lunes, 21 de mayo de 2012

Un documentado análisis de la génesis de la Argentina moderna. Una nación para el desierto argentino, Tulio Halperin Donghi


Editores de América Latina, 2010

            Nunca ha sido fácil leer un texto de Halperín Donghi. Ni para los neófitos como yo, ni para los estudiosos. Tiene una prosa compleja y, por momentos, abstrusa, de manera que una de las grandes críticas que ha recibido respecto de sus documentados trabajos es que su rotundo análisis no va en saga del esfuerzo interpretativo de sus lectores. Así, este texto no es la excepción.
            He despuntado el vicio de disponer parte de mis vacaciones –literarias y de las otras- en intentar seguir sus derroteros a la hora de explicar cómo surgió lo que hoy llamamos Argentina. Este trabajo es una separata que, a manera de prólogo, apareció en “Proyecto y construcción de una nación (Argentina, 1846 – 1880)”, en Caracas, Venezuela, en 1980.
            En esta ocasión, el autor pretende explicar las distintas variantes y prolegómenos que ha tenido lo que hoy llamaríamos “el ser nacional”. Federales y unitarios, autonomistas y liberales, antinomias que van surcando la historia argentina, se dan cita en medio de sus páginas, como un intento de interpretación de cómo llegamos a ser quienes somos.
            Alberdi, Sarmiento, Estrada y tantos otros, son parte del transcurrir en aras de mostrar cómo han ido cambiando los enfoques y las perspectivas, a medida que los hechos forzaban el contrapunto de ideas y elaboraciones, todas tendientes a formar una conciencia nacional en la que nos pudiéramos reconocer. Rosas, Urquiza y el federalismo; Roca y la campaña al desierto; Mitre y el surgimiento de una clase política local, se repasan desapasionadamente como instrumentos constitutivos –y necesarios- de nuestra identidad como pueblo soberano.
            La génesis territorial, los programas políticos y el nacimiento de las instituciones que hoy nos albergan y amparan, así como las disputas acerca del laicismo y las leyes civiles son parte del contenido de la exposición de uno de los más conspicuos historiadores vernáculos, cuya seriedad y fidelidad a las fuentes le han valido no sólo el reconocimiento de nuestra sociedad, sino también el de la comunidad internacional, que ha visto en sus escritos una lograda interpretación del acontecer histórico. Por solo eso, vale el esfuerzo de leerlo.
Marcelo Zuccotti

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