Periférica, 2013
I.
Novela breve de costo sideral para
lo que ofrece su centenar de páginas; creo que en eso estamos todos los
lectores de acuerdo. Pero el tema merecía atención. No sólo por su escasa
extensión, sino porque aborda imaginativamente el día después de la caída del
nazismo, acercando el –supuesto- pensamiento de uno de sus jefes más
importantes y no tan conocidos.
II.
Kain se mete en la piel de Enrst
Kaltenbrunner, jefe de la Oficina
Central de Seguridad del Reich alemán -que incluye a la omnipresente Gestapo-,
en el momento en que éste decide abandonar su lugar ante la eventual derrota y
esconderse durante un tiempo en las Montañas Muertas del sur bávaro, a pocos
kilómetros de la frontera con Austria, su lugar natal.
III.
Mano derecha de Himmler, sabe que
será perseguido y juzgado. No obstante, mientras esto ocurre, el Kaltenbrunner
ficticio de Kain se pregunta acerca de los hechos que han de venir, como una
posibilidad de reinserción -cuando todo
pase- de sí mismo y del rol que podría caberle en la reconstrucción tanto
de Alemania como de Austria. Dejando atrás los crímenes cometidos, a los que su
memoria se vuelve reacia y prefiere olvidar –como todo jerarca nazi-, sólo se
plantea cómo deberá encarar su vida cuando tenga posibilidad de volver,
mientras se dirige a un refugio de alta montaña donde deberá pasar sus días en
completo aislamiento.
IV.
Utilizando en gran medida el recurso
del monólogo interior, que se aúna al flujo de consciencia como narración
indirecta libre, el lector lentamente va conociendo una serie de observaciones
que tendrían lugar en un futuro y pocas acerca del pasado inmediato. Asistimos,
así, a lo que piensa un burgués altanero, con estudios superiores –es abogado-,
incapaz de solidarizarse con clases más bajas –a las que desprecia- y prototipo
él mismo de un oficial nazi. Lamentablemente para él, su captura y posterior
ejecución no le brindarían la ocasión de plasmar sus devaneos.
V.
Con una prosa precisa y cruda, tan
carente de lirismo como efectiva, Kain –por lo demás, un autor prácticamente
desconocido hasta en su propia patria, por haber adherido al comunismo- combina
el simbolismo de los cambios que apareja la primavera con los tiempos
políticos; la descripción de la severidad y austeridad del entorno geográfico
con la vida que ha de llevar Kaltenbrunnen en esos días y algunos hechos del
pasado que justificarán su ejecución en Núremberg. Algo escueto pero
interesante sobre la inmediata posguerra y la captura de los criminales nazis.
Se acompaña de un post - facio explicativo, a cargo de Sigurd Paul Scheichl.