viernes, 24 de abril de 2015

Amigos somos los amigos. Tierno bárbaro, Bohumil Hrabal


Galaxia Gutenberg, 2014

           Hrabal es un autor al que le he cobrado bastante cariño. Ya sea porque supo ser muchas cosas antes de dedicarse a las letras, o porque sus líneas contienen una rara combinación de tristeza, optimismo y un humor irreverente que se burla tanto de sí mismo como del entorno, volviendo profano aquello que intentó ser solemne –v.g., la opresión soviética sobre los países de Europa del Este, República Checa en particular-.

            Este libro condensa la historia de Vladimír (Boudnik), quien junto al narrador –el autor, sospecho, apodado Doctor- y Egon Bondy, deambulan en una suerte de bohemia suburbana. Tres marginales que comparten una amistad sin límites, con mínimos recursos pero con una fortaleza fraterna a prueba de cualquier régimen dominador.

               Así, Hrabal repasa esas noches de discusiones filosóficas acerca del arte, la cultura y la vida, compartidas al calor de alcoholes varios, haciendo de Vladimír el eje y nervio de todas las andanzas, cargadas de caprichos, extravagancias, rupturas de modelos preestablecidos –como el uso de materiales desechados para convertirlos en vanguardia de expresión artística- y una gama de insolencias que se mofa de los convencionalismos sociales de la época.

            Con ese estilo directo, algo fragmentario pero siempre enfocado en el acontecer de su amigo, Hrabal dispone acertadamente los episodios que han tenido al artista plástico que fue Boudnik como protagonista central de este relato, confiriéndole al texto un carácter testimonial de lucha contra un arte oficialista monótono y chato, al que catalogaban de ‘cáscara vacía’.

            Escrito en 1973, en medio de un confinamiento autopropuesto y con la prohibición de sus obras, Hrabal recurre a sus excelentes recuerdos del amigo, antes de que éste se quitara la vida, para elaborar un canto a la amistad asociado a la nostalgia de su ausencia; una permanencia en el interior quien con su figura proyecta luz a un presente gris, cargado de abulia e intrascendencia.

              Una vez más, el checo logra cautivar, entretener y preguntarnos acerca de qué nos resulta significativo para la existencia. Tan breve como inconmensurable, el libro fluye rápidamente en manos del lector. De a ratos conmovedor; entrañable siempre.

16 comentarios:

  1. Me encanta Hrabal, soy una checófila declarada. Nadie sabe reírse de sí mismo como lo hace los checos. A lo mejor te interesará un libro de reportajes sobre el país publicado por Acantilado: http://porlaestanteria.blogspot.com.es/2012/02/gottland-mariusz-szczygiel.html?m=1. Tengo mucha literatura checa de los últimos años, muy interesante, desafortunadamente en España es difícil que se publique una novela que no sea española o anglosajona. Ni siquiera las nórdicas no policíacas tienen posibilidades... Ya lo dijo Machado- Castilla, miserable, ayer dominadora, envuelta en sus andrajos, menosprecia lo que ignora. Un abrazo!

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  2. Hace poco más de tres años, apunté el libro que me indicas, Agnieszka, pero al estar escrito por un polaco tratando sobre la realidad checa, no se... no le tuve mucha fe. Tu cita refuerza entonces mi búsqueda.
    Tengo algo de Havel esperando...
    Otro abrazo para ti. ¿Te dije que amo a Gorecki?

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    1. Sí, hombre, ya sabemos que tienes fe en las novelas de tapa negra con números en los títulos, jaja. Havel era un gran dramaturgo aunque lo recordemos sobre todo como político. ¿Qué tienes suyo?
      En cuanto a Górecki, no lo entiendo, a Penderecki tampoco (su hija era mi compañera en la universidad y decía que tampoco entendía la música de su padre). Me encanta la música clásica pero la moderna sigue siendo para mí un ruido apenas soportable.
      ¿Qué tal las cenizas? Por lo menos Cabulco es un nombre pronunciable, no como él del volcán islandés que cerró el tráfico aéreo en Europa hace 5 años.
      un abrazo!

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    2. De Havel encontré -en cartoné- una compilación de sus cartas dirigidas a Olga, su mujer. Aunque no parezca, leo mucho sobre autores de lengua eslava y aledañas.
      La 3a sinfonía de Gorecki es fantástica -aunque tristísima-; suelo escucharla los 18 de Julio, fecha de un nuevo aniversario del atentado de la AMIA. Penderecki es un poco más vanguardista y más difícil.
      Baires no padece las cenizas pues la nube pasa a mucha altura, sólo opaca un poco el sol. Pero la zona de Bariloche y San Martín de los Andes está muy afectada. Quizás debiera leer 'Jardín, ceniza' de Danilo Kis, jaja.
      Otro abrazo para vos.

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  3. Me siento en deuda con Hrabal, porque leí Trenes rigurosamente vigilados y no lo disfruté :( Incluiré Tierno bárbaro entre los posibles para reconciliarme con él.

    Un abrazo

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    1. A mi siempre me resulta interesante, por más que por momentos fragmente el relato con una digresión. Éste particularmente tiende a evocar la bohemia con el amigo.
      Un beso, Ana.

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  4. ¡¡Qué casualidad!!
    Acabo de leer Trenes rigurosamente vigilados, me ha gustado, es la segunda obra que leo suya y siendo un escritor peculiar, tanto en su manera de escribir como en sus historias, disfruto leyéndolo.

    Seguiré leyéndolo y esta propuesta tuya alrededor de la amistad me atrae.

    Abrazos grandesss!!!

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    1. Has leído 'Trenes...'; qué bueno, U-to! Esa manera de burlarse de la ocupación nazi...
      Sí, éste habla de una amistad genuina, sin límite, muy bohemia y algo etílica. Un libro muy querible. Seguro que te gustará.
      Un fuerte abrazo para ti.

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  5. Me encanta como recoges el estilo, esa mezcla hetereogénea de sensaciones, semtimientos y vivencias y es cierto, como dice agnieszka, nadie se ríe mejor de sí mismo como los checos, hasta Kundera se deja caer ;) La verdad es que no he leído nada del autor aún pero esta reseña me lanza al autor. Un abrazo :)

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    1. Espero que cuando leas alguno de sus trabajos, Yossi, nos hagas llegar tus impresiones, como habitualmente.
      De este libro rescato el clima íntimo, de bromas y juegos entre amigos. Por momentos hay delirio y en otros reflexión. Es emotivo.
      Un fuerte abrazo!

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  6. ¡Hola!
    Todavía no lo he leído, aunque ganas no me faltan. :)
    Estupenda reseña.
    Besos.

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    1. Gracias por tus líneas. Sí, es un libro emotivo; habla de una amistad genuina. Hrabal jamás desilusiona.
      Gracias por pasar.
      Un beso.

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  7. Marcelo:
    ¡espero encontrarlo por acá! que has hecho que me den muchas ganas de leerlo.
    Un beso,
    Ale.

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    1. Hrabal es un autor fantástico. Cualquier libro suyo es garantía de buena lectura.
      Otro beso.

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  8. Me he estrenado con el autor hace bien poco con Trenes rigurosamente vigilados, que me gustó. No será, desde luego, el último del autor. Este que nos traes hoy, por ejemplo, me atrae. Eso de las discusiones filosóficas entre amigos me gusta.
    Besines,
    Ya tengo ordenador nuevo, así que me volveré a pasar por aquí habitualmente.
    Más besines,

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    1. Imagínate, Carmen, con dos de tus mejores -íntimas- amigas, con quien compartes ideas acerca del arte, la filosofía y la vida. Con quienes guardas la intención de volverte reaccionaria, de rebelarte contra la opresión impuesta. Eso es lo que encontrarás en este libro. Momentos compartidos, fugaces, vívidos. Si puedes, hazle espacio en tus lecturas.
      Muchos besitos a ti.

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