martes, 27 de agosto de 2013

Símbolos y alegorías. Cuadernos norteamericanos, Nathaniel Hawthorne


Norma, 2007

           Cada tanto intercalo entre mis lecturas habituales alguna otra destinada más al quehacer literario, su historia, anecdotario y, por qué no, otras disciplinas –que pueden incluir la historia política nacional, la sociología, la filosofía y la divulgación científica, entre ellas-. Unos años atrás tomé nota del lanzamiento de este título que, por tratarse de uno de mis autores más visitados, espoleaba mi interés. Mas dejé pasar el momento y no volví a hallarlo. Lo bueno de frecuentar librerías de usados es que siempre aportan sorpresas como la presente.
            Esta es una compilación del material que para Eduardo Berti -quien se ha encargado de la selección, traducción y el prólogo- ha resultado ser lo más significativo del contenido de uno de esos ‘cuadernos de notas’ que Hawthorne solía llevar consigo, en el que bosquejaba ideas para un nuevo relato, argumentos posibles, descripciones y una serie de oraciones, pensamientos y reflexiones que tendían a obrar como materia prima para ser desarrolladas e incluidas en futuros trabajos. En cierta manera, los lectores somos espectadores de lujo que nos encontramos situados en el atelier del escritor, ante los ingredientes que habrán de ser utilizados en la elaboración de relatos y novelas.
“La naturaleza a veces manifiesta cierta ternura ante nuestra vanidad, pero nunca le presta la menor atención a nuestro orgullo. Acepta que exhibamos un aire ridículo a ojos de los demás, pero en cambio nos oculta nuestras pequeñas barbaridades.”
            Desde el inicio Berti nos deja en claro que Hawthorne estaba más pendiente de los símbolos y las alegorías, que de la construcción psicológica de sus personajes. Así, recopila no sólo observaciones personales sino también de su entorno familiar y de otras lecturas o comentarios de amigos y conocidos que pueden aportar a la febril imaginación de Hawthorne a la hora de encontrar situaciones que puedan ser destinadas a una enseñanza moral, acorde a su preparación netamente puritana.
“Nadie se vale de las experiencias ajenas y nadie adquiere la propia antes de que no sea muy tarde para poder aprovecharla.”
            Es un libro ameno y coloquial, que se lee fácil y puede servir de disparador a todos aquellos que deseen dedicarse a escribir. Hay un número importante de circunstancias e ideas nada despreciables para dar origen a un relato o ficción más extensa. Los que somos devotos lectores del autor, estamos de parabienes con este trabajo.

Marcelo Z


2 comentarios:

  1. Recojo la recomendación. Seguro que tiene cosas interesantes.
    Besitos viajeros

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  2. Sí, Norah. Fundamentalmente, son ideas para tener en cuenta si te dedicas a escribir. Pero, ¡son buenas ideas! Quizás tú, que has incursionado en la escritura, puedas aprovechar mejor que este lector las propuestas del autor. Ojalá lo consigas y disfrutes. Besos nadadores.

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