jueves, 18 de diciembre de 2014

El placer de leer. Los libros son tímidos, Giulia Alberico


Periférica, 2011

            Leí la reseña de Silvia y lo rescaté. No soy muy partidario de los libros en los que se relata en primera persona la experiencia de lo que hemos leído –considero que cualquiera de nosotros podría (y puede) elaborar su propia lista-, pero parecía estar tan bien narrado que, al fin y al cabo, lo apunté y lo llevé cuando estuvo disponible.

         Alberico nos cuenta cómo se fue acercando en su infancia y parte de su pubertad a ciertos títulos que resultan imposibles de soslayar; Servidumbre humana, ¡Qué verde era mi valle!, Nido de víboras, ¡Adiós, Mr. Chips!, son algunos que se citan, junto a Matar un ruiseñor, Resurrección, Sartoris y Voces de un día de verano, entre muchos más.

         Por sus páginas también desfilan Homero, Virgilio, Eurípides y Dante en lo que se refiere a clásicos, y a autores locales, como Vasco Pratolini, Giovanni Verga, Giorgio Manganelli y Alessandro Manzoni.

      Toda la obra es un repaso de las lecturas que, tanto los maestros de escuela como los bibliotecarios y otras muchas personas allegadas a la autora, le han sugerido en aquel tiempo, sirviéndole el conjunto, de base a su formación literaria y académica.

     Por momentos resulta emotivo y conmovedor, con sus cuestionamientos a determinado autor o título, con su experiencia a flor de piel respecto de lo que ha ido encontrando en ellos. Asimismo, el lector se vuelve partícipe mientras transita las páginas de ese mundo literario que se ha forjado a partir de buenas elecciones y grandes descubrimientos personales. Hay una suerte de empatía con su narradora, como si cada uno de nosotros –buenos lectores- nos sintiéramos identificados con semejante derrotero.

         Fluido, breve, muy ameno y expresivo, los recuerdos de su protagonista inician nuestro propio recorrido evocador, que se entremezcla con el texto en una suerte de universo paralelo entre autor y lector. En ese aspecto, nos lleva de nuevo a momentos felices, donde la lectura ha sido el centro de atracción. No es un gran libro, pero fortalece el corazón.

6 comentarios:

  1. No es un gran libro pero fortalece el corazón- ¡qué bien dicho! Es lo que tienen en común todos las novelas autotemáticas, ¿no? Estoy a punto de publicar la reseña de una de ellas y , si no te importa, voy a citar esa frase tuya. Un abrazo!

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  2. Puedes hacer tuya mi frase, Agnieszka. Hay muchos libros que merecen esa frase, algunos de los cuales han sido apostrofados de 'irrelevantes'. ¿O es que acaso solo los libros 'profundos' -si con ello pudiera definirse algo- valen la pena leerse? Hay momentos para todo tipo de lectura. Y en esa diversidad se encuentra el placer de leer.
    Ya sabes aquello de 'Ladran, Sancho; señal que... son perros! Ja, ja!
    Un beso grande!

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  3. Es la sensación que me ha dejado leer tu reseña, que es una medicina para el corazón, especialmente de los que somos lectores.

    Abrazossss!!!

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    1. Nada más ni nada menos. Leerlo es reconocerse a sí mismo y rememorar la propia historia lectora.
      Un beso!

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  4. Sí, vi la reseña de Silvia. Me queda esa impresión, podríamos hacerlo todos, es más, lo hacemos a diario pero¿ por qué no hacerlo con una autora de a la que además destacas el estilo ;) Un abrazo, Marcelo :)

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    1. Comparto tu comentario, Yossi. Creo que es el estilo el que hace la diferencia. No se si me animaría a probar suerte en iterarlo, con tamaño modelo. Pero sí, podríamos.
      Un fuerte abrazo.

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