sábado, 6 de abril de 2013

La infancia en el recuerdo. Conversación en Sicilia, Elio Vittorini


Gadir, 2007

            Últimamente se me ha dado por frecuentar literatura de origen italiano. Más que por decisión propia, han coincidido otras razones: comentarios, reseñas, novedades. Lo cierto es que en pocos meses he abordado un amplio abanico de propuestas.
            Del autor sabía poco y nada hasta enfrentarme con su obra. Miembro de lo que se ha conocido como neorrealismo italiano, Vittorini parece haber captado la esencia del horror de la guerra y del fascismo. En este sentido, el texto se vuelve una defensa de la libertad, preguntándonos hacia dónde nos conduce el futuro.
            Esta novela narra la historia de Silvestro, un joven en la treintena, casado, quien recibe una carta de su padre anunciándole su separación de su madre y sugiriéndole una visita a ella, después que aquél hubiera abandonado el hogar familiar hace quince años. Oriundo de Siracusa, en Sicilia, con motivo de un nuevo festejo del santoral de su madre, decide llevar personalmente la tarjeta que todos los años le envía desde Milán, su lugar de residencia. Preso de angustias varias, sin fe en su pareja ni en el futuro, Silvestro encara el viaje que lo separa de su pueblo natal.
            En el trayecto, entra en contacto con la realidad del pueblo hambriento, la sordidez e ignorancia en la que se encuentran sumidos, la desesperanza que abate a sus pobladores, que solo pueden vivir de lo que se cosecha y el acontecer del sur italiano e insular, con su calor abrasador durante el verano y la enfermedad de malaria o tisis.
            Al reencontrarse con su madre, surge entre ambos una serie de intercambios acerca de la historia familiar que le descubren una realidad totalmente diferente de la que él recordaba. Hay múltiples alusiones al padre, a la sociedad local y, particularmente, a la comida fatto in casa, que evoca una infancia de pobreza, mas de mayor alegría que la que siente Silvestro en su presente.
            Ambientada alrededor de los años cuarenta de siglo pasado, este retorno a sus raíces se acompaña de una serie de personajes locales que sufren por el ‘mundo ofendido’, un diálogo en el cementerio con el espíritu del hermano muerto en el frente y la toma de conciencia acerca de quién es él en una sociedad que ya no existe, que se ha desmoronado.
            Cuando al fin regresa, lleva consigo en su cabeza a todos esos seres con los que intercambió palabras, el recuerdo de su madre, la figura de su padre y de su hogar. Pero… ¿existieron realmente, o sólo fueron fantasmas en un sueño que una borrachera proporcionó? Este final abierto que remata el libro me ha parecido de lo más acertado. El lector se va de él con esa sensación de que todo puede no haber sido más que una ficción que el protagonista sufrió una noche, donde una multitud de respuestas personales afloraron a la consciencia en esta fina evocación de su infancia, después de tanto tiempo.
            De lectura amena, abunda en diálogos y respuestas repetitivas, que si bien afirman los caracteres de los personajes, por momentos lo vuelven un poco denso. La fuerza del relato se halla en la composición de los mismos, tanto como en la descripción del entorno geográfico. Combina elementos de Robinson Crusoe, de Las mil y una noches y de la Divina Comedia. Resulta interesante para llevar de viaje o leer en vacaciones.

Marcelo Zuccotti

6 comentarios:

  1. No lo conocía Marcelo pero me lo llevo, me gusta ese juego entre realidad imaginación y la mezcla de referencias a las que recuerda, creo que me va a gustar y me hace falta, acabo de salir de una lectura horrible. un abrazo :)

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    1. Me pregunto qué ha sido tan terrible, Yossi, para que necesites un libro como éste... Hay mucho humanismo y repaso de la propia historia, que llama a la reflexión. Espero sea de tu agrado. Un abrazo enorme.

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  2. Vaya, parece que te empeñas en descubrirme títulos que captan mi atención por los elementos que combinan o por las referencias que utilizan.
    Buscaré este que nos enseñas hoy
    Besos

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  3. Hola, S. Gracias por darte una vuelta. En verdad, Vittorini pertenece a un período 'humanista' con cierto toque de fe ingenua en el futuro. Pero su visión entraña reflexiones sobre nuestros vínculos, no exenta de un romanticismo decadente. Espero que sea de tu agrado. Besos para ti.

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  4. Aunque el libro estea bien, a mi parecer es completamente superado por su adaptación cinematográfica llevada por el matrimonio Straub-Huillet. El cual es una auténtica marabilla del estudio de representación.

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    1. No sabía de ninguna adaptación a la pantalla grande, Daniel. Gracias por allegarnos el dato, y por pasar por aquí.

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