viernes, 13 de abril de 2018

Versión Original 20. La literatura como medio de expresión social. Padres e hijos, Iván S. Turgueniev


        Reseña aparecida en otro blog hace ya casi diez años, la vuelvo a presentar ahora aquí, tal como fuera escrita entonces, para cumplir con un compromiso con los lectores de Utopía quien, pocos días atrás, nos allegara su propia opinión de la misma obra, bajo la edición de otra casa editora y citara a ésta como su inspiradora.


Introducción

           Estaba aburrido de leer la clásica novela inglesa finisecular decimonónica, romántica, decadente y tibiamente moralista, cuando quiso el Destino -ante la científicamente improbable existencia de Dios- o a lo sumo, la Energía, el Éter o el Prana -sustitutos de Dios, al decir de los más acérrimos fundamentalistas esotéricos- que me llegara la oportunidad de pegar el timonazo y cayera en mis manos uno de esos libros que componen la inmensa galería de "olvidados", pero que han sido señeros para otros autores posteriores. Me refiero a "Padres e Hijos", de Iván Turgueniev (Ed. Espasa, Colección Austral, 2007).
             Después de mi "época rusa", transitada a mediados de los '90, donde me aboqué a la lectura de los más eminentes textos de ese origen, no había vuelto a ellos, un poco por falta de curiosidad y otro poco por saturación. Sin embargo, sabía que dejaba en el tintero a algunos autores que, si bien no son considerados por la crítica actual como de la talla de Tólstoi o Dostoyevski, no obstante han servido de guía para el desarrollo de la literatura y del pensamiento político ruso del siglo XX. Con este libro, comienzo a saldar aquella vieja deuda.

La obra

             Es la historia de un par de compañeros adolescentes que regresan a sus aldeas luego de alcanzar una licenciatura. Uno de ellos, el ingenuo Arkadi Kirsanov, desciende de la nobleza rusa, mientras que el otro, Evgeny Bazarov, verdadero personaje principal, es de condición más humilde, dedicado a las "ciencias", con intención de convertirse en médico reconocido, y un "nihilista", definido como "aquél que no se doblega ante ninguna autoridad ni acepta ningún principio como artículo de fe". Ante ellos, se encuentran el padre y el tío de Arkadi, Nikolai y Pavel, representantes de una aristocracia que se extingue; Vasili, el padre de Bazarov, un más que modesto militar retirado, y una suerte de otros personajes pertenecientes a la nobleza, entre los que destaca la princesa Odintsova, una joven, bonita e inteligente viuda, junto a su hermana menor, Katia.
             El autor utiliza la recia personalidad del protagonista para pintarnos un fiel retrato de la Rusia de su tiempo. Bazarov no es el militante revolucionario y violento que tendrá lugar a fines del siglo XIX (la novela está ambientada a partir de 1859), sino alguien dotado de sensibilidad y buenas intenciones, ocultas por su carácter ríspido y sus insolentes respuestas, quien necesita someter todo a la experiencia: una conjunción tomada de las ciencias médicas, la lectura del materialismo alemán y el análisis de la sociedad en que vive.
              En el acontecer, ambos jóvenes nihilistas encuentran una contradicción inesperada: el amor; correspondido por la dulce Katia y denegado por la altiva Anna Odintsova, lo que ineluctablemente decide la suerte de ambos compañeros.

Conclusión

               Ya Gogol había cuestionado en su obra "Almas muertas" el estado de total sumisión y primitivismo en que se encontraba el pueblo ruso, donde la nobleza zarista pagaba tributo en función del número de "almas" que existían en sus territorios, razón por la que cada noble disponía de la vida y de la muerte de esos seres, considerados siervos, criados, arrendatarios, campesinos, pero nunca personas.
              La crítica a la clase aristocrática rusa, ociosa, ignorante, atrasada, junto a la falta de adelantos como caminos y comercios, la corrupción de la justicia y el estado de suciedad y dejadez -proclives a la enfermedad- en que se vive, por parte de un hombre que cree en la ciencia como base del progreso, es el motivo central que subyace en esta novela aparentemente romántica y costumbrista.
                Pero el mayor acierto de Turgueniev es haber utilizado a la literatura como forma de clamar por la necesidad de mejoras y reformas sociales, en un tiempo en que el zarismo reprimía furiosamente cualquier intento renovador. Es la palabra y no los hechos de violencia la representante vanguardista de la necesidad de modernización social. Con ello, nos demuestra palmariamente que, cuando todos los canales naturales de expresión política se encuentran cerrados, es la manifestación artística el último recurso del que se vale la propia sociedad en pos de mejoras. Algo de lo que los argentinos, salvando las distancias y las épocas, aun tenemos doloroso recuerdo.

7 comentarios:

  1. Coincido contigo totalmente, de hecho me convenciste de leerla y me ha encantado. Te voy a nombrar mi guía en literatura rusa en la que tú eres un especialista. ¿Por dónde sigo?

    Besos y abrazos!!

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    1. Seguir? Es difícil sugerirte un libro o un autor a ti que, por razones profesionales, puedes saber más que yo de la historia rusa. Pero, puesto a escoger, me gustaría que le dieras una oportunidad a Dovlátov, mucho más actual y contemporáneo. Alguien que tuvo que vivir el exilio stalinista en E.E.U.U. pero que no perdió la mirada irónica, socarrona, y el comentario ácido y en sorna respecto de la burocracia del Partido y de sus gentes.
      El sello Ikusager ha puesto varias opciones en España, aunque no el único. Pueden ser 'La extranjera', 'El compromiso' o 'La zona'. 'Retiro' pertenece a otra casa editora, pero se corresponde con 'La Reserva Nacional Pushkin', cuya reseña puedes hallar a la derecha.
      Como bien sabes, esto es ensayo y error. Ojalá mis sugerencias acierten con tus gustos.
      Recibe un cariñoso abrazo, U-to.

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    2. Lo apunto... luego veremos cuando puedo aterrizar en sus novelas.

      Muchas gracias y un gran abrazo.

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  2. Te solía ver como comentarista en el blog de Laura y hoy me he acercado desde él a conocer el tuyo y tu opinión sobre este libro que seguramente si ambos coincidís en recomendarlo merecerá mucho la pena.

    Sin embargo debo confesarte que será difícil que llegue a leerlo a pesar de que tu reseña que como la de Laura -que acabo de leer tb- es estupenda, pero nunca me ha resultado demasiado atractiva la literatura rusa decimonónica, no sé si será por esa profusión de nombre y apellidos impronunciables unidos a la interminable lista de títulos nobiliarios que les preceden que hacen agotador ( al menos para mi; ) seguir el hilo conductor de los relatos o puede que sea lo alejado de su cultura anclada en el medievo cuando el resto de Europa ya había salido de él. Lo que he leído me transmite siempre un regusto oscuro, denso y marcado por un pesimismo intrínseco que te aplasta al final aun cuando la obra merezca muchísimo la pena, no lo sé, lo que sí sé es que me ha gustado mucho tu reseña .. enhorabuena y muchas gracias.

    Un placer haber pasado por aquí!

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  3. Bienvenida, María. Gracias por confiar en nuestras apreciaciones.
    Reconozco que la literatura rusa del s. XIX puede resultar algo tediosa si nos llevamos por títulos y patronímicos; el truco es focalizar en la narración y reducir los personajes a sus nombres o apellidos. Al menos, a mi me dió resultado.
    El regusto oscuro y pesimista que señalas es una constante de una sociedad atrasada, dominada por un zarismo férreo y una aristocracia esclavista decadente. Lo interesante es la visión que empieza a primar en los más jóvenes, desencantados de esa vida ociosa. 'Oblómov', de Goncharov, es un buen ejemplo de esto.
    No obstante, hay autores interesantes. Como en todo, es ensayo y error.
    Gracias por pasar por aquí.
    Un abrazo.

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  4. jaja muchas gracias, seguiré tus consejos ; )
    Aunque estoy en una fase un tanto letárgica con el blog te enlazo, así cuando publiques alguna reseña me entero.

    Otro abrazo fuerte para ti.

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    1. Acabo de hacer lo mismo con tu espacio, María, para cuando dispongas de alguna novedad.
      Otro abrazote.

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