viernes, 27 de febrero de 2015

Partir dignamente. Antes de morirme, Jenny Downham


Salamandra, 2009

              Lo encontré en la blogosfera y lo apunté porque había conmovido hasta las lágrimas al autor de la reseña en varios pasajes de su lectura. Como yo había vivido una situación semejante a una edad próxima a la de la protagonista, me picó la curiosidad de ver cómo trataba la autora un tema que aun después de tantos años me sigue resultando espinoso.

            Tessa Scott tiene dieciséis años, está enferma de leucemia y se le ha notificado su estado terminal. Lo que sigue es una narración en primera persona de lo que ha de ocurrirle a lo largo de sus últimos meses en esta tierra, con sus anhelos, sus sueños, su apropiación de la enfermedad y de los flashes que han de signar su camino hacia la muerte.

            Con enorme consciencia de su destino, Tessa establece una lista de diez cosas que querría hacer antes de partir; entre ellas se cuentan tener sexo, infringir leyes, ingerir drogas, conducir sin licencia y otras del mismo tenor, que irá cumpliendo en la medida de sus posibilidades. Con un padre que ha renunciado a su trabajo por atenderla, una madre otrora ausente pero presente en estas circunstancias, un hermano más pequeño, una amiga compinche y un vecino que termina convirtiéndose en pareja, Downham construye un relato sobre la familia, el amor y la amistad que, por momentos, parece indisoluble aun cuando su personaje principal se ausente.

            De estilo ameno y fluido, la novela expone la entretela de quien asume su próxima partida y decide vivir intensamente los momentos que le quedan, sin respetar leyes ni códigos, con la impunidad que brinda el estar más allá de la sanción, si cabe. Enfocada siempre desde la perspectiva de su protagonista, la autora nos va haciendo conocer lo que acontece con ella y su entorno en el tránsito hacia su final. Amores, desencuentros, descubrimientos, ternuras y un sinfín de imágenes se agolpan, alternando emotividad y buen humor. Hacia el final, se vuelve sensiblero y lagrimoso, entendible en el contexto, sin excusa para tildarlo de algo superficial y empático. Debe ser que la narración del dolor nunca se siente como el dolor mismo. Por lo demás, un trabajo sólido, bien compuesto, aunque de una tristeza sin esperanzas. Tessa encarna una partida digna.

          Un último párrafo para el final del libro. La autora agradece a sus compañeros del Proyecto Literario –léase ‘taller’- con quien ha compartido la tarea de escribir, por su apoyo y aliento. Debo confesar que no creo mucho en ellos, y si bien les reconozco que han sido y son de gran ayuda a muchos noveles escritores, lo cierto es que sospecho que el negocio editorial ronda como ave rapaz nocturna en busca de nuevas presas conque ensanchar el mercado, intentando descubrir ‘nuevos autores’ con los que hacer pingües ganancias, proponiendo temas on demand o de diseño gourmet. Por supuesto que algunos de los que participan en ellos asisten justamente por eso, para poder ser parte del mismo –aunque imagino que son los menos-. Pero para quien suscribe, el talento narrativo o ficcional es innato –si no, Matthew G. Lewis no habría podido escribir a sus diecinueve años y en solo diez semanas esa belleza de libro llamado ‘El monje’-; lo que sí puede pulirse es el estilo. Valgan estas líneas, entonces, como explicación de mi escepticismo ante este tipo de libros y autores.

11 comentarios:

  1. Me recuerda "El castillo azul" de Lucy Maud Montgomery (sí, la autora de "Ana de las tejas verdes")- una novela escrita en los años 20 del siglo pasado. Así que el tema no es novedoso, jaja.
    Me imagino que se trata de una novela que requiere su momento.
    saludos

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    1. Lo que citas no lo he leído, Agn, pero sí, el tema es algo trillado.
      Si me permites, una novela nunca se asemeja a lo que sientes realmente cuando alguien se va. Lo escribo con conocimiento de causa.
      Lamentablemente, mi amigo no ha podido contarme sus sensaciones en esos últimos días. Ni yo estaba para que me las contara.
      Sí, requiere su momento.
      Un abrazo.

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  2. Sigues separándote de mí para encontrar libros que no conozco y que me merecen un hueco en mi estantería, eso está bien. Esta vez el tema es de los que se me hacen cuesta arriba Unque la propuesta es interesante y yomsoy un corredor de fondo, me lomllevo, como siempre. Un abrazo, Marcelo

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    1. Necesité de un libro distinto porque no lo estaba pasando nada bien en el plano familiar, Capi -o Presi, como suelen decirte-.
      Espero que no tengas que pasar por la experiencia que narra este libro, Yossi. De corazón.
      Aprovecho para señalarte que no pude leer tu reseña completa del libro de Soseki. ¿Lo has quitado?
      Recibe un fuerte abrazo!

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  3. Leí el libro y me dejó bastante fría, demasiada sensiblería que acaba alejándolo de la realidad. O al menos de la realidad que yo conozco.

    Espero que la situación familiar que comentas ya esté superada, o esté en ello.

    Un abrazo

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    1. Me alegra saber que estás de vuelta, Ana.
      Esa misma percepción tuve hacia el final del libro, donde evidentemente la autora intenta conmovernos, sin conseguirlo.
      En lo familiar, digamos que las cosas se van ordenando, de a poco. Está bastante mejor de lo que ha estado. Gracias por tus buenos deseos.
      Un beso grande desde aquí.

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  4. Uyy, un tema difícil de leer sin sufrir y en el que puede ser fácil caer en la sensiblería, que parece que es lo que sucede.

    Me voy a embarcar en el tercer Proust, así que mi atención quedará centrada en él por unos cuantos días.

    Abrazos grandes!!

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    1. Y si, es difícil, U-to. Éste empieza bien y cae en la sensiblería hacia el final. Lo original es que está narrado por la persona que muere.
      Suerte en la empresa de navegar a Proust!
      Ah! Conseguí el de Manea!
      Un beso grandote.

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  5. A priori, no responde al tipo de lectura que me atraiga sobremanera. El argumento, como se ha dicho, no es nuevo pero, ¿ hay algo que no se haya contado en un libro? La impresión que te causa un libro también está condicionada por tu estado de ánimo, la atmósfera que te rodea en ese momento...no sé que efecto me provocaría leer "La Iliada" en el metro de Madrid en plena hora punta.
    " Antes de morirme ", Tal vez tenga su momento, aunque deteniéndome unos segundos sobre el título... espero que sea dentro de cuarenta años, " Antes quiero vivir ". Saludos.

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    1. Pues a mi tampoco, Paco, para ser sincero. Pero entroncaba con mi pasado púber, como lo he expuesto en el primer párrafo, y entonces...
      Comparto contigo lo del estado de ánimo; de hecho, creo no haber sido justo con un amigo sobre la valoración de 'La insoportable...' de Kundera, porque quizás no era el momento oportuno para su lectura.
      Por supuesto, vive, Paco!, que siempre es preferible.
      Gracias por darte una vuelta por aquí.
      Saludos.

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  6. A priori, no responde al tipo de lectura que me atraiga sobremanera. El argumento, como se ha dicho, no es nuevo pero, ¿ hay algo que no se haya contado en un libro? La impresión que te causa un libro también está condicionada por tu estado de ánimo, la atmósfera que te rodea en ese momento...no sé que efecto me provocaría leer "La Iliada" en el metro de Madrid en plena hora punta.
    " Antes de morirme ", Tal vez tenga su momento, aunque deteniéndome unos segundos sobre el título... espero que sea dentro de cuarenta años, " Antes quiero vivir ". Saludos.

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