de Bahía.
            Escrito en 1966, es una novela por lo demás costumbrista, donde nada falta; ahí están el marido ladino y jugador, la abnegada esposa –joven, bonita y trabajadora-, la suegra codiciosa e insoportable, la amiga compinche y compañera y una galería de personajes secundarios que ayudan a construir el escenario donde se desarrolla la trama.
            Doña Florípedes Paiva tuvo un primer marido, Vadinho, con quien vivió como pudo sus mejores –y peores- horas hasta que los excesos cometidos por éste, que vivía de juerga todos los días –o las noches, mejor- se lo llevan al otro mundo una madrugada de carnaval. Acosada por la soledad y las pesadillas nocturnas, pero guardando el debido luto respetuoso de la memoria del finado, esta viuda en la treintena decide recuperar la alegría de vivir, a sugerencia de su mejor amiga -sabedora de sus necesidades sexuales a las que urge darle el debido cauce-, para lo cual al año de viudez da su consentimiento al noviazgo y posterior matrimonio con el boticario local, Don Teodoro Madureira, hombre cuarentón, universitario, de vida ordenada y metódica, todo lo contrario de su antecesor.
            Planteada así la situación, Amado nos describe los pormenores de la vida no sólo de la protagonista sino también de las costumbres de los habitantes de Bahía, con sus comidas típicas, sus hábitos, creencias y ritos. A los enfrentamientos y conflictos que confieren una vida desordenada –aunque sexualmente plena- le suceden la pulcritud y organización estricta, donde cada cosa está en su lugar, pero en la que el sexo también se vuelve monótono y gris, sin relieve. Es este contrapunto entre las necesidades de la carne –“materia”, según su autor- y la voluntad -el “espíritu”- el que atraviesa todo el libro, sin solución de continuidad. Al pudor y recato que debe imponerse en toda mujer casada de una sociedad tradicional como la bahiana, se le opone el fuego abrasador que tiene al sexo como su único dios; un dios voraz que debe ser saciado periódicamente.
            El argumento no podría haberse formulado –y mucho menos concluido- en otra geografía que no fuera la brasileña, donde conviven la férrea creencia cristiana y católica heredada de la colonización ibérica, con el no menos potente rito umbanda, de origen africano. El accionar de orixás, eguns y ebós, aporta el entorno sobrenatural y espiritista indispensable para el desenlace del relato, que auna dos opuestos al parecer irreconciliables, como son la plenitud de una vida sexual y el decoro y la pacatería –a modo de vestimenta- que impone la vida en sociedad a cada uno de sus miembros.
            De a ratos graciosa y entretenida, escrita en un estilo ameno y coloquial, la cantidad de detalles minuciosos que Amado incluye en el texto, a veces conspira contra la fluidez narrativa, haciéndola poco llevadera en sus tramos intermedios. Digamos con rigor que recorrer las casi quinientas páginas que componen esta edición requiere de cierta disciplina y entrenamiento, para no abandonar la lectura en alguna ocasión.
            Yendo a un plano más profundo, la novela retrata una realidad propia de nuestra idiosincrasia. Resulta llamativo que, en lo que concierne a nuestros instintos, como seres pertenecientes al reino animal, sólo encuentren satisfacción en el nebuloso mundo de la imaginación y lo esotérico, primando sobre ellos el apego a la moral y las buenas costumbres. Por otra parte, hay un dejo de nostalgia muy nuestro, que se traduce en esa revaloración positiva que hacemos de los muertos, despojándolos de todos sus defectos conforme pasa el tiempo. Una evocación emotiva que refleja ese sentir tan bien expuesto: “tristesa nao tem fim”. Finalmente, una novela que resume el diario acontecer en nuestros pueblos latinoamericanos, con sus códigos y su particular mirada crítica acerca de la sociedad local.

Marcelo Zuccotti


lunes, 21 de mayo de 2012

Un documentado análisis de la génesis de la Argentina moderna. Una nación para el desierto argentino, Tulio Halperin Donghi


Editores de América Latina, 2010

            Nunca ha sido fácil leer un texto de Halperín Donghi. Ni para los neófitos como yo, ni para los estudiosos. Tiene una prosa compleja y, por momentos, abstrusa, de manera que una de las grandes críticas que ha recibido respecto de sus documentados trabajos es que su rotundo análisis no va en saga del esfuerzo interpretativo de sus lectores. Así, este texto no es la excepción.
            He despuntado el vicio de disponer parte de mis vacaciones –literarias y de las otras- en intentar seguir sus derroteros a la hora de explicar cómo surgió lo que hoy llamamos Argentina. Este trabajo es una separata que, a manera de prólogo, apareció en “Proyecto y construcción de una nación (Argentina, 1846 – 1880)”, en Caracas, Venezuela, en 1980.
            En esta ocasión, el autor pretende explicar las distintas variantes y prolegómenos que ha tenido lo que hoy llamaríamos “el ser nacional”. Federales y unitarios, autonomistas y liberales, antinomias que van surcando la historia argentina, se dan cita en medio de sus páginas, como un intento de interpretación de cómo llegamos a ser quienes somos.
            Alberdi, Sarmiento, Estrada y tantos otros, son parte del transcurrir en aras de mostrar cómo han ido cambiando los enfoques y las perspectivas, a medida que los hechos forzaban el contrapunto de ideas y elaboraciones, todas tendientes a formar una conciencia nacional en la que nos pudiéramos reconocer. Rosas, Urquiza y el federalismo; Roca y la campaña al desierto; Mitre y el surgimiento de una clase política local, se repasan desapasionadamente como instrumentos constitutivos –y necesarios- de nuestra identidad como pueblo soberano.
            La génesis territorial, los programas políticos y el nacimiento de las instituciones que hoy nos albergan y amparan, así como las disputas acerca del laicismo y las leyes civiles son parte del contenido de la exposición de uno de los más conspicuos historiadores vernáculos, cuya seriedad y fidelidad a las fuentes le han valido no sólo el reconocimiento de nuestra sociedad, sino también el de la comunidad internacional, que ha visto en sus escritos una lograda interpretación del acontecer histórico. Por solo eso, vale el esfuerzo de leerlo.
Marcelo Zuccotti

miércoles, 16 de mayo de 2012

Un maestro como ninguno. Narraciones extraordinarias, de Edgar Allan Poe

Editorial Sol 90, 2000
Colección Clarín

     Las Narraciones de Edgar Allan Poe reunidas en este libro son de una riqueza enorme. Cada historia es única, reveladora, fantástica. Recomendado para quienes aman el enigma, el policial, la ciencia ficción.
     Poe fue el creador del relato detectivesco, de los cuentos de terror y un maestro de los relatos cortos. Y este libro es un claro ejemplo de su obra; eso sí, es sólo una pequeña muestra de todo lo que escribió. 

     Por un lado, contiene tres cuentos del estilo detectivesco: El escarabajo de oro, Los asesinatos de la calle Morgue y El misterio de Marie Rogêt –éste último, es la continuación de Los asesinatos en la calle Morgue, en el cual, Auguste Dupin desenreda acertijos, misterios, jeroglíficos; posee la intuición a flor de piel; interviene en casos policiales como una forma de diversión y, al tener conocidos dentro de la policía, accede fácilmente a las investigaciones. Por lo que, es el científico de los dos relatos policíacos; y fue el personaje inspirado para crear Sherlock Holmes. En los tres convive una mixtura de misterio, de suspenso y de búsqueda de la verdad. Relatos atrapantes si los hay, atrapantes hasta la última gota de tinta.
     Y por otra parte, están los otros tres cuentos de ciencia ficción: Manuscrito hallado en una botella, Un descenso al Maelström y La verdad del caso del señor Valdemar. Los dos primeros, son historias que transcurren sobre el océano, en donde acontecen hechos inesperados e ilusorios. Y en el último, el señor Valdemar tiene una enfermedad terminal y  accede a ser hipnotizado antes de morir; es el primer experimento in artículo mortis.
     Narraciones extraordinarias, es la medida justa y equilibrada para introducirse en el mundo de Poe. Tiene la particularidad de que los seis cuentos que componen este libro –policiales y de ciencia ficción- nos generan la misma intriga y nos absorbe completamente, dejándonos absortos del mundo.

                                                                                         
                                                                                    Claudia Perez




Para que pasen y lean:
Más cuentos de Edgar Allan Poe en:
http://www.letrasperdidas.galeon.com/c_poe00.htm
Les recomiendo algunos cuentos de terror que se encuentran en esta página web como Hundimiento de la casa Usher, El entierro prematuro, El barril de amontillado, El gato negro.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Nostálgica evocación porteña. Siberia blues, Néstor Sánchez


Paradiso, 2006

            Si existió alguien en el mundo de las letras locales, además de Roberto Arlt, que hizo de su prosa un culto a la ciudad de Buenos Aires, no pudo ser otro que Néstor Sánchez. Es tan grande su poder de observación de los tics propios de la metrópoli, su particular forma de expresión, sus modismos y su historia, que en cada uno de sus trabajos el lector encuentra una identidad social.
            Esta novela narra la historia de una barra de muchachos –la de Tomasol- ubicada en una quinta de Saavedra, en la periferia de la Capital Federal –hoy, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina-. Ambientada en los años ’40, este grupo vive ocioso en las inmediaciones del predio, sin quehacer más conocido que alguna ‘changa’ o el malvivir, hasta que el peronismo surgente –apostrofado con una contundente afirmación: “la caravana de sudor”- decide despojar a sus ocupantes mediante el loteo del espacio, con el fin de establecer un barrio obrero, un museo y un parque. La mudanza del último morador y sus despojos a otra barriada, a lomo de caballo y carro adjunto -que cobra ribetes de destierro-, desencadena una multitud de imágenes del pasado de todo lo que ellos –los poseedores del “fuego sagrado del ocio”- habían vivido allí; es una catarata de recuerdos que toma la forma de collage fotográfico.
            Escrito en 1967, es también la historia de una amistad aparecida entre dos jóvenes en ese locus llamado Villa Urquiza, que concluye con la desaparición de uno de ellos sin dejar rastros, quince años después, al cumplir 30 años –anunciando, sin saberlo, lo que una década más tarde se convertiría en diaria moneda corriente-.
            La añoranza de lo que fue pero ya no es, acentuada por el uso adecuado del lunfardo –dialecto de los bajos fondos- y las descripciones de sus protagonistas, tomados de los mundillos de la droga –la ‘falopa’-, el turf –los ‘burros’-, el juego –la ‘timba’-, la prostitución o el robo, la novela resulta un retrato, un fresco elocuente de la sociedad de clase media baja de los ’60 y de su pasado inmediato.
            Lo sorprendente es la oralidad del texto, que ensambla perfectamente con la cadencia musical que encarna el jazz; el origen marginal de sus personajes y la fidelidad de una amistad que se hace presente hasta el final, otorga fuerza argumental a la narración e hilvana el conjunto de evocaciones y hechos que los van conduciendo a la cárcel, a la muerte y, en definitiva, al olvido.
            A título personal, me encontré con frases, expresiones idiomáticas, alusiones a una jerga que mis propios padres utilizaban cotidianamente cuando yo era aun un “purrete” y escuchaba los comentarios y epítetos entre sus amigos, sin poder entender qué decían. Una suerte de recuerdo de infancia.
            Es un libro magnífico, que delinea como ningún otro en ese período el latir de esta ciudad a la que pertenezco, y uno de los mejores para acercarse al universo literario de Sánchez.

Marcelo Zuccotti