Alfaguara, 2014
Lo
había seleccionado de un comentario, intentando hallar algún novel autor de
literatura sudamericana. Al parecer, éste contaba con el espaldarazo no menor
de un connacional multipremiado; nada menos que Mario Vargas Llosa, cuyas
palabras de encomio fueron inmediatamente utilizadas como ariete de promoción
por la casa editora, incluyéndolas en una faja de portada confeccionada a esos
efectos.
El presente libro reúne ocho relatos
ambientados en la capital peruana. En general, sus personajes son jóvenes que
trashuman la ciudad de Lima desgranando soledad, nostalgia y desencuentro, en medio de rascacielos
deshabitados, bullicio ensordecedor y tránsito incesante. El autor no escatima
ningún elemento urbano capaz de identificar los distintos barrios, sus plazas y
su gente, utilizando rondas nocturnas, llamadas telefónicas, reuniones de
trabajo o de amigos y reencuentros casuales que conllevan consabidas demoras,
retrasos, frustraciones que ponen de manifiesto la carencia de comunicación y
el grado de aislamiento que viven sus
personajes.
Hay en todos estos relatos un vacío
existencial, una conjunción de miedos, prejuicios y una tensión interior que
hacen que sus protagonistas tiendan a buscar una dosis de alivio en una huida
hacia adelante, sin futuro. Algunos de ellos la dirigen hacia sí mismos,
mientras que otros lo hacen hacia la marginalidad. Por eso lo atinente del
título: los puntos de fuga son puntos de proyección de líneas que dependen de
la perspectiva, del punto de vista del observador.
Con una prosa directa, fluida y
sustanciosa, en la que abundan ciertos modismos locales –conocidos o totalmente
entendibles en el contexto-, Gamboa pergeña una serie de cuentos que hablan de
la necesidad de pertenencia, del miedo al fracaso, de la búsqueda de un medio
de comunicación que nos saque de esa abulia e indiferencia sociales,
responsables de una atmósfera opresiva que se vuelve mucho más notoria en las
metrópolis. Un libro distinto, con una fina mirada posmoderna de nuestras sociedades latinoamericanas.