domingo, 20 de agosto de 2017

Versión Original 19. El doctor Zhivago, Boris Pasternak


Anagrama, 1991

             No quería transitar mi Año Ruso sin rescatar la reseña de esta obra, que vio la luz hace algo más de seis años, porque retrata muy bien los cambios en la sociedad rusa tras la Revolución Bolchevique. Añado que, respecto del último párrafo en el que se alude a la realización cinematográfica de 1965, existe una nueva versión filmada para TV en 2002, con Keira Knightley en el protagónico, bajo la dirección de Giacomo Campiotti. La nota de color ha sido que, aunque existen multitud de ediciones, buscando afanosamente la portada de la que poseo en la Red, tomé nota que no sólo se encuentra ausente, sino que el libro mismo se halla descatalogado en Anagrama, por lo que tuve que editar una fotografía de mi volumen a fin de disponer de presentación (y convertir al ejemplar en un incunable).


            Después de leer a Mandelstam y Ajmátova, la curiosidad me llevó a buscar al autor, signado por estos mismos como un referente de la época, no sólo en lo que hace a la literatura rusa –rebelde y contestataria- durante el stalinismo, sino también como uno de los más solidarios respecto de sus pares a la hora de sobrevivir con dignidad –si es que aun se pudiera-dentro del régimen soviético bajo la Cortina de Hierro. La lectura recayó, entonces, en su obra más reconocida, celebrada por todo Occidente durante la Guerra Fría como símbolo de rechazo al comunismo, por lo que fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1958.

            La novela relata la biografía de Yuri Zhivago, desde la pérdida de su madre, acaecida en sus primeros años de vida, hasta su propia muerte y entierro. Podría decirse que consiste en una historia de amor dentro de las cambiantes situaciones políticas que se sucedieron desde el zarismo hasta la conducción de Stalin, siempre sin traspasar las fronteras. Porque si algo encarna el personaje principal es la esencia rusa, más allá de toda bandera; la vida social y solidaria, la naturaleza religiosa –cristiana- de ser y su visión del pueblo hambriento, la guerra y las revoluciones.

          Ambientada a partir de 1913, narra los años de formación de Zhivago como médico, dando paso a la constitución de una familia, donde su acendrada amistad con Tonya Gromeko se ve transformada en matrimonio; su desarrollo profesional en el frente durante la Primera Guerra Mundial y el descubrimiento de la pasión junto a Lara Antípova. Pero fundamentalmente, Zhivago es un poeta; reconocido en sus años mozos, sospechado de “tibio” después de la revolución bolchevique, su no afiliación al partido lo convierte en opositor, por lo que debe refugiarse dejando su entorno familiar y geográfico, amparándose en los escasos lugares que le van quedando a los perseguidos políticos y pasando toda clase de penurias, tanto afectivas como físicas y económicas.

       Lo magistral de la novela radica, en mi humilde entender, en dos características. Una, la construcción del relato principal, a partir de un sinnúmero de personajes inconexos en su inicio cuyos aconteceres se van entrelazando a medida que transcurre la historia, otorgándole mayor solidez a la narración cuanto ésta más se desenvuelve. Al principio, el lector se pierde en una serie de situaciones diferentes, con diversos protagonistas, de manera que el “Censo de personajes” con que se abre la presente edición resulta no solo acertado sino indispensable.

            La otra, es la sutileza de Pasternak de utilizar la trama principal –la historia de un amor prófugo, pero no por ello menos visceral- para mostrarnos todos los cambios que tienen lugar en la vieja Rusia zarista, cuando deviene la guerra contra Alemania y luego, ante el ascenso del socialismo bolchevique. Es esa pintura de alto contraste –que tanto semeja al impresionismo pictórico- entre las descripciones del deterioro de las condiciones de vida de las clases acomodadas, la falta de organización de la producción del nuevo gobierno y las persecuciones y purgas varias que tienen lugar, junto a la belleza de los paisajes naturales en los que se ven envueltos sus personajes lo que resalta ese amor puro, nacido al calor de los acontecimientos, sin quererlo y sin buscarlo. Además, el estilo poético y coloquial siempre presente en los diálogos como en la ilación es lo que convierte a un relato que podría tildarse de épico y costumbrista, en una gran obra literaria. Cierran sus páginas las poesías que Yuri Zhivago escribió en su exilio, poniendo de manifiesto el talento del Pasternak poeta, devenido narrador.

            Párrafo aparte merece la puesta en pantalla de Carlo Ponti, dirigida por David Lean en 1964. Sus casi tres horas de duración resultan amenas, sin golpes bajos ni sentimentalismos injustificados. Pero se trata de un guión adaptado en muchas de sus escenas, en las que se toman ciertas libertades que no figuran en el texto original –razón por la que el hijo de Pasternak nunca estuvo conforme con ella-, con lo que se pierde parte del carácter y la fuerza narrativa del escrito. Sí es de destacar la fotografía del film, su banda sonora –aun reconocible en nuestros días- tanto como los roles protagónicos de un joven Omar Shariff y una bella Julie Christie, quienes encarnan la historia de amor.

         Tanto la novela como la película, ambas se cuentan entre los clásicos de todos los tiempos.

3 comentarios:

  1. Aquí coincidimos y tras varios intentos, un buen día conseguí entrar en la lectura, quedarme y terminar. Es de mis favoritas de los pocos rusos que he leído, y sí, primero veré la película y preferiría arrancarme los ojos(es una exageración rusa) antes de ver a la Keira (que me cae fatal)en el papel de Lara, que es uno de mis personajes favoritos, por encima de la Karenina.
    Besitos siberianos

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    1. Coincido, Norah; Keira Knightley no tiene el physique du rol necesario. Julie Christie acompaña bien a Omar Shariff.
      El libro es una obra de arte. Totalmente recomendable a los amantes de la buena literatura.
      Besitos solidarios, con Barcelona en particular, y con nuestra Madre Patria en general.

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