martes, 16 de abril de 2013

Impertinencia y desenfado. Zazie en el metro, Raymond Queneau


Alfaguara, 1993

            Un amigo lector me la señaló como ‘la obra’ de Queneau, varios años atrás. Tuve que andar mucho en su busca, porque no existe una edición contemporánea del libro y, parece ser, su trascendencia se debió más al film que Louis Mallé hizo de su adaptación –en el que introducía a quien se haría célebre actor después, Philippe Noiret- que al escrito del autor, allá por 1958.
            Lo cierto es que, habiéndome divertido enormemente con ‘Siempre somos demasiado buenos con las mujeres’, le di crédito suficiente para volver a pasarla bien. Si bien no sufrí una desilusión, habría que decir que no es su obra más talentosa.
            Es la historia de Zazie, una nena residente en los suburbios de París, que se encuentra ansiosa por conocer el célebre Metro de la Ciudad Luz. Lamentablemente para ella, cuando una despreocupada madre –pendiente más de su nueva conquista que de su cría- la deposita al cuidado de un tío por unos días –que, entre otras características, no suele identificarse por ser muy responsable-, el Metro se halla en huelga.
            Lo que sigue son descripciones de hechos, pensamientos y disparates de ese conglomerado de personajes que Queneau ha dado cita alrededor de Zazie y su tío Gabriel –un mastodonte que se gana la vida en un cabaret nocturno vestido de mujer-. Malhablada y procaz, Zazie hace gala de toda una madeja de modismos, epítetos y frases soeces destinadas solo a molestar a los miembros de una pacata sociedad con la que debe interactuar.
            Reuniones de trasnoche, personajes marginales y suburbanos, amores discontinuos y una galería de seres que se reparten entre la bohemia y lo funambulesco, acompañan en su periplo a Zazie que, a la postre, no conocerá el Metro, pero sí tendrá idea acabada de la sociedad a la que pertenece.
            En su momento, el libro fue ensalzado como ‘la primera obra que muestra la realidad de la vida suburbana, con su lenguaje y dialecto propio’. Es cierto que el ritmo del texto se emparenta con la cadencia de la vida urbana, el paso ágil, los semáforos y los tempos que rige toda gran metrópoli. Pero no va más de ahí. Al final, uno siente que el relato está inconcluso; como si sólo importara haber retratado toda una clase social en auge, a expensas de la trama.
            Para quienes disfrutamos de una ficción ingeniosa, este título está muy por debajo de lo que el autor posteriormente ha demostrado ser capaz. Si sólo ha tenido la intención de reflejar al París de los suburbios a fines de los ’50, vale. Pero no resulta tan ameno, a no ser por un par de reflexiones o comentarios que nos arrancan una sonrisa. Un libro sólo para fanáticos de Queneau, o amante del París de mediados de siglo pasado.
           
Marcelo Zuccotti

10 comentarios:

  1. Pues fanática de Queneau no, sólo leí una novela suya hace tiempo, El diario de Sally Mara, otra nena pero que quería ser escritora, y tampoco me pareció gran cosa. No sé,igual le echo un vistazo.
    Besos, Marcelo.

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    1. No leí ese libro, Norah, pero si te quieres divertir -en serio-, te sugiero 'Siempre somos demasiado buenos con las mujeres'. Mis carcajadas en medio del bus, con la mirada atónita del resto de pasajeros, no tenía desperdicio. Lamento no haber tomado una fotografía. Tenlo en cuenta. Besotes para ti.

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  2. Me gusta Queneau y no sé por qué no he leído este título mítico, sé que lo tengo que leer, es algo que hay que leer aunque confirmas mis suposiciones con tu reseña. Estoy e racha con la novela francesa ahora que he terminado un interesante libro "La buena novela" de Laurence Cossé. Un abrazo Marcelo :)

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    1. No es lo mejor de Queneau, Yossi, pero como dices, es 'algo que debo leer'. Comparto esto contigo, porque apliqué el mismo criterio y no me fue tan mal. Pero hay cosas mejores; fíjate en mi comentario hacia Norah. Anótalo; palabra de amigo. Un fuerte abrazo para ti.

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  3. Aunque lo niegues, a mí me parece que el libro no te ha dejado un buen recuerdo. Yo, por mí parte, me apunto ‘Siempre somos demasiado buenos con las mujeres’. Sin embargo, atendiendo al título, no sé si podríamos estar delante de una novela más apropiada para el público masculino. Intentaré investigarlo. Gracias,

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    1. Es verdad lo que dices acerca de este libro; no ha sido lo que esperaba. Despójate del 'machista' título de ese otro libro; te aseguro, Marisa, que te has de divertir en grande. Publiqué la reseña para un blog que ya no está. Si te interesa mi parecer, escríbeme al mail y te lo envío. Un beso enorme para ti.

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  4. No me convence y creo que tampoco te ha convencido a tí. Últimamente ando "picando" buscando algo que realmente me entusiasme, de momento Irving lo está casi consiguiendo.
    Veremos
    Besos

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    1. No, no es de lo mejor de Queneau. No obstante, habría que hacer una aclaración: me da la impresión de que la traducción deja bastante que desear. Quizás con otras palabras, estaría más cerca de lo que el autor quería transmitir. Gracias por darte una vuelta, S. Besos para ti.

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  5. Ya veo que no te entusiasmó. De la película guardo muy buen recuerdo.

    Un beso!!

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    1. Tomo en cuenta lo de la peli, Luna. Quizás lo más rescatable de éste es esa cadencia de la vida suburbana. Si puedes encontrar 'Siempre...', no lo pierdas! Besos!

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