sábado, 3 de septiembre de 2016

e-book 10. Poemas para tiempos oscuros. El guardia, el poeta y el prisionero, Jung-Myung Lee


Grijalbo, 2014

             Fueron varios los lectores amigos que le rindieron honores al título de marras con sendas y emotivas reseñas. Mas fue Ana, la enorme Ana Blasfuemia, quien tuvo la proverbial gentileza de enviármelo en formato digital para que este periférico y nómade lector pudiera despuntar el vicio de la lectura de un libro que, en papel, jamás visitó esta tierra.

            Estamos en la cárcel de Fukuoka, en 1944. Un guardia héroe de guerra, Sugiyama, encargado de la censura postal y literaria –además de infligir vejaciones varias a los reclusos-, aparece brutalmente asesinado en ese lugar de máxima seguridad. Se sospecha de aquellos presos políticos de origen coreano quienes pudieran haberse cansado de los métodos abusivos del preboste; sobre todo de uno de ellos, Yun Dong-Ju, con quien había entablado una cierta relación. Para ello, encargan la investigación a un novato, Watanabe, que se convierte así en el relator de los acontecimientos, una vez rendido el Japón y ya convertido él mismo en prisionero.

            Esta sentida novela es poliédrica. Muchos planos poseen un desarrollo independiente. En primera instancia, resalta su concepción policial. ¿Quién fue el autor del asesinato y por qué?; misterios que Watanabe deberá resolver. Pero en un segundo plano –que considero más apasionante para el lector y más afín a sus gustos- se encuentra la metamorfosis sostenida por el severo carcelero al descubrir el poder de las palabras; esas mismas palabras que él suprime con vehemencia en cada carta o comunicación que sus custodiados intentan vanamente mantener con el mundo exterior, de manera de despojarlos de su identidad. Ellos no son nadie, nada, no merecen pervivir.

          Además, hay un plano no menor que sirve de testimonio de las aberraciones cometidas por el expansionismo japonés respecto de los disidentes coreanos que luchan por su identidad como pueblo. En ella se incluyen los experimentos médicos, el abandono de su condición de seres humanos a través del hambre, el frío y la falta de abrigo y la obligación de renunciar a su idioma para adoptar el japonés.

            Lo más sustancioso se halla alrededor de ese cambio que tiene lugar en un fiero guardián al despertar en él la curiosidad sobre la poesía. Yun Dong-Ju existió realmente y fue un poeta del que solo se pudo reunir en un único volumen una suerte de resumen de su obra. Es el poder de esa obra, esos poemas para tiempos oscuros como los que se vivían, los responsables de la transformación del carcelero y, en gran medida, la justificación que encuentra su sustituto como explicación más plausible a su accionar a partir de ese descubrimiento. Y esa cometa de la portada, elemento significante de la narración, se vuelve emblema del deseo de libertad.

      Rilke, Jammes, Gide, Shakespeare y Dostoievski hacen esporádicas apariciones en estas páginas, así como varios de los poemas de Yun Dong-Ju, junto a una cita que abre el plano músico –literario; nada menos que Die Winterreise, esa colección de lieder de Schubert tan afín al melómano.

Portada del e-book junto a la obra de Schubert, en versión de Dietrich Fischer-Dieskau y Jörg Demus, de 1966.

            Con semejante despliegue, resulta difícil no involucrarse como lector en el relato propuesto por el autor. Rescato tanto la obra de Schubert como las notas de Rilke que esclarecen acerca del sentir de sus personajes.

            En estilo fluido, con diálogos carnosos y un sinnúmero de alusiones a autores y lecturas –puesto que el narrador también comparte el gusto por la poesía y la literatura- todo el libro combina pasión. Pasión por las letras que se convierten en pasión por la vida.

             En suma, un libro entrañable, muy cerca del corazón de todo aquel que ama los libros y la buena literatura. Las opiniones de Mientras Leo, Agnieszka y U-topía pueden leerse con un solo click en sus nombres.

7 comentarios:

  1. Sin duda una novela inolvidable. Me alegro de que la hayas disfrutado. Esperemos que el autor pronto vuelva a deleitarnos con otro libro.
    Un abrazo

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    1. Gracias a ti por la recomendación, Agnieszka. Lo he disfrutado mucho. Ojalá el autor nos depare otro deleite como éste.
      Un beso.

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  2. Hola amiga, soy un seguidor del blog, me gustaría estar en su lista de blogs aqui dejo mi sitio.

    http://www.barberoloco.xyz


    Muchas gracias amiga, un saludo desde Peru.

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  3. Me alegra mucho que hayas podido leerlo gracias a Ana, es una obra interesante y que deja huella como bien dices en tu estupenda reseña que has vinculado, además, con la música.
    Estoy muy de acuerdo con todo lo que dices en la reseña, a mi me impacto mucho el maltrato a los coreanos/as, no sabía que hubiera sido tan humillante y duro.

    Gracias por la mención, querido Marcelo, y un fuerte abrazo (con un calor insoportable).

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  4. Me alegra mucho que hayas podido leerlo gracias a Ana, es una obra interesante y que deja huella como bien dices en tu estupenda reseña que has vinculado, además, con la música.
    Estoy muy de acuerdo con todo lo que dices en la reseña, a mi me impacto mucho el maltrato a los coreanos/as, no sabía que hubiera sido tan humillante y duro.

    Gracias por la mención, querido Marcelo, y un fuerte abrazo (con un calor insoportable).

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    1. Si, U-to, le debo buenos libros a Ana -y otros tanto a ti, Agnieszka, Paco, etc.-
      Yo tampoco sabía acerca de los presos políticos de origen coreano; me he desayunado con el libro. Por lo demás, permite muchas reflexiones sobre las letras, sobre la reclusión, sobre la invasión... bah, sobre la vida.
      Espero que estos vientos que arrecian por Buenos Aires, con las temperaturas más bajas de todo el invierno, y la lluvia que ya lleva más de 48 hs. aporten el refresco necesario al incesante calor de allí.
      Recibe un fuerte abrazo.

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