jueves, 26 de mayo de 2016

Desencanto americano. Cold Spring Harbor, Richard Yates


RBA, 2009

          Llegué a él por casualidad. Pocos días antes de encontrarlo, habíamos sostenido con Offuscatio un intercambio acerca del mismo y de Yates. Tenía que retirar otro título en un barrio algo lejano y el vendedor se disculpó porque no sabía qué había pasado… pero no lo hallaba por ningún lugar. Convinimos en que me lo alcanzara a mi domicilio cuando apareciera -lo que ocurrió al día siguiente-. Me estaba yendo con las manos vacías rumbo a la parada de bus y, al pasar por una librería de usados que estaba en mi trayectoria, tuvo la bondad de mostrarse.

            Evan Shepard es un apuesto jovenzuelo gamberro, con delitos de poca monta en su haber y actitudes de matón con los débiles, hasta que esa vida ociosa y sin objetivos se transforma al descubrir su pasión por los automóviles. Con su padre Charles, un capitán del ejército retirado del servicio, y su madre Grace, una mujer enferma de los nervios, la familia decide volver al hogar familiar en Long Island y se establece en las cercanías de Cold Spring Harbor.

            Ambientada en ese paraje hacia 1935, el autor desarrolla con sutileza una trama que tiene a Evan por protagonista. Sus tempranos días con Mary Donovan, el embarazo y nacimiento de su hijo y su divorcio posterior, parecen haber quedado bastante atrás cuando un desperfecto mecánico en viaje a una cita de Charles en una clínica oftalmológica les presenta a Gloria Drake y sus hijos, siendo Rachel la mayor, de quien Evan queda prendado e intenta rehacer su vida junto a ella.

       Yates nos muestra una familia de clase media muy lejos del tan promocionado american way of life, con una serie de fracasos a cuestas. Un padre que nunca pudo hacer carrera en la milicia porque no destacaba; una esposa cansada de cambiar de destino y de vivir encerrada en barrios de oficiales y un hijo tarambana, voluble y superficial componen un triángulo al que se asocian una mujer separada, de la que no se sabe cómo obtiene ingresos –y que intenta sustituir a Grace en su rol de pareja de Charles-, un pequeño que estudia en un instituto secundario privado –ausente la mayoría del año- y una teen ager a la que el matrimonio le otorga una vía de escape del medio que la rodea -a la vez que una licencia para tener sexo legalmente-.

         Lo verdaderamente destacable de la novela es la sensación de frustración que sobrevuela sus páginas. Cada personaje no vive como quiere sino como puede –en plena contradicción con el exitismo norteamericano de posguerra-. Todos los intentos por cambiar y tomar el timón de sus propias vidas acaban en la nada. Es ese desencanto, la imposibilidad de modificar el camino elegido tras una serie de malas decisiones, lo que captura Yates en esta obra. Es que el éxito no es para todos.

            En lenguaje coloquial y ameno, el texto resulta fluido y se lee rápidamente, dejando cierto sabor amargo hacia el final, donde pequeñas revelaciones provocan un golpe de efecto. Un libro para acercarse al universo del autor. 

16 comentarios:

  1. Muy deprimente. Me lo apunto para cuando quiera deprimirme más, jaja.
    saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que es la tónica del autor; mostrar el lado B del exitismo yanqui. Con tanto éxito alrededor, no dudo que lo leerás en breve, ja, ja.
      Un beso, Agnieszka.

      Eliminar
  2. La frustración en una sociedad que ya impone un modelo de vida basado en el éxito es un tema muy actual. La soledad y la presión para buscar el éxito y la culpabilidad al no conseguirlo, pueden desencadenar secuelas depresivas, ansiedad y desesperanza como ocurre hoy.

    Un autor que no he leído.

    Gracias por acercarlo a mi horizonte lector, quizás algún día...

    ¡¡Un fuerte abrazo y te deseo ya un buen fin de semana!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que muchas sociedades comparten hoy esta modalidad. En particular, pienso en los japoneses, con su tasa de suicidios tan alta y un nivel de vida envidiable -para los que gozan de empleo, claro-.
      Espero que en algún momento le brindes una oportunidad.
      Un beso y buen 'finde' para ti, U-to!

      Eliminar
  3. "Cada personaje no vive como quiere sino como puede", la vida misma.
    De este autor leí Revolucionary road , qué pesados eran aquellos personajes todo el día discutiendo con la misma intensidad tanto si era por cosas importantes como por chorradas. Y qué pesada la forma de contarlo con esa sensación de que no van a ninguna parte.
    Este pinta distinto porque aunque tienen razas de ser bastante boludos también, por lo menos hay más variedad. Cómo no iba a haber una adolescente a lo American Beauty, faltaría más.
    Beso para vos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estuve tentado, confieso, de titularlo 'Gente como uno', pero no resumiría la percepción de su contenido.
      Hay un poco de condimento bien yanqui, pero la sensación de fracaso y mediocridad americana predomina. Además, fluye bien.
      Si lo ves por allí, ya sabes, Norah.
      Un abrazote, Maja.

      Eliminar
  4. Si no tuviese tantos pendientes, no me importaría leerlo. Pero ahora mismo, creo que lo dejaré pasar.
    Excelente reseña.
    ¡Nos leemos! :-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aquí hay un millar esperando, Abra. Y la lista se sigue extendiendo. Todo tiene su tiempo.
      Gracias por brindarme aliento y por darte una vuelta.
      Un abrazo.

      Eliminar
  5. Hola Marcelo. Me parece muy interesante tu reseña. Me gusta leer a los autores norteamericanos que muestran ese lado B del exitismo, como tú le llamas. Desde Saul Bellow, Alice Munro (canadiense ella, pero norteamericana al fin), Tobías Wolff, los relatos de Carver, los de William Goyen -un descubrimiento reciente y deslumbrante, recién editados en Arg por La Compañia de los libros-. Le podría sumar a Chimamanda Adichie, y su enorme "Americanah", una crítica mordaz sin ser despiadada de nuestros "hermanos" del Norte.

    Me has dejado pensando. Me pregunto por qué elijo esa literatura. Me respondo que al lado A ya lo conozco por el cine, y por cómo nuestra sociedad de clase media-alta se esfuerza por mimetizarse con ese modo de vida. La globalización de la banalidad es epidémica.

    Y tal vez el antídoto sea esta literatura, la de los "loosers"- Esa palabra tan usada y tan cargada de una connotación hasta ofensiva, como si perder, ser un perdedor, fuera un acto voluntario.

    Me hiciste pensar Marcelo. No me había percatado así, tan claramente, de que prefiero a estos autores. ¿Será porque rechazo a los "winners" o porque me solidarizo y hasta identifico con los "loosers"? ¿Me une a ellos el amor o el espanto, por parafrasear la tan parafraseada cita de JLB?

    Me dejas pensando. Muchas gracias por eso.
    (Acado de ver, a la derecha, que en tu lista de autores reseñados tienes a Goyen. Voy a pasar por allí.)
    Saludos, y de nuevo gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, José. Antes que nada, gracias por tu extenso y emotivo comentario. He leído a Goyen en ambos libros editados por La Compañía -el otro, anterior, fue reseñado para otro espacio ya inexistente (quizás rescate mis notas para ofrecerlas al público lector como Versión Original).
      El rol de perdedor es endilgado por aquellos que han conseguido lo que se han propuesto, hacia quienes no han tenido la suficiente cuota de suerte para compartir su gloria; no te confundas. Como si alguien tuviera que perder y alguien que ganar. En este sentido, te sugiero la película 'Sideways' o 'Entre copas' como se conoció aquí.
      No dudo que nos une la empatía hacia esos 'loosers' que señalas. Están más cerca de nosotros mismos; incluso, te diría que alguna vez fui parte de ellos -y no se si tengo ganas de abandonar el grupo; que conste-.
      Hay un libro de Álvaro Gutiérrez Zaldivar, que he leído hace mucho, y alude al tema que tratas; se llama 'La suerte del perdedor' y lo editaron Alfaguara, primero, y Nuevo Hacer, después. Por si te interesa...
      Un gran abrazo, José!

      Eliminar
  6. Te agradezco las sugerencias. Un abrazo, Marcelo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por nada; tú me has hecho recordar las letras de Goyen.
      Otro abrazo.

      Eliminar
  7. No conocia a este autor, que tendré que tener en cuenta

    Gracias por la reseña

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo tampoco, Ildefonso. Se lo debemos a la buena de Marisa -Offuscatio-.
      Otro abrazo.

      Eliminar
  8. Hola Marcelo, perdona el retraso.
    Has dado en el clavo en lo que transmite Yates y, lo curioso, es que esa sensación de frustración (por decirlo de alguna manera) está presente en todos los demás libros que he leído del autor. También describe muy bien el fracaso de algunas relaciones de pareja. Como te dije en su momento, creo que Revolutionary Road es superior. Sin embargo, te puedo asegurar que tampoco te alegrará los días.
    Besos,

    Marisa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por la recomendación, Marisa. Realmente, Yates ha sido un descubrimiento. Un autor que no intenta mostrar el exitismo de EEUU sino, por el contrario, exhibir la falacia de ese éxito, que no es para todos.
      Un beso grande!

      Eliminar