Emecé, 2008
I.
Las letras de Juan Forn son
reconocidas a nivel local no solo por el mundo lector sino también por sus
colegas escritores. De hecho, tan extendida está su obra que un matutino local
reeditó gran parte de su obra tres años después de la aparición de ésta, con un
costo accesible a cualquier bolsillo. Como no había visitado trabajo suyo
alguno, me pareció oportuno debutar con el de marras.
II.
El libro consta de ocho relatos
donde los protagonistas se encuentran en un momento decisivo. Así, la fuerte
discusión de una pareja da paso a la reflexión tras un corte de energía
eléctrica; la aparición de un supuesto combatiente de Malvinas que no puede
hablar cambia radicalmente la promisoria carrera de un diplomático; una madre
se entera de ciertas novedades de su hija a través de su nieto mientras lo
cuida; la visita de una ex – novia a un interno psiquiátrico después de varios
años y la conversación que sostienen un joven con el espectro de su padre
muerto al borde de una piscina durante la noche son, entre otros, algunos de
los tópicos que Forn modela a lo largo del texto.
III.
En cada episodio destacan cómo las
debilidades exhibidas por los personajes se valen de las circunstancias para
generar una respuesta distinta, que en muchos casos los fortalecen y en otros
los aniquilan. Son esas debilidades, que se corporizan a través de gestos,
diálogos y silencios, las responsables últimas de la humanización que tiene
lugar una vez superado el clímax narrativo.
IV.
Con un estilo más que directo y una
óptima composición psicológica de los personajes, Forn nos regala un libro
ameno, coloquial, que invita a reflexionar sobre vínculos, sueños y quimeras,
como forma de sobrellevar momentos de confusión, de zozobra y de cruda
realidad. Un auspicioso comienzo.