Ediciones G.P., 1971
La
última novela reunida en este volumen aborda los avatares de una relación
desigual. Paule es una decoradora de interiores cercana a los cuarenta, quien
está enamorada de Roger, un empresario del transporte algo mayor que ella y con
quien mantiene una relación de pareja sui
generis desde hace seis años. Este vínculo respeta la libertad por sobre
todas las cosas y en base a esto cada cual puede obrar como mejor le parezca
sin que el otro se sienta ofendido.
En realidad, es el egoísmo de Roger,
incapaz de comprometerse con ninguna mujer -porque la rutina de una relación seria
lo aburriría al poco- el responsable de que Paule se sienta sola aun estando junto
a él. Ella alberga la esperanza de que alguna vez Roger le proponga vivir
definitivamente juntos; sin embargo, él desestima esa opción, pues sostiene
amoríos con jovenzuelas a las que frecuenta, abandonando en la soledad a Paule
varias noches a la semana.
El delicado equilibrio logrado por
la pareja se desestabiliza al aparecer Simon, hijo de una clienta de Paule,
quien al conocerla queda prendado tanto de su belleza como de la finura de sus
modales. Solo que Simon es catorce años menor. Así planteada la trama, Paule
deberá optar por su amor por un hombre que no está dispuesto a aferrarse a ella,
siguiendo sus instintos de Don Juan, o por un hombre mucho más joven, de quien
no está enamorada pero que resulta ser mejor compañía para sus días –aun siendo
consciente del probable carácter efímero del vínculo-.
Sagan de vacaciones en Villa de Merlo, San Luis, Argentina
Con una prosa nuevamente precisa y
un argumento interesante, la lectura fluye rápidamente. Paule encuentra en
Simon un compañero ideal, con intereses comunes, además de ser un joven atento
y servicial, sin otra preocupación que complacerla; y no le importa correr el
riesgo del murmullo social que genera la diferencia de edades porque sabe del
amor de él. Pero su verdadero amor es Roger, quien no puede más que proponer un
estilo de pareja ‘cama afuera’. Ella
tendrá entonces que decidir qué hacer.
Toda la novela está atravesada por
un tinte de desencanto, de esperar lo que nunca llega. Es que en un amor no
correspondido algunas cosas nunca cambian. Lo único novedoso, que alivia en
parte esa sensación de frustración y agobio, es la llegada de alguien que –porque
nada es perfecto- no cuenta con la experiencia necesaria en relaciones de
pareja ni con la edad apropiada para una mujer adulta.
Con protagonistas psicológicamente
bien construidos y sólida estructura narrativa, Sagan se inmiscuye en los
recovecos del alma humana, en un triángulo amoroso -que nunca llega a
constituirse del todo-, y que hacia el final se vuelve previsible.
Éste era el título al que hice referencia
al inicio de este tríptico, pues mi madre recordaba con cierto beneplácito el
film al que dio origen. Su estreno tuvo lugar en 1961, bajo la dirección de Anatole
Litvak con el título Goodbye again –en
español se conoció como No me digas adiós
y en la pantalla local como ¿Le gusta a
Ud. Brahms?- siendo sus protagonistas Ingrid Bergman junto a Yves Montand y
a un jovencísimo Anthony Perkins.
Pues solo he leído Buenos días tristeza y recuerdo que lo leí junto a Suave es la noche, del que hablábamos el otro día, no sé si lo comenté. Ambos libros causan un gran impacto leídos a esas edades. No me sonaba de nada el tercer volumen hasta que has mencionado la película, le daré un oportunidad al libro. Un abrazo :)
ResponderEliminarA mi tampoco me recordaba nada, hasta que mi madre evocó el film. Como era fan de Ingrid Bergman, no se lo iba a perder...
ResponderEliminarEl libro está bien, particularmente en lo que tiene que ver con la falta de compromiso y el egoísmo. Ojalá lo puedas encontrar y leer, Yossi.
Un gran abrazo.
Una trilogía interesante sobre el amor, los problemas de pareja, el retrato de una determinada clase social, el egoísmo y la falta de compromiso. Me tendré que plantear su lectura.
ResponderEliminarEl libro de descanso en Villa de Merlo, que suertudo :) Me encantan esas fotos, tú y Paco os estáis convirtiendo en especialistas de la fotografía de libro.
Un gran abrazo, querido Marcelo.
Se que Sagan ha escrito mucho más, pero el 'combo' me pareció representativo de su obra.
EliminarMe gustaría fotografiar mucho más las portadas de los libros que reseño, pero lamentablemente esta es una ciudad con pocas chances para ello; quizás algunos parques o paseos. Cuando tengo oportunidad de viajar, hago siempre una fotocomposición, con elementos más relevantes que esta bendita llanura que todo lo aplana, achata y afofa.
Sí, Paco también lo hace. Pero él goza de mejores paisajes que yo.
Un beso grande, U-to!
Parece que Sagan te ha dejado buen sabor de boca. Seguro que me animaré a leerlo. Querido Marcelo, los paisajes idílicos ya se acabaron... el mismo día que dejamos Asturias para regresar a Madrid :(
ResponderEliminarBueno, habrá que echarle imaginación al asunto de la fotocomposición :)
Creo que Laura ya no se va a conformar con cualquier "apaño" jaja!
Cuídate.
Sí, Paco, quizás porque sean las más renombradas. Buscaría alguna otra para cotejar.
EliminarNo te amilanes, hombre; seguro que habrá lugares de Madrid que nos podrás hacer conocer, que valgan la pena una foto para un título.
Mira la que Laura nos ha enviado desde Teruel... Siempre habrá algo interesante para todos aquellos que no hemos paseado por allí.
Un fuerte abrazo, amigo.