jueves, 27 de abril de 2017

Tras la caída. El camino al lago Desierto, Franz Kain


Periférica, 2013

I.

          Novela breve de costo sideral para lo que ofrece su centenar de páginas; creo que en eso estamos todos los lectores de acuerdo. Pero el tema merecía atención. No sólo por su escasa extensión, sino porque aborda imaginativamente el día después de la caída del nazismo, acercando el –supuesto- pensamiento de uno de sus jefes más importantes y no tan conocidos.

II.

            Kain se mete en la piel de Enrst Kaltenbrunner,  jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich alemán -que incluye a la omnipresente Gestapo-, en el momento en que éste decide abandonar su lugar ante la eventual derrota y esconderse durante un tiempo en las Montañas Muertas del sur bávaro, a pocos kilómetros de la frontera con Austria, su lugar natal.

III.

         Mano derecha de Himmler, sabe que será perseguido y juzgado. No obstante, mientras esto ocurre, el Kaltenbrunner ficticio de Kain se pregunta acerca de los hechos que han de venir, como una posibilidad de reinserción -cuando todo pase- de sí mismo y del rol que podría caberle en la reconstrucción tanto de Alemania como de Austria. Dejando atrás los crímenes cometidos, a los que su memoria se vuelve reacia y prefiere olvidar –como todo jerarca nazi-, sólo se plantea cómo deberá encarar su vida cuando tenga posibilidad de volver, mientras se dirige a un refugio de alta montaña donde deberá pasar sus días en completo aislamiento.

IV.

            Utilizando en gran medida el recurso del monólogo interior, que se aúna al flujo de consciencia como narración indirecta libre, el lector lentamente va conociendo una serie de observaciones que tendrían lugar en un futuro y pocas acerca del pasado inmediato. Asistimos, así, a lo que piensa un burgués altanero, con estudios superiores –es abogado-, incapaz de solidarizarse con clases más bajas –a las que desprecia- y prototipo él mismo de un oficial nazi. Lamentablemente para él, su captura y posterior ejecución no le brindarían la ocasión de plasmar sus devaneos.

V.

          Con una prosa precisa y cruda, tan carente de lirismo como efectiva, Kain –por lo demás, un autor prácticamente desconocido hasta en su propia patria, por haber adherido al comunismo- combina el simbolismo de los cambios que apareja la primavera con los tiempos políticos; la descripción de la severidad y austeridad del entorno geográfico con la vida que ha de llevar Kaltenbrunnen en esos días y algunos hechos del pasado que justificarán su ejecución en Núremberg. Algo escueto pero interesante sobre la inmediata posguerra y la captura de los criminales nazis. Se acompaña de un post - facio explicativo, a cargo de Sigurd Paul Scheichl.

sábado, 22 de abril de 2017

Picaresca revolucionaria. Las doce sillas, Ilf & Petrov


El Acantilado, 1999

I.

            Parece ser que los tiempos de la Nueva Política Económica (NEP), entre 1921 y 1928 en la Rusia presoviética, permitieron cierto capitalismo privado que fomentó una clase de intermediarios conocidos como nepmen, quienes compraban granos a los productores agrarios y los vendían a precios elevados haciendo pingües ganancias. En esta época los autores, periodistas nacidos en Odesa y llegados a Moscú, decidieron reflejar la situación social que el cambio generó mediante una colaboración conjunta que, reunida en forma de novela, compone el título de marras.

II.

            El anodino empleado estatal Ippolit Matvéevich Vorobiáninov recibe por boca de su suegra, ya en el lecho de muerte, la noticia de que todas sus joyas fueron salvadas de la requisa efectuada a la nobleza por parte de la Revolución, escondiéndolas dentro de una de las sillas, de las doce que componían el juego de comedor, que finalmente le confiscaron. El valor de las mismas ronda los ciento cincuenta mil rublos. Pero el yerno no las tiene todas consigo. Primero, porque no conoce el paradero de las mismas. Segundo, porque no es el único en saber el secreto: el padre confesor de la moribunda está al tanto. Entre ellos se desata una competencia feroz.

III.

            Afortunadamente para Ippolit, a poco de andar aparece en escena un joven bribón llamado Ostap Bénder, verdadero protagonista de la novela, que se aviene a ubicar y desentrañar el tesoro con tal de compartir el botín. Las peripecias que viven Vorobiáninov y Bénder a lo largo de la historia no sólo son graciosas sino que dejan en evidencia la estulticia de burócratas, miembros del clero, comerciantes y viejos aristócratas cuando el timador, dotado de un ingenio sin fin, se vale de toda una gama de recursos en pos de alcanzar la silla que los hará ricos.

IV.

            Con un texto fluido y coherente, estilo coloquial, diálogos bien provocados y elementos tomados de la picaresca, los autores desarrollan un argumento que resulta divertido, mantiene la tensión hasta el final sin eludir la mirada satírica y descreída acerca de los cambios suscitados en la estructura de la sociedad tras la Guerra Civil. Es que ese resabio del campesinado rico (kulaks) de la época zarista no ha sido derrotado definitivamente y la colectivización de la tierra tampoco ha llegado aún, lo que da lugar a una contradicción socioeconómica importante.

V.

          Además, el libro cuenta con una nota preliminar mínima a cargo de la traductora, que esclarece la época en que fue escrito y el frío recibimiento que la crítica ortodoxa soviética le dio en 1928. Es que el personaje principal, asocial y antisoviético, no podía nunca ser del agrado del poder. En suma, un libro entretenido, que bien puede acompañar unas buenas vacaciones.

lunes, 17 de abril de 2017

Pelibro 9. La espuma de los días

             Fue la casualidad la que me llevó a armar este Pelibro. Buscando una copia de otro film en la góndola de una tienda, di con él y recordé que tenía la novela de Vian. Posteriormente, una recomendación de ésta por parte de la conductora de un programa local de TV que habla sobre libros, acercó su momento de lectura.

Libro


Boris Vian (Alianza, 2010)

              La novela narra la historia de dos parejas de jóvenes amigos -Colin y Chloé, Chick y Alise- a medida que van dejando atrás la adolescencia y la despreocupación y se topan con la dureza de la vida a la vuelta de la esquina. Colin, un joven apuesto y con fortuna, se enamora de la bella Chloé durante una fiesta y en un breve tiempo deciden casarse. Chick, amigo de Colin y de escasos recursos, estira el momento de hacer lo propio con Alise, por el prejuicio de que sus padres no aprobarán el matrimonio debido a su falta de dinero, aún con un título de ingeniero en su poder.

                 El libro de Vian abunda en guiños al lector –v.g., Chick es un obsesivo fan del escritor Jean-Sol Partre- y en elementos de carácter onírico y surrealista –como que un ratón que acompaña a Colin interpreta a éste moviendo la cabeza-. A medida que el lector se adentra en el texto, estos elementos se hacen mucho más presentes, logrando desdibujar un poco el relato pero brindándole golpes de efecto realmente ingeniosos –Chloé se enferma de un nenúfar en su pulmón; la casa donde viven comienza a achicarse al reducirse los recursos, etc.-, sin perder equilibrio narrativo.

               Fluido y llevadero, el texto comienza como una historia de amor y, con el paso del tiempo –y de las páginas-, ese amor transita el dolor, el desánimo, la frustración. Todo aquello de lo que se nutría se va desvaneciendo hasta deshacerse en el olvido. Eso sí, la prodigiosa imaginación de Vian combina cierta dosis de realismo mágico con los sueños y esperanzas de sus personajes principales, que resultan una metáfora sobre la pérdida de la inocencia, de ese paraíso de romance e idilio perfectos, propios de la juventud, dando paso a un mundo que aparece como hostil y displicente, que encarna la vida adulta.

              Con una prosa directa, escenas que alternan humor y desencanto por igual, con sardónicos personajes secundarios que apuntalan el relato –como el gracioso doctor Tragamangos, que no sabe nada de medicina pero cobra un dineral la consulta- y una evolución adecuada de la trama, el libro bien puede leerse en una tarde, dejando como poso un sabor agridulce hacia el final, donde todo se resuelve en un par de hojas. Algo exótico e interesante.


Film


Michel Gondry (Brio Films & Studiocanal, 2013)

           El film se apega bastante bien al argumento original de Vian presentado en la novela. A mi parecer, la versión cinematográfica contiene dos aciertos y dos errores.

        Entre los aciertos se cuentan las actuaciones de sus roles protagónicos. A cargo de Romain Duris y Audrey Tautou, acompañados por un reparto en el que destaca Omar Sy – el asistente de ‘Inseparables’- son sólidas y convincentes; nada se les puede reprochar. Además, la puesta en escena es soberanamente imaginativa y capta la esencia de la atmósfera que el autor quiso transmitir a sus lectores.

            Pero esa misma imaginación febril del director, que expone toda una gama de efectos y posibilidades -que dividen su existencia entre la naturaleza onírica, la fantasía ilusoria y el más típico surrealismo-, atenta contra el relato en sí, de manera que el espectador no sabe bien si atender a la coherencia narrativa de los sucesos o perderse en las múltiples variantes que Gondry ofrece a la hora de dispersarse. En ese sentido, el director deja poco margen a la elaboración personal de las escenas, que muy bien demarca Vian con el fin de que el lector participe, construyendo el resto de la historia que él no escribe.

          Por otro lado, el puntilloso detalle que Gondry sostiene a lo largo de la historia se vuelve, por momentos, tedioso y sin relieve, toda vez que no aporta más que el comentario de ‘qué ingenioso y original’, sin ningún otro trasfondo.

            Con ello, la película resulta ocurrente y abundosa en escenas fantasiosas –con base real en el texto de la novela-, pero recorre un camino mucho más sugestivo y autónomo, ausente en aquella. Para el público habituado a un film donde el argumento se sostiene a lo largo de él, éste le parecerá algo deletéreo y liviano, con tendencia a lo anodino y efímero. En cambio, para los más artísticos, seguro les deparará excelencia de imágenes y simbolismos. Como en todas las áreas de esta vida, cuestión de gustos.

Testimonio del noveno Pelibro

miércoles, 12 de abril de 2017

Literatura disidente. La Reserva Nacional Pushkin, Sergéi Dovlátov


Añosluz Editora, 2016

I.

          Fue una breve reseña sobre este libro aparecida en un suplemento dominical el pasado febrero la que despertó mi curiosidad. Estaba (está) editado bajo un sello local que se lanza al ruedo. El apellido del autor me resonaba, por lo que investigué en la Red y di con un disidente ruso que emigró a E.E.U.U. en 1978. Para más, es la primera versión en español, traducida por la recientemente desaparecida Irina Bogdaschevski. No podía estar ausente en mi Año Ruso.

II.

            La breve novela que da origen al título de marras incluye dos planos bien definidos. El primero, narra la historia de Boris -alter ego del autor-, un adicto a la bebida con intención de recuperarse. Cuenta con algo más de treinta años y está separado de Tatiana y Masha, su esposa e hija, respectivamente. Ha dejado el hogar conyugal para emplearse temporalmente en la vieja casona del poeta que oficia de museo cerca de Pskov. Considerándose él mismo un escritor -aunque bastante frustrado-, desarrolla la tarea de guía de turismo mientras recuerda los motivos de su separación, confiesa su lábil decisión de recomponer su familia y medita sobre la resolución de su esposa, quien decide abandonar Leningrado para instalarse en E.E.U.U.

III.

            El otro plano lo conforma el estilo literario, evidente en la descripción del entorno y de la sociedad que habita esa reserva nacional. Ambientado hacia fines de los ’70 del siglo pasado, el texto contiene una galería de arquetipos propios de la época, con sus intereses personales, sus limitadas aspiraciones y sus miserias cotidianas. Con un lenguaje chispeante y directo no exento de ironías y sarcasmos; personajes bien delineados y diálogos jugosos, Dovlátov nos conduce hacia reflexiones sobre la vida personal y familiar, la necesidad de trascender la mediocridad que rodea a una sociedad gris y aburrida y la literatura como ejercicio de la disidencia política.

IV.

            Acompañan la edición un prólogo a cargo de Laura Estrín, especialista en literatura rusa, y dos relatos breves. En Ariel se trata el tema de la marginalidad y el aislamiento. La uva es una denuncia descarnada del robo que la población comete sobre el omnipresente Estado soviético toda vez que puede.

V.

            El estilo, frontal y sucinto, incluye contrapuntos mordaces que resultan divertidos y hacen que la lectura fluya rápidamente. El único reparo es que la traducción abunda en modismos propios de nuestro hablar diario, con el consabido uso del vos en lugar de y el cambio en la acentuación de las palabras. Con ello, parece una edición destinada al consumo local que, estimo, puede limitar su extensión al resto de los lectores hispanohablantes, si no están habituados. Por lo demás, un auspicioso debut en castellano de autor y editorial.

viernes, 7 de abril de 2017

Cometa celeste. Lluvia de verano, Ahmet Hamdi Tanpinar


Sexto Piso, 2016

I.

            Orhan Pamuk me condujo a Tanpinar al definirlo como un maestro, alguien en quien reconoce su sutil influencia en las letras propias tanto como en las turcas del siglo XX. No suelen aparecer en español obras de este origen y esa cualidad, unida a su brevedad, me pareció más que oportuna para balancear mi Año Ruso.

II.

            Sabri intenta escribir una novela ambientada en el siglo XVII mientras su esposa y sus hijos pasan unas vacaciones veraniegas en la finca de su suegro. Una tarde, al regresar a su casa bajo una copiosa lluvia, se encuentra con una bonita joven en su jardín. Ella parece conocer bien el lugar, pues su historia personal guarda relación directa con él. Cautivado por su belleza y cierto misterio en su entorno, Sabri se ve envuelto en algo nuevo, una relación que le provoca felicidad pero que lo desliza conscientemente hacia la infidelidad.

III.

            La novela está construida en base a un par de escenas, un paseo por el Bósforo, una charla sostenida dentro de la vivienda de Sabri y una narración detallada del porqué de esa visita, donde otrora ha habido una mansión –de las que hermoseaban Estambul- que se incendió, siendo su narradora muy pequeña. ¿Cómo influyen la crianza y los miedos infantiles en la historia de los que se vuelven adultos?

IV.

        Con escasos elementos, una pareja protagonista y una prosa exquisita, Tanpinar construye una nouvelle de caracteres intimistas, plena de gestos y silencios tan ricos como sus diálogos. Es que la aparición fugaz de la joven –de quien no se conoce su nombre- provoca asombro y perplejidad en Sabri, como quien fuera testigo involuntario del paso de un cometa celeste poco antes de desaparecer para siempre. Y esa fugacidad conlleva un replanteo de la propia existencia.

V.

          Bajo un estilo coloquial y ameno, de buen ritmo narrativo y cierta tensión que crece hacia el final, Tanpinar nos cuestiona acerca de cuán firmes son nuestras convicciones sobre el propio rol familiar y cómo todo puede desmoronarse en un instante, si no somos capaces de valorar en forma precisa aquello que supuestamente amamos, aunque la costumbre de tenerlo cerca disminuya su importancia. Una buena opción para iniciarse en las letras de este autor.

domingo, 2 de abril de 2017

La utopía comunista. Chevengur, Andréi Platónov


Cátedra, 2009

I.

            Rusia a principios de los años 20 del siglo pasado. Lenin ya está en el poder pero aún restan coletazos de la Guerra Civil entre los Ejércitos Blanco y Rojo. Tiempos de la Nueva Política Económica y la construcción del socialismo. Años de grandes sequías que desatan consecuentes hambrunas entre los más desprotegidos. En ese medio, surgen dos personajes destinados a plasmar el comunismo, dotados del corazón propicio y la decisión férrea que requiere tal epopeya. Sólo tienen una duda... ¿Qué es el comunismo?

II.

            Aleksandr Dvánov es un joven huérfano. Su padre se ha ahogado en un lago por intentar saber cómo era la vida después de la muerte. Propenso a la melancolía y al contacto pleno con la naturaleza, crece en un ambiente de extrema pobreza, viaja por las aldeas y asume para sí que su destino es realizar la felicidad de los trabajadores. Stepán Kopionkin es un adulto que ha resuelto luchar a favor de la Revolución sable en mano. Carente de oratoria, sólo cuenta con su incondicional amor por Rosa Luxemburgo y un brioso caballo percherón que responde al nombre de Fuerza Proletaria. Así, al mesianismo del primero se le unirá la espada guerrera del segundo para forjar entre ambos una sólida amistad hasta el fin, con el objeto de parir el comunismo.

III.

          En esta novela alegórica y utópica, Platónov, a medio camino entre Dostoyevski y Gógol, se burla de los bolcheviques, que hablan del nacimiento del comunismo como una realidad tangible, mientras que la población, misérrima e ignorante, no tiene la más mínima idea de qué se trata. En este sentido, Chevengur es una aldea esteparia en la que los burgueses fueron desterrados o asesinados y la población se apropia de lo que ellos dejaron. Viven el presente, sin organización ni previsión ninguna; como una eterna vacación veraniega.

IV.

            Con un protagonista místico y otro heredero del Quijote, el autor compone un grotesco cuadro de época, en compañía de un indeciso Presidente del Comité Revolucionario, su asesor charlatán y un puñado de personajes que desnudan cuánto hay de verdad en la vida cotidiana de un pueblo de esa realidad comunista que el relato oficial enuncia. Porque la utopía sólo vive en la imaginación colectiva como algo que ha de llegar para hacer felices a todos, aunque nadie sabe cómo.

V.

      De lenguaje directo, en estilo coloquial y a través del uso de metáforas metafísicas, Platónov expresa el anhelo de liberación y felicidad del hombre en su lucha contra la muerte y el destino. Una obra colosal y trascendente, que sólo pudo ver la luz en Rusia a partir de 1988. Es que al poder, la burla socarrona e irónica siempre le sienta mal.