lunes, 29 de agosto de 2016

Versión Original 15. De amor y hambre, Julian Maclaren - Ross


Sudamericana, 2005

           Este libro me fue sugerido por ciertos lectores empapados en literatura inglesa. Le di una oportunidad, y hoy día no me arrepiento. Se encuentra dentro de lo más granado del período previo a la IIGM y está tan bien narrado que merece ser leído. Lo que sigue, han sido mis prístinas impresiones sobre él, apenas acabado mediando el 2010.


          Creo que fue la noticia de la edición de una última novela suya, cuyo arácnido título llamó mi atención, la que decidió mi investigación acerca del autor. Cuando encontré que hasta Graham Greene lo admiraba, no pude menos que salir en su búsqueda y hallarlo ya casi al borde del agotamiento de sus existencias.

            Imagínate que un compañero del trabajo, con quien mantienes una relación poco más que superficial, es despedido y, al conseguir otra colocación, te pide un gran favor, dado que se va a ausentar al menos tres meses. ¡Nada menos que le hagas compañía a su esposa!

            Ambientada a fines de los años treinta, cuando el conflicto bélico que llevó a Europa a la Segunda Guerra Mundial estaba aun en ciernes, pero donde la miseria ya se hacía notar en plena decadencia del Imperio Británico, este ficticio triángulo –que no resulta tal- hace las delicias del lector.

            Con su prosa fluida y directa, donde los detalles sólo son un aditamento más del nervio conductor de la narración, la novela se vuelve austera y descarnada. La historia de un periodista – escritor devenido en vendedor de aspiradoras a domicilio, sus relaciones sociales y laborales, su personalidad parca y egoísta se van ganando la atención del lector a medida que las hojas se suceden. Resulta tan dinámico y atrapante, que por momentos resulta difícil abandonar su lectura. Tal es así, que creo haber transitado sus 285 páginas en casi dos días.

            En medio del relato, Maclaren – Ross deja entrever un cabal conocimiento acerca de la vida no sólo de los promotores o vendedores a domicilio, sino también de la sociedad de su época, a la que retrata con cierto rigor no exento de sarcasmos e ironías. Indudablemente, el autor tenía experiencia personal y carnal del gremio que delinea, así como del entorno social en el que éstos se vieron inmersos. Y brinda un condimento adicional: el libro incluye un repaso de films y libros de aquella época.

        La sórdida sociedad inglesa que ve su ingreso en una nueva guerra, sus clichés y estereotipos, la bohemia de no tener un rumbo fijo –sólo deudas contraídas- y las distintas circunstancias que van teniendo lugar, hacen un relato atractivo y divertido, sin golpes bajos ni lugares comunes. Si bien el final puede parecer algo previsible, no amengua su calidad en ningún momento.

            No esperes una maravilla literaria; más bien se asemeja a esos libros que arrancan una sonrisa, cuya trama se transforma en mueca con algo de sorna, pero siempre con estilo.

         Si tienes ganas de leer algo menos riguroso que W. Somerset Maugham –al que se asemeja- y tan creativo como algunos libros de J. Barnes, pasa por la librería y pídelo. Estoy seguro que éste, al menos, no te va a defraudar. Sin lugar a dudas, un feliz hallazgo.

6 comentarios:

  1. No pinta nada mal para mí. Lo anoto.
    Muy buena reseña.
    ¡Nos leemos!☺

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    1. Un buen libro, sin duda.
      Gracias por tu aliento.
      Saludos!

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  2. Pues no te digo que no lo busque, aunque ando con Proust IV por fin. He esperado mucho tiempo y la vuelta al trabajo es una amenaza para dedicarle tiempo.

    Me atrae lo que cuentas de esta novela (su humor especialmente) y sobre todo la época que ya sabes cuanto me gusta. Veremos si puedo llegar a él.

    Un fuerte abrazo!!

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    1. Entiendo tu situación, U-to. Pero si lo puedes encontrar por allí, aseguro que no te defraudará. Tengo del mismo autor una serie de relatos -que están por debajo de esta obra, según los críticos-.
      Sé que te gustará. No lo habría rescatado del olvido si no fuera significativo.
      Recibe un gran abrazo!

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  3. Si te digo la verdad, no me terminó de convencer. Creí que era por llegar demasiado recomendado, pero viendo tus impresiones, me queda la sensación de haber leído lo mismo que tú
    Besos

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    1. Me alegra saber, S., que comparte mis humildes apreciaciones una gran lectora como tú.
      Tal vez, éste sea su libro más representativo. Tengo algún otro trabajo de Maclaren Ross, aunque no tan exitoso.
      Un abrazo.

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