sábado, 3 de enero de 2015

En busca del tiempo perdido. 6. Albertine desaparecida, Marcel Proust


Losada, 2010


           Este sexto volumen se abre con un hecho singular –el voluntario abandono de Albertine del vínculo con Marcel- y prosigue con otro más lamentable y desgraciado, la propia muerte accidental de Albertine. En cierto sentido, este capítulo es una consecuencia lógica y hasta necesaria del volumen anterior, donde se narraban las sospechas acerca de la afición homosexual de la protagonista femenina junto a las acciones acometidas por su compañero para ocupar todo el tiempo posible junto a ella, de manera que no pudiera satisfacer sus necesidades en ese plano.

          El libro se divide en cuatro capítulos. El primero narra las reflexiones y expone el dolor del protagonista ante la infausta noticia del deceso de su amada. Aquí, Marcel se vuelve introspectivo con todas aquellas dudas sobre la naturaleza sexual de Albertine que ya no podrá disipar, ni siquiera con las confesiones que su amiga Andrée pueda allegarle. De esta parte, destaco el clima intimista, que tiene mucho de confesión y de análisis del Yo.

       El siguiente se centra en la personalidad de mademoiselle de Forcheville, que no es otra que Gilberte Swann reaparecida después de su singular mutis por el foro de inicios del segundo volumen. Ahora crecida, la jovencita comienza a frecuentar los salones y entabla una suerte de amistad recidiva con Marcel. Es también aquí donde a éste se le hace saber que Albertine iba a ser prometida a otro joven, razón de la fuga con la que concluye el libro anterior.

            Para tomar cierta distancia de los hechos, el tercer capítulo alude a la soñada visita que el protagonista ansiaba realizar a Venecia, esa ciudad que encarna sensualidad y fantasía. Acompañado de su madre, retoma contacto con algunos personajes ya presentes en otras circunstancias y narra las alternativas que depara la oposición de las figuras femeninas centrales, Albertine y Gilberte, no sin demostrar cierto desencanto de sus expectativas geográficas.

            El libro cierra con el matrimonio entre su amigo Robert de Saint-Loup y Gilberte, relatando los cambios y descubrimientos suscitados en aquél. Toda la bonhomía y el ejercicio de modales propios de un caballero, notas distintivas del personaje, son opacados por una adicción al juego y una tendencia a una homosexualidad encubierta. Marcel sospecha que la prolífica descendencia de su amigo no obra más que a modo de pantalla donde ocultar sus aviesas inclinaciones.

        A medio camino entre la novela introspectiva y el ensayo psicológico, su estilo literario permanece inconfundible. En estas páginas, Proust continúa haciendo gala de su talento narrativo tanto en la descripción de situaciones como en las reflexiones que tienen lugar, de manera de conjugar un profundo conocimiento de la naturaleza humana con una exquisita prosa. Valga para ello el siguiente párrafo,

‘Viva, ella, no hubiera podido enterarme de nada, pero las lenguas se sueltan curiosamente y cuentan con facilidad una culpa cuando ya no hay que temer el rencor de la culpable.’

            Si bien un poco más melancólico y taciturno, el volumen se lee bien, pues el tedio de las descripciones minuciosas se halla bien compensado con la brevedad del mismo.

6 comentarios:

  1. Veo que sigues a buen ritmo con la lectura de esta gran obra. Me gusta ver que reaparecen personajes del volumen dos, donde yo me he quedado de momento.
    La brevedad se agradece, que quieres que te diga :)

    Abrazos!!

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    1. Te anticipo que casi he concluido el año con el último de los volúmenes, tal cual me lo había propuesto. Éste es un volumen bastante llevadero, muy en sintonía con el anterior aunque no de su profundidad.
      Espero que algún día lo puedas retomar, U-to. Es un esfuerzo, pero vale la pena.
      Un cariñoso abrazo para ti.

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    2. Eres un lector de altísima cualidad y además bien organizado, yo soy más caótica.

      Lo retomaré, pero aún es pronto.

      Abrazos, campeón!!

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    3. Entendámonos, L. En casos como éste, donde la envergadura y/o extensión de la obra así lo amerita, es donde me planteo un plan de lectura; en los demás, fluye más libremente.
      Sirva esto como aclaración.
      Un abrazo fuerte para ti!

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  2. ahhhh, es uno de mis eternos pendientes...ya veré cuando comienzo ;)
    un beso,
    Ale

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    1. Cuando te interese dedicarte a escribir, Ale, pasa por Proust. Sólo eso.
      Otro beso.

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