lunes, 12 de agosto de 2013

Angustias en primera persona. El vigilante del fiordo, Fernando Aramburu


Tusquets, 2011

           Supe de él al recorrer la blogosfera, apenas editado en España. Nada sabía acerca de su autor ni de su obra, aunque se proponían algunos títulos que le han conferido renombre en la escena literaria ibérica. Tampoco tenía esperanzas de hallarlo, puesto que a estos parajes los libros –como casi todo lo demás- llegan con retraso. Dicho sea de paso, sospecho que los libros que arriban aquí son rezagos del material que no ha tenido salida en el viejo continente, por lo cual los grupos editoriales más grandes, con filiales en estas tierras, nos lo acercan luego de una prudente espera de circulación allende el Atlántico. Volviendo, casi al finalizar la última Feria del Libro local, pregunté por él con la displicencia que otorga la seguridad de una negativa. La sorpresa fue mayúscula al tenerlo en mis manos. Pero lo que me decidió fue la fotografía de portada.
            Es un libro de relatos en el que se dan cita una variedad de situaciones. Así, una mujer bien ataviada cuya actividad es llorar en una estación de subterráneos; un hijo que descubre durante unas vacaciones la inmoralidad de su padre; un hombre víctima de un secuestro equivocado; un par de ancianos viudos, cuyos hijos los reúnen mediante la Red con ‘fines serios’, y un hombre que asiste a su propio funeral sin poder modificar los hechos, son parte de una galería de personajes con los que Aramburu nos transmite una angustia, un desasosiego cuyo único destinatario es el lector. Y lo consigue cabalmente.
            Mas incluye tres narraciones relacionadas con el terrorismo, tema que parece ser el conductor de otras obras. En uno de ellos, el miedo al atentado personal impulsa a una pareja a cambiar de aires en busca de anonimato y seguridad, sin terminar de establecerse en ningún lugar. En otro, el autor enlaza diversos testimonios –reales y ficticios- de las víctimas del atentado de Atocha, sucedido el 11 de marzo de 2004. Allí, reúne mediante historias breves a un sobreviviente que ha perdido el brazo, un taxista envuelto en el traslado de heridos, un celular que suena en el bolsillo de una mujer muerta, una familia –de las tantas- que asiste al tanatorio, dos jóvenes sobrevivientes que viajaban diariamente en el mismo tren, una víctima que refiere los últimos instantes de otra, un testigo de las mochilas explosivas, entre otros, haciendo que la última palabra que concluye cada historia sea la que inicie la siguiente.
            Pero sin dudas, el que se lleva los aplausos y justifica el desembolso, es el que da origen al título. Escrito como obra de teatro –donde se indican los gestos, entradas y mutis de sus personajes- el cuento tiene lugar en una institución destinada a la recuperación psiquiátrica. Así, Abelardo –un funcionario de seguridad en una cárcel- es internado en ella. Su madre ha sido víctima de un paquete explosivo destinado a él. Abelardo, entonces, intenta mitigar su culpa refugiándose en un mundo de ficción que solo tiene lugar mientras duerme. Allí, se convierte en el vigilante 155 de los fiordos noruegos, cuya misión es dar la alarma ante la presencia de supuestos terroristas. Habitando una precaria cabaña inhóspita, Abelardo asume su necesidad de expiación de la muerte de su madre, en un ambiente sórdido y aislado.
            Escritos en lenguaje fluido y coloquial, los relatos se suceden en una suerte de eslabones que encadenan aflicciones, desesperanzas y desencantos varios. Un libro que se lee rápido pero deja material para analizar.
Marcelo Z

8 comentarios:

  1. ¡Una descubierta, cuanto menos, muy curiosa! Me resulta algo triste tu reflexión inicial; no obstante, lo importante es que has descubierto un título que deja huella y que yo, desde luego, no conocía. También es cierto que no sigo muy a menudo las publicaciones de este sello editorial. Si me cruzo con él, le echaré un ojo. Ahora mismo estoy completamente atrapada en las páginas de Little Boy Blue. ¡Una historia impresionante! Un beso,

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    1. Lamentablemente, mi teoría se ha corroborado más de una vez, por más triste que sea, Marisa. Los libros que reseñas de edición 2013, con suerte los encontraré el año próximo, si no son 'súperventas', que ellos sí llegan rápido. Éste es bueno, y el cuento que da origen al título es excelente. Imagino que cuando concluyas el tuyo, nos harás conocer tu parecer. Un beso grande.

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    1. Hola, Esther! Espero que cuando lo leas lo disfrutes tanto como yo. Besos para ti.

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  3. Hola, me acabo de suscribir a tu blog, Valeria del blog http://lalectoraomnivora.blogspot.mx/, me nomino en el premio Liebster, que consiste en nominar 11 blogs con menos de 200 seguidores y responder 11 preguntas. a su vez, yo nomine a otros 11 blogs si quieres visitarme te dejo el enlace con mi blog . http://ghiomara2013.blogspot.mx

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    1. Hola! Gracias por pasar. En un rato me pego una vuelta por tu espacio. Saludos.

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  4. Una muy buena reseña, muy evocadora, busco el libro, sé a ciencia cierta que me va a gustar. Yo ahora estoy con Perec y muy ocupado en el trabajo pero este título me puede venir muy bien. Un abrazo :)

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    1. El cuento del título es imperdible. Paga el resto. Si tienes a tu madre cerca, Yossi, abrázala por mi. La mía no sabe bien por qué, cada vez que nos vemos -2 veces a la semana, mínimo- la abrazo. Si lo lees, me entenderás. Un fuerte abrazo.

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