Booket, 2010
Se
hablaba mucho en la blogosfera acerca de ésta, su primera obra. Tanto, que
varios buenos lectores abrazaron con grandes expectativas las siguientes, sin
alcanzar ninguna de ellas –según sus opiniones- la trascendencia de la
presente. Como muchas veces, paseando mis ojos por las góndolas de una
librería, encontré este ejemplar y lo llevé. Parece ser que el librero vio mi
movimiento y se acercó para mentarme las cualidades de la obra.
Un padre decide recomponer el vínculo
con su hijo después de la separación tras años de ausencia. Conociendo sus
gustos, le propone abandonar su casa –su familia, su escuela, sus amigos- por
un año e instalarse ambos en una cabaña sita en una isla deshabitada al sur de
Alaska, donde podrían realizar todas las tareas de supervivencia por ellos
mismos, como un aprendizaje de vida.
Pero lo que comienza como un tanteo
recíproco, al poco deviene en un suplicio para el hijo, que debe tolerar el
lloriqueo nocturno del padre quien se siente un fiasco por no saber retener a
sus parejas ni haber tomado decisiones acertadas a lo largo de su vida. Con
esta perspectiva, el autor elabora un relato que se inicia como una aventura y, a
medida que se adelanta, la atmósfera se vuelve cada vez más densa y opresiva.
Estructurado en dos partes, con
cambio de narrador, Vann repasa los miedos a la soledad y al fracaso; la
depresión que se hace presente en estos casos, en medio de la necesidad de
hacer frente a los contratiempos. Así, el relato se convierte en una pulsión de muerte reforzada por el
propio aislamiento. Por momentos, me recordó al film ‘Thelma y Louise’, en esa
disparatada y trágica fuga hacia adelante, donde son los hechos los que toman
el control de sus protagonistas.
De estilo coloquial, bastante
fluido, con escenas sórdidas y algún golpe de efecto, Vann compone una novela
en la cual parece que todo puede llegar a estar un poco peor. Sólo opongo un
reparo: resulta poco creíble que un padre, ausente años, pueda obtener la aquiescencia
y el permiso de su ex – esposa como para retirar de su hábitat a uno de sus
hijos nada menos que todo un año. Por lo demás, un libro sólido, sin fisuras
narrativas, con aumento de la tensión a cada paso.
Olá, Marcelo
ResponderEliminarBom tudo para nós.
O que trazemos na memória, da velha infância ?
Também, não sei.
Portanto estou cá, para desejar um dia agradável, refletindo que, a maior obra do Criador, é você.
Um abraço.
Un abrazo para ti, Ze María y gracias por pasar!
EliminarSí, estoy de acuerdo. El libro requiere de un enorme acto de fe por parte del lector para poder entrar en el juego. Es cierto, lo leímos todos y lo demás del autor no nos pareció, en general, a la altura. Tampoco este se puede decir que me entusiasmara, me gustó, me obsesionó hasta cierto punto pero ahí quedó, no comprendí el aluvión mediático. Reseña difícil esta, no desvelas absolutamente nada de nada y aún así das todas las claves sin dejarte ni una atrás ;) Un abrazo, Marcelo.
ResponderEliminarEl acto de fe que indicas, Yossi, está presente desde el inicio; si lo soslayas, la historia resulta bastante creíble. Me gustó pero no me enamoró.
EliminarSi hay lectura conjunta, avísame, ¿si? Me gustaría participar.
Un fuerte abrazo!
Me gustó bastante su manera de relatar. La historia se va construyendo de forma afilada, seca y sin concesiones, te atrapa, te amilana, te acongoja... y te estalla en la cara sin posibilidad de amparo. No te puedes agarrar a nada, las muertes son inútiles, especialmente la primera.
ResponderEliminarQue la novela esté dividida en dos partes también es llamativo. En al segunda parte ya no hay esperanza alguna, ninguna posibilidad para Jim... y eso pesa cuando lees la novela.
Me llamó la atención la relación con la desolada naturaleza de Alaska. Deja la naturaleza y la naturaleza humana al descubierto sin adornos, pura y dura.
La verdad es que fue una lectura que recuerdo bien.
Besos cálidos tras comentar semejante historia!!
Estoy de acuerdo contigo. La narración es seca y lo que ocurre te deja sin aliento. Pero no me la creí mucho; adolecía de falta de sentido común desde el inicio, lo que relativizó en parte el relato, en mi opinión.
EliminarRetribuyo con creces tus besos, primaverales aquí.
Vann está por llegar y tengo varias opciones... No sé si este, que parece el techo, porque luego será difícil deleitarse (si es el caso) con otras obras que parecen de menor altura. Actos de fé hago muchos, con los libros (también con la vida :D), así que después de tu comentario, que me señala el camino, va a ser fácil.
ResponderEliminarGracias Marcelo. Besos!
No he leído otros títulos de Vann, pero no alcanzaron la misma repercusión por lo que pude ver. Si puedes apartar la poca credibilidad que expongo en mi reparo, es un buen libro -aunque algo previsible en la segunda mitad-.
EliminarUn beso grande para ti, Ana!