sábado, 30 de julio de 2016

Chiquilladas. Primera memoria, Ana María Matute


RBA, 1994

        Era parte de una colección de cien títulos aparecida semanalmente en 1994 que repasaba la narrativa contemporánea, junto a otra de igual extensión que cubría obras que habían sido llevadas a la pantalla grande. Ambas series se presentaban en cartoné por un precio casi irrisorio, por lo que no dudé en hacerme de ellas a lo largo de dos años, aún a sabiendas de que corrían el riesgo de convertirse más en un elemento decorativo dentro de una biblioteca ya atestada que en una propuesta tentadora de lectura. Leí muy pocos de los libros incluidos, y éste en particular, por sugerencia de blogueros compinches.

            Estamos a principios de la contienda civil que bañó de sangre a España. Es la historia de Matia y Borja, dos primos que pasan sus días en una isla, donde vive su abuela materna quien los tiene a su cuidado. Matia, de doce años, es algo menor que Borja; su madre ha muerto cuatro años atrás y su padre ha desaparecido –supuestamente, ha ido a pelear en el bando republicano-. La madre de Borja acompaña el cuadro de situación, esperando el regreso de su marido, un coronel del franquismo.

            Toda la novela intercala las ensoñaciones, juegos y aventuras de un puñado de púberes locales –también divididos en bandos- con la otra realidad, que se atisba por detrás. El maltrato dispensado a aquellos que se identifican con la República por parte de una sociedad conservadora que aún desea ostentar los beneficios que otorga la propiedad; el desprecio por la comunidad judía, enfrentada a una mayoría católica práctica y ultramontana; las rencillas de familia cuyo origen han sido desavenencias debido a la falta de decoro y puridad, todo se mezcla junto a las chiquilladas propias de un grupo de amigos que se encuentran pasando de la vida infantil a la adultez.

            En este sentido, es una novela de iniciación, aunque muy salpicada por los fenómenos cruentos que están conmoviendo los cimientos de la sociedad española. Si bien todo se lleva a cabo en un entorno aislado, alejado del frente de lucha, los niños no están ajenos a los comentarios y a las acciones locales acometidas en pseudo actos de justicia –que no lo son; sólo revanchismo y maldad-. Por otro lado, la obra destila una tristeza proverbial pues al mundo de la fantasía infantil le sigue el descubrimiento de la hipocresía, el disfraz, la mentira que cada adulto ejerce para sobrevivir en medio de la guerra, o bien para resguardar sus posesiones y mantener el statu quo.

          En estilo ameno y coloquial, Matute compone un relato cargado de emoción y lirismo. Es que esos chicos que juegan con sus propias reglas y que esperan el regreso a la vida escolar que ha sido abandonada al iniciarse los enfrentamientos, desnudan la realidad de dos visiones diferentes en la que se halla dividida la misma sociedad. En ese aspecto, la protagonista y narradora, con su mirada retrospectiva de adulta, nos participa de ese desencanto que implica abandonar los sueños juveniles para incorporarse a una vida adulta que se ve plagada de miseria y desazón. Un excelente libro que combina alegres recuerdos, algo de nostalgia y plena desilusión.

lunes, 25 de julio de 2016

Versión Original 14. Ciencias morales, Martín Kohan


Anagrama, 2007

            Con motivo de sendas apariciones de un libro de relatos en 2015 y de un nuevo trabajo de ficción durante el presente, Kohan se ha vuelto una figura muy presente y reconocida en el mundillo literario local. Por ello, me pareció oportuno rescatar del arcón de los recuerdos mis impresiones sobre una obra que le brindó trascendencia a nivel internacional y catapultó sus letras al estrellato.


        Fue un amigo quien me lo recomendó en primera instancia, ni bien se publicó, a sabiendas de mi pasión por la docencia, carrera por la que he ofrendado, entre otras, garganta, parejas y amigos. Pero fue una amiga especial la que lo sacó del letargo, en medio de ese tótem siempre sediento de más libros, al hacerme partícipe de sus impresiones sobre un film, aun hoy en cartelera, basado en esta novela. Si a esto le sumamos que el libro recibió el Premio Herralde de Novela ese año, supuse que había suficientes motivos para encarar su lectura.

            Es la historia de una insulsa pero obsesiva preceptora del Colegio Nacional de Buenos Aires, a cargo de un curso de tercer año, que decide investigar la posible violación a la norma de la prohibición de fumar por parte del alumnado masculino, escondiéndose dentro del baño correspondiente entre los recreos. Con anuencia del jefe de preceptores respecto de la investigación, la novela narra las vicisitudes y riesgos tomados por la protagonista para llevar a cabo semejante pesquisa, y lo que deparan los hechos posteriores.

         Ambientada en el año 1982, en el período que transcurre entre el aniversario del Proceso de Reorganización Nacional y la rendición argentina en la Guerra de Malvinas, Kohan nos muestra a una joven anodina y sin inquietudes, con una madre enferma y un hermano distante -que ha sido reclutado-, cuya vida toda gira en torno a su desempeño en la institución. Lo notable del libro es cómo Kohan se vale de los tics propios de ese tiempo para dar credibilidad narrativa a la trama: la necesidad de “disciplina”, la confección de “listas” de alumnos (que habrán de “desaparecer”), la impunidad que otorga el poder omnímodo, son elementos del trasfondo que el autor utiliza en pos de este objetivo.

            Pero también hay una excelente construcción de los aspectos psicológicos de los personajes principales. La necesidad de ser valorado y sobresalir, en contraluz al ejercicio del poder, la impunidad y la violencia, realzan la fuerza con que ambos roles interactúan entre sí. Sin contar con numerosas páginas, Kohan nos acerca un texto que abreva en nuestra trágica historia reciente, como un documento más destinado a refrescar una siempre lábil memoria. Un libro interesante y testimonial de una época dolorosa.

             Un párrafo aparte merece la película “La mirada invisible”. Está basada en la novela y filmada casi enteramente en el claustro que le da vida, lo que aporta realismo, pero el guión no sigue el texto al pie de la letra; cambia personajes e incluye escenas que no figuran en el libro, como también transforma en un sórdido y alevoso ultraje, lo que en la narración sólo es una silente vejación, a más del violento desenlace visual en lugar del burocrático final escrito. Lo que no pude explicarme es la necesidad del director de incluir entre los títulos finales el discurso/ arenga de Leopoldo Galtieri comunicando la inminencia de las acciones bélicas, que nada le aporta a la trama del film. La gente que salía conmigo del cine, tenía comentarios peyorativos, en particular, hacia la realización y en general, hacia el cine nacional. Una pena.

miércoles, 20 de julio de 2016

El precio del amor. Rabia, Sergio Bizzio


Interzona, 2012

          Lo compré por sugerencia de otro apasionado lector el mismo día que Andrés Neuman presentaba uno de sus libros –y me declaraba lector nómade- en una conspicua librería local, en noviembre de 2013. A poco de que la casa editora relanzara esta obra en una cuidada edición en cartoné, me pareció oportuno encarar su lectura.

            José María es un obrero de la construcción que un día conoce a Rosa, una joven veinteañera que se desempeña como sirvienta de una familia opulenta, haciendo compras en un supermercado. Con sus cuarenta años a cuestas, queda prendado de ella y decide cortejarla. Nacido el amor, ambos se entregan recíprocamente a la pasión que los une. La naturaleza violenta de José María lo lleva a asesinar a su capataz, y no encuentra otro escondite mejor para ocultarse que los altos deshabitados de la mansión donde sirve Rosa, sin que ella lo sepa.

            Así, José María hará lo imposible para mantener su ocultamiento, a la vez que, al no poder presentarse abiertamente frente a Rosa, tendrá que luchar contra el olvido que impone su paradero clandestino y la aparición de otros competidores amorosos. A partir de allí, todo lo que lleve a cabo será el precio que deberá pagar por su amor.

            Es una novela que hace hincapié en el clasismo, donde los protagonistas son víctimas de atropellos de toda índole –abusos laborales, violación, sumisión-, bajo un fondo de tibieza social que permite estos vituperios con su indiferencia.

            El libro no es una denuncia social in strictu senso pero sí podría decirse que Bizzio se encarga de exhibir el costado más tenebroso de aquello que resulta –con matices, y desgraciadamente- socialmente aceptado.

             Con un estilo fluido y diálogos coloquiales, Bizzio estructura una ficción de amor de clase, donde desnuda las pocas oportunidades que la sociedad metropolitana brinda a los que menos tienen, en contraposición a los beneficios que presta a una burguesía corrupta y ahíta. Sin escenas morbosas, ni apelando a golpes bajos, el autor construye un relato de fidelidad en medio de la sordidez y la desidia del entorno. Libro muy interesante y actual.

viernes, 15 de julio de 2016

Poética de la resistencia. Trilce, César Vallejo


Dunken, 2011

           Me llegaron comentarios acerca de este poemario hace más de una década. Quienes lo debatían, indicaban lo abstruso de las interpretaciones posibles y ponían énfasis en la caótica disposición de sus temas. Parecía que el universo estaba contenido en su interior, lo que picó mi curiosidad. Pero no había versión disponible en el mercado, por lo que hubo que esperar por él. Y por quien escribe, para que alcanzara la madurez lectora para encararlo.

            Este breve pero interesante libro está compuesto de setenta y siete poemas escritos por Vallejo hacia 1920. Aborda un innúmero de temas inconexos, como la situación de los pobres, la realidad de los reclusos en la cárcel –donde él pasó una temporada-, la evocación de una infancia feliz junto a su madre, la soledad y el dolor que supone toda pérdida, etc. En ese sentido, sus páginas se reparten entre amores, nostalgia y cierto tono de reproche a la vida por brindarnos sólo angustia y desesperanza.

            Yendo a lo estrictamente literario, sin duda Vallejo ha querido romper con el molde de lo que hasta ese momento sugería el canon estético tradicional. Para ello se ha valido de una deliberada búsqueda y ejecución de la incorrección gramatical, a través de errores ortográficos, saltos de líneas, letras mayúsculas intercaladas entre las minúsculas, voces interrumpidas. Por otra parte, al no seguir un derrotero ordenado, con poemas despojados de métrica y con evocaciones que recurren aquí y allá, Vallejo pareciera elaborar una poética de la resistencia: resistencia a los estereotipos vigentes; resistencia al trasiego racional de la existencia –y, por elevación, al positivismo imperante en la época-, pues el azar y lo incidental modifican irreversiblemente el devenir del hombre.

             Finalmente, es un texto complicado, algo sombrío, plagado de imágenes y asociaciones que comulgan entre sí para ofrecer una visión singular del acontecer humano. Aquí, un regalo,
                                                             
                                                             Quemadura del segundo,
                                                           en toda la tierna carnecilla del deseo,
                                                           picadura de ají vagoroso,
                                                           a las dos de la tarde inmoral.

                                                             Guante de los bordes borde a borde.
                                                           Olorosa verdad tocada en vivo, al conectar
                                                           la antena del sexo
                                                           con lo que estamos siendo sin saberlo.

                                                             Lavaza de máxima ablución.
                                                           Calderas viajeras
                                                           que se chocan y salpican de fresca sombra
                                                           unánime, el color, la fracción, la dura vida,
                                                                       la dura vida eterna.
                                                           No temamos. La muerte es así

                                                             El sexo sangre de la amada que se queja
                                                           dulzorada, de portar tánto
                                                           por tan punto ridículo.
                                                           Y el circuito
                                                           entre nuestro pobre día y la noche grande,                                          a las dos de la tarde inmoral.

domingo, 10 de julio de 2016

e-book 8. La fuga. Anexo, Nelson Galtero Barchetta


Edición del autor, 2013

        Lo apunté cuando Ana nos hizo conocer su parecer. El autor, atento a nuestros comentarios, se dignó invitarnos a leer su breve obra, por cuanto la ofreció en formatos digitales disponibles a quien así lo deseara. Ante tamaña gentileza, le advertí que mi irrenunciable naturaleza de lector nómade podría posponer su lectura ad infinitum, siendo el suyo uno más del millar de títulos que aquí esperan su oportunidad. No obstante, la brevedad jugaba –y jugaría- a su favor. Un lluvioso sábado de abril pasado, típicamente otoñal en estas latitudes, lo porté en la tablet y decidí recorrer el camino junto al protagonista mientras me trasladaba hacia y desde mi casa materna.

            Esta novela sabe a informe no oficial de quien ha visitado un pueblo con motivo de estudiar la factibilidad de erigir un hotel en las inmediaciones y ha notado ciertas particularidades de sus pobladores. En principio, hay una figura omnipresente, Grossman, director del teatro, que cuenta con el beneplácito de toda la gente. Además, está el Alcalde, quien parece cómplice de Grossman. Pero existen irregularidades: muertos que resucitan –aunque son física y etariamente distintos-; gente que periódicamente cambia de roles; un fiscal que tiene su propia teoría acerca de las muertes –sin investigar-, y un acceso de mano única que permite el ingreso pero hace poco menos que imposible encontrar la salida.

            Con un puñado de escenas desopilantes, Galtero construye un texto con mucho de surrealismo y absurdo por doquier, siendo la sólida coherencia interna y la tensión sostenida hasta el final sus mayores aciertos. El narrador percibe lo que ocurre, pero también él se siente influido por el poder que emana del entorno. El libro completo es una alegoría, una visión fantasmal y funambulesca de la sociedad, donde todos somos actores y lo único que queremos es hallar la salida de esta realidad. Una fuga que nos conduzca hacia otras posibilidades.


La portada del libro que Galtero me hizo llegar

                 Particularmente significativo me parece el siguiente párrafo,

‘Es un pueblo de actores y la mayoría no ha subido a un escenario en su puta vida. Imagínate, aprovechan cualquier ocasión para interpretar un papel. El que sea, les da igual. Son malos, se equivocan, repiten lo mismo diez veces si hace falta, cada vez peor que la anterior. Por eso hay tantas versiones, porque están probando. No les importa la verdad, les importa aparecer, les importa el dinero y les importa que los aplaudan.’

¿qué diferencia, entonces, a un miembro de la farándula y a otro de la política?

               Por momentos mordaz, con buen uso de la ironía y del sarcasmo, Galtero nos adentra en un mundo ficticio que ofrece una mirada tragicómica de la realidad cotidiana desde otra perspectiva. Algo que no ocurre generalmente, pero quizás pudiera ocurrir. Debe ser que la realidad se empecina en superar a la ficción.

         Acompaña a esta edición un epílogo que es en sí mismo un relato. El conjunto, entretenido.

martes, 5 de julio de 2016

Impresionismo literario. El regreso, Joseph Conrad


Funambulista, 2009

            Lo vi en la blogosfera hace un tiempo y lo apunté por no disponer de otro título suyo, tras leer su clásico El corazón de las tinieblas unos años atrás. Lo cierto es que éste se incluye en otra obra suya, Cuentos de inquietud, pero la casa editora lo publicó en una edición en cartoné, tan cuidada y atractiva que no podía menos que llevarlo.

            Alvan Hervey es un londinense cuarentón, casado desde hace cinco años y con una vida acomodada. Cultor de vínculos sociales, se ufana del reconocimiento que le prodigan sus amigos y conocidos. Mas todo ese fulgor espurio se desmorona una noche, al encontrar en su casa una carta donde su mujer le notifica su abandono del hogar conyugal en pos de otra relación. El hecho en sí no se materializará, en definitiva, pues ella se arrepiente antes de consumarlo –de allí el títulos-, pero la confesión de infidelidad suscita todo tipo de sentimientos que pugnan entre sí.

          Esta nouvelle posee dos momentos nítidos. En el primero se narran los sentires y reflexiones de Alvan quien, en ausencia de su cónyuge, desata su furia y el pesar de haber sido estafado. Para ello, Conrad opta por utilizar la técnica del monólogo interior –pues para Alvan la servidumbre no debe enterarse aún de lo ocurrido-. Luego, alterna diálogos con una serie de gestos que tienden a reforzar la comunicación verbal.

            Yendo a la trama, el narrador define la realidad de la pareja en un párrafo memorable,

‘Se entendían mutuamente con cautela, de modo tácito, como un par de conspiradores circunspectos unidos en una conjura que hubiera de reportarles beneficios; eran incapaces de considerar un hecho, un sentimiento, un principio o una creencia salvo a la luz de su propia dignidad, gloria o provecho. Cogidos de la mano, se deslizaban por la superficie de la vida, en una atmósfera pura y gélida, a la manera de dos hábiles patinadores que dibujaran figuras sobre el hielo para admiración de los espectadores, y que ignorasen con desdén la corriente subterránea, la corriente tumultuosa y oscura, la corriente de la vida, profunda e inasequible a las heladas.’

            Alvan parece más pendiente de lo que dirán los demás, que de lo que anida en su interior. Mientras se debate entre qué debe hacer y su autocompasión, el retorno de la mujer infiel –cuyo accionar no ha superado el grado de tentativa- permite contraponer la vida superficial elaborada a partir de convencionalismos sociales, con la pasión que arrasa. Así, cada personaje asume una de estas posturas y el lector oscila entre ellos, pues la empatía inicial con el ofendido da lugar a la posterior comprensión del sentir de su mujer, al no hallar más que motivos vanos y huecos en el primero.

            Destaco la escasez de elementos para construir un relato que mantiene la tensión hasta el final. El uso de frases inconclusas, diálogos entrecortados y vacilantes, unido a la minuciosa descripción del entorno donde toma lugar la historia, y la multitud de registros auditivos y visuales que acompañan a escenas, tan intensas como una pincelada sobre una tela, hacen de esta obra un modelo de impresionismo literario. Conrad ejerce su maestría a la hora de expresar una emoción o una reflexión más con el silencio que con lo dicen sus personajes.

            Fluido y conciso, sorprende que un texto tan cotidiano haya sido escrito hace un siglo. Sin embargo, sigue siendo un fiel exponente de nuestro acontecer. Y de la buena literatura, claro.