sábado, 10 de mayo de 2014

Carencias de vida. Canadá, Richard Ford


Anagrama, 2013

          Muchos blogueros lo recomendaron ni bien se publicó en España. Instigado por tamaña repercusión, no dudé en allegarme un ejemplar importado, a costo sidéreo. Esperé hasta ahora para leerlo, justo cuando la casa editora decidió imprimirlo localmente, a casi la mitad de lo que había pagado hace algunos meses. Ufa!

          Casi todas las reseñas han citado textualmente el inicio; un comienzo por demás atractivo y sugerente. Me pregunté qué habría detrás. Y detrás hay una novela magníficamente escrita, llena de observaciones y de reflexiones que merecen ser evaluadas. Hay quienes no comulgan con la religión meditativa, aunque no todos. El texto obliga a ello.

            Con quince años, Dell Parsons y su hermana se encuentran de repente abandonados. Su padre ha efectuado el atraco a un banco en Dakota del Norte, persuadiendo a su mujer que lo acompañara en la empresa. Al ser descubiertos, apresados y juzgados, los hermanos toman caminos distintos, antes que la tutoría del condado se haga cargo de ellos, menores de edad. Una amiga de la madre ofrece a Dell cruzar la frontera, para establecerlo junto a su hermano en Fort Royal, Canadá; su hermana melliza decide correr su propia suerte dentro del país. Ambientado en 1960, la lasitud fronteriza permite el cruce y así Dell tiene que hacerse de nuevo, en un territorio desconocido, sin familia, sin pasado y sin demasiado futuro por delante. Lo que sigue es su historia desde que se instala con Arthur Remlinger, hasta su traslado a Winnipeg.

            El libro se divide en tres partes. La primera ocupa la primera mitad del volumen, trata sobre la vida en Montana y los hechos que dieron lugar al robo y la aprensión. Una semblanza de la personalidad de cada miembro familiar acompaña a los sucesos que se describen y las reflexiones del protagonista. Escrito en primera persona, resulta una crónica de lo que condujo a Dell a la necesidad de emigrar. La segunda parte relata su vida en Canadá, al lado de un hombre atractivo y misterioso a la vez y cómo los hechos pasados dirigen a una situación extrema. La última oficia de cierre, con el encuentro de los mellizos tras medio siglo de ausencia, poco antes del deceso de su hermana.

            ¿Qué une a todo el relato? Las carencias de vida. Un padre carente de ideas de cómo enfrentar la vida decentemente; una madre carente de decisión para abandonar un matrimonio junto a sus hijos; un par de hermanos carentes de apoyo familiar y de amigos; un receptor carente de paz interior. Todos ellos participan de un estado de angustia que bordea el brote de demencia. Sin embargo, en sus vidas cotidianas han aprendido a guardar las formas y las reglas mínimas de cortesía; al menos, hasta que las mismas se manifiesten abiertamente.

            Ford acopia un montón de imágenes que contrastan el núcleo pasional de su relato con la soledad y abulia del entorno donde se desarrollan las escenas, lo que refuerza el interés en la trama. El estilo descarnado, de quien narra atrocidades sin involucrarse afectivamente, atraviesa las páginas desde el inicio hasta el final. El relato no decae en ningún momento y el final se construye como consecuencia lógica de las personalidades de sus protagonistas.

      Una novela bien formulada, rotunda, con pasajes magistrales y construcciones psicológicas memorables. Un modelo acabado de cómo debe elaborarse una ficción. 

8 comentarios:

  1. Carencias, carencias... Se pueden escribir muchos libros sobre carencias, está claro. Pero no todos pueden hacerlo bien. Y parece que Richard Ford lo consigue. Un libro que tengo en espera, esa espera tan larga y poblada.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Está muy bien escrito, Ana. Es un modelo a seguir para cualquiera que intente iniciarse en la escritura. Por otra parte, mi ejemplar del Quijote sabe muy bien de esa espera tan larga y poblada de la que hablas. Un beso grande.

      Eliminar
  2. No sabía qué hacer con este libro porque tanto entusiasmo bloggeril me hacía recelar. Ahora ya lo tengo claro, debe ir a la lista de lecturas por todo lo que cuentas, en especial por los personajes.
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, Norah, no te lo pierdas. Vale la pena tanto el contenido como el estilo. Un muy buen libro. Besos para vos.

      Eliminar
  3. Me he puesto al día de las dos publicaciones anteriores y de esta. Veo que has leído muchos relatos pese a que no te entusiasman con buen resultado.

    De Richard Ford leí hace tiempo El día de la Independencia, muy buena novela en la línea que comentas de carencias , desolación, melancolía, antihéroes y supervivencia cotidiana. Leí poco después De mujeres con hombres, tres relatos largos de hombres que viajan y mantienen complicadas relaciones con las mujeres: la búsqueda del amor y esas cosas. Y ya no he leído nada más desde hace más de diez años, no sé porqué. Esta obra que comentan me atrae, quizás haya llegado el momento de retomar a este autor.

    Lo que explicas de la adquisición del libro fastidia bastante, pero eso pasa por ser impacientes :))

    Muchos besos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que piensas, U-to, que quizás no llegue a estas costas. Ahora veo que la misma casa editora ha publicado una versión vernácula de '14', de Echenoz. No es que no puedes esperar; es que no confías en que lo han de hacer!
      Por otra parte, éste es mi primer Ford. Y me ha gustado sobremanera. Si alguien está pensando en dedicarse a escribir ficción, éste es el mejor ejemplo que tengo a mano para recomendar. Besos para ti!

      Eliminar
  4. Marce, muy buena observación. A mí me encantó la novela! Beso grande!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Clau! Sí, pienso en que es un libro que sirve de modelo, si te vas a dedicar a escribir. Además, su lectura se disfruta mucho.
      Gracias por tus líneas y por darte una vueltita por acá. Un beso grandote!

      Eliminar