miércoles, 27 de enero de 2016

Altas esferas. Las luminarias, Eleanor Catton


Siruela - Grupal, 2015

            Compré este libro llevado por las buenas críticas expuestas a lo largo de la blogosfera. Antes que nada, debo reconocer mi supina ignorancia acerca del arte de las mancias en general. Soy un hombre formado en ciencias exactas, vamos; que tampoco es un pecado ni una tacha personal, aunque sí una limitación para comprender el por qué de lo racionalmente incomprensible.

            Estamos en Hokitika, Costa Oeste de Nueva Zelanda, el 27 de enero de 1866. La fiebre del oro ha llevado a muchos ambiciosos a esos parajes, y el afán de hacerse rico también condujo a Walter Moody hasta allí. Lo llamativo es que irrumpe, en esa tarde lluviosa, en las instalaciones del salón del Hotel Crown, donde se daban cita una docena de hombres para dilucidar cómo se relacionan tres hechos misteriosos, a saber: la desaparición de un joven rico, la presencia de una fortuna en oro en la casa de un borracho que acaba de morir y la sigilosa salida nocturna de un capitán de mala reputación. Para colmo, todo señala que la puta del pueblo está vinculada de alguna manera a estos sucesos, pero se encuentra arrestada y casi sin conocimiento, por exceso de consumo de opio.

            La novela se abre con la llegada de Moody y su historia, narrada a uno de los presentes. De allí, la autora nos va haciendo conocer cómo se desarrollaron los acontecimientos, en los que cada personaje aporta parte de la historia, pero sin revelar detalles unos respecto de otros. Así, logra mantener la tensión hasta su desenlace, después de un recorrido de más de 800 páginas.

            Catton hace gala de una minuciosa descripción tanto de lugares como de escenas, con la ayuda de un narrador neutral y a través de sustanciosos diálogos entre sus personajes. Pero es la construcción psicológica de éstos las que se lleva las palmas. Allí están el comerciante mezquino, el capellán interesado, el magnate inescrupuloso, el boticario traficante, el parco oficial de juzgado, el consignatario naviero bonachón, etc. Hasta se da el lujo de presentar a un maorí y a dos chinos, representantes de la parte social más baja del relato. Todos ellos componen un círculo interno vinculado a los hechos pero sin responsabilidad directa. En el otro círculo –el externo- se hallan el alguacil, la viuda del borracho, el capitán, la prostituta, el buscador enriquecido y el político exitoso, más comprometidos con lo ocurrido y materia de debate de los demás.

           Todos aportan luces y sombras a una historia por demás entrelazada, con un sinnúmero de matices y motivos diferentes. Intriga, traiciones, amor, complot y solidaridades se alternan para estructurar una novela llevadera que nos va deslizando pistas al transcurrir las páginas.

               Cuenta, lamentablemente, con dos inconvenientes. El primero, superficial, es que cada capítulo se abre con una clara alusión a la astrología que al profano no le aporta absolutamente nada y en parte lo distrae. El segundo es la extensión. La trama principal se acaba en la página 672 y las restantes sólo notifican cómo sucedieron las cosas para llegar a la tarde de aquel día; un lector perspicaz puede atar cabos previamente, con lo cual el grupo de hojas se vuelve superfluo. No obstante, resulta entretenida y fluida. Ideal para leer en vacaciones, aunque hay que tomar en cuenta su volumen a la hora de acarrearlo.

              Por momentos, recordé el tema de Los Beatles, Todos tienen algo que ocultar excepto yo y mi mono, y las sabias palabras del Dr. House, Todos mienten.

8 comentarios:

  1. ¿Querés que te diga dónde hay este libro? Siempre me ha llamado la atención por las buenas opiniones y el montón de personajes que prometen trama divertida.
    Su tamaño me ha disuadido de llevármelo por la incomodidad y por el temor a lo que dices: sobran páginas, muchas.
    Cuando lleguen las vacaciones hablamos.
    Besitos primaverales.

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    1. Me pregunto si la biblioteca frente a tu casa no será Alejandria. La trama es entretenida pero le sobra un ciento de páginas.
      Si la lees, ya nos contarás.
      Un beso, Norah!

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  2. Me quedo con Dr Gregory House. Sé que el Booker se da por algo, pero no me atrevo. ¿O no me atrevo porque quiero seguir creyendo que el Booker se da por algún mérito? Un abrazo

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    1. Soy más escéptico que tú, Agnieska. La he leído a pesar del Booker, porque han dicho que rescataba la gran novela inglesa... Está bastante bien, por encima de los ultimos McEwan, pero solo alcanza la cintura de Bronte.
      Un abrazo para ti.

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  3. No había leído ninguna reseña de esta novela, la compré hace tiempo pero, de momento, sigue en espera. Lo he sacado alguna ves de la estantería de pendientes, pero quién sabe porqué lo he vuelto a dejar en su sitio. Tu reseña me anima, a ver si acabamos de encontrar el momento Las luminarias y yo.

    Abrazos!!

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  4. Lleva tiempo el acabarla, pero vale la pena. He perdido elementos de juicio al no poder saber a qué hacen alusión los nombres de los capítulos, que pertenecen a la esfera de la astrología o del tarot.
    Ojalá la disfrutes!
    Un abrazo!

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  5. ¡No pinta mal para mí! Lo apunto.:-)

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  6. Recuerda que le sobran unas cuantas páginas... Espero que lo disfrutes!
    Saludos!

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