domingo, 2 de junio de 2013

Romántica imagen de la vida rural. El sendero en el bosque, Adalbert Stifter


Impedimenta, 2008

              Fueron dos las razones que coincidieron al hacerme de este libro. La primera, la curiosidad que me ha generado la obra de este autor, de quien aun espero acceder a un ejemplar de ‘Verano tardío’, considerada en el medio literario como su obra más representativa, libro que no ha aparecido por estas costas, aunque sí se encuentra editado en castellano. La otra, el hecho de que esta novel casa editora incluye un número importante de títulos y autores no presentes habitualmente en el catálogo de ofertas de otras más reconocidas, que sugiero consultar.
               Esta novela corta, ubicada en el ámbito rural mediterráneo del siglo XIX, narra la historia de Tiburius Kneight, un acomodado joven heredero, algo hipocondríaco, que decide acudir a los enciclopédicos libros de medicina para establecer qué lo aqueja, pues no confía en los facultativos locales. Excéntrico y solitario, visita a un médico retirado quien le aconseja cambiar de aires y tomar esposa en algún lugar de moda. Sin meditar en esto último, acepta la propuesta y asiste a un balneario entre las montañas. Allí tendrá lugar una profunda transformación en su espíritu debido al contacto con la naturaleza, que despertará su lado emocional y artístico, encontrando el amor en una campesina autóctona.
                Kneight encarna al joven romántico, de altos ideales y objetivos, incapaz de lograr modificaciones sociales debido a su pertenencia a un estrato con recursos económicos. En ese sentido, es un ‘hombre superfluo’, arquetipo de los protagonistas europeos del norte, muy extendido en la primera mitad del siglo XIX, con que Pushkin definía a aquellos jóvenes con cierto grado de instrucción –éste no es el caso- cuya dependencia de clase paralizaba su accionar.
            Es una novela romántica clásica, de naturaleza bucólica, en la que destacan más las descripciones del entorno geográfico que las emociones de sus personajes, un tanto estereotipados y acartonados. De final feliz y previsible, la novela resulta apropiada para una tarde otoñal.

 Marcelo Zuccotti

6 comentarios:

  1. No lo conocía Marcelo. Me apunto este y "verano tardío", con el romanticismo tengo mis más y mis menos pero por descubrir a un autor nuevo... me llama la atenció el retrato del protagonista. Un abrazo :)

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    1. Stifter se ha ubicado entre los representantes del Bildungroman alemán. Éste es un libro que se lee rápido, ágilmente, sin dejar sedimentos, pero que caracteriza muy bien la propuesta del autor. Un fuerte abrazo, Yossi!

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  2. Pues que sea en otoño entonces, de momento todavía tiene que llegar el verano. Besos

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    1. Bueno, Norah, también puede ser para una fría tarde de primavera, de esas destempladas y con cierta necesidad de cobijo... Lo bueno es que sólo dura un sentón. Besitos para ti.

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  3. Pese a que sigo con alguna frecuencia las actualizaciones del catálogo editorial de Impedimenta, no conocía el título que nos presentas (ya para no hablar de su autor). Lo cierto es que tampoco leo mucha novela romántica clásica, pero, por su extensión, no puedo descartarlo. ¡Muchas gracias, M.! Ten una buena semana,

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    1. Gracias, Marisa! Que tu semana también sea buena. Me alegra saber que puedo aportaros un autor nuevo, junto a su obra. Si puedes -qué envidia, ¡tu sí puedes!- hazte de un ejemplar de 'Verano tardío', del mismo autor, pues tengo entendido que Pre-Textos achica su catálogo y el título corre el riesgo de desaparecer. Por favor, no lo pierdas! No se si yo algún día podré hacerme de un ejemplar... Y si no llega a ser de tu interés, aquí tienes a alguien quien está dispuesto a reembolsarte el costo. De corazón. Te envío un beso enorme.

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