lunes, 24 de diciembre de 2018

Tomar distancia. La habitación alemana, Carla Maliandi


Mardulce, 2017

I.

            Nunca he estado en Heidelberg, Alemania, lugar donde transcurren los hechos del libro. Pero sí he sabido de ella, merced a una pareja de amigos que, tras casarse a mediados de diciembre de 1983 –mientras él grababa en VHS la asunción de Raúl Alfonsin, yo preparaba un final con su flamante esposa-, migraron días después con una beca hacia el Instituto Max Planck, sito en las cercanías.

II.

            La protagonista sin nombre, en la treintena, se fuga –literalmente- de Buenos Aires debido a la ruptura con Santiago. Decide hospedarse en una residencia para estudiantes –sin serlo- en esa ciudad, donde ha pasado su infancia junto a su familia, emigrados forzosos del régimen militar, y uno de los discípulos más allegados al padre. Al poco, la sacude una novedad que es, a la vez, una incertidumbre. Sola y apesadumbrada, entra en contacto con un becario tucumano, quien se acerca por su atractivo, y una estudiante de origen japonés. Los avatares con uno y otra la llevarán a reencontrarse con aquel viejo alumno de su padre y, quizás, a través de él, con un nuevo amor.

III.

            Ambientada allí a principios del siglo XXI, esta mujer se debate entre el regreso y la permanencia, por más que sabe que, sin la ayuda del viejo amigo, le sería imposible solventar su vida, con los escasos recursos que posee y sin otra atención que las que brinda el sistema alemán de salud. Por otra parte, el agobio que implica el regreso a una vida que ya no le brinda satisfacciones retarda su decisión final.

IV.

            Hay cosas que me han gustado, como el estilo narrativo que Maliandi ha escogido; un estilo de frases cortas y descripciones breves, con los que el lector inmediatamente empatiza. También el hecho de ser concisa y transmitir el estado de lasitud e incerteza propio de la protagonista, perfectamente entendible en su calidad de extranjera, que toma distancia para poder enfrentar el futuro con alguna esperanza. Pero, a fuer de ser honesto, hay escenas que lidian con el sentido común, sin las cuales todo el argumento vertebral se derrumba.

V.

            Breve, ameno y directo, bien escrito y con elementos literarios no despreciables, el libro puede leerse de un sentón largo, o bien en dos días. Una primera novela construida entre la anécdota y la fábula, que resulta llevadera y entretenida.

6 comentarios:

  1. Supongo que el contraste entre la necesidad de huida y la necesidad del volver a tu casa, a tu sitio, es algo que siempre rodea al emigrante; y si a ello le sumas el desapego, como citas, a volver, entonces supongo que te encontrarás en una especie de limbo o purgatorio mental en el que no eres de ningún sitio ni vas y ni puedes volver. Supongo que será el peor de los estados
    gracias Marcelo
    cuídate

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es exactamente eso, Wine. Alguien que, al no poder enfrentar la situación, entra en un limbo donde la vida fluye sin necesidad de definiciones. La protagonista lo resume en esta frase: 'Estaba perdida, pero estaba a salvo'.
      Un abrazo, Maestro.

      Eliminar
  2. Pues no sé si animarme a leerlo. Me atrae el tema de la emigración y la dicotomía entre volver y permanecer fuera, pero esa objeción que le pones de que "hay escenas que lidian con el sentido común, sin las cuales todo el argumento vertebral se derrumba" es de las que me disuaden.
    Yo sí he estado en Haidelberg y es una de esas ciudades no muy grandes y llenas de encanto. Con decir que tiene un "Paseo de los filósofos", casi está dicho todo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La fortaleza está en la incertidumbre que transmite la mujer: no puede hacerse cargo de su vida, apenas sabe qué es lo que no quiere, y el lector vive esa situación. La debilidad radica en que hay escenas que resultan poco creíbles -a mi humilde parecer- con lo que el texto pierde veracidad. Aún a pesar de ellas, el libro se lee bien. Cualquiera sea la idea de 'limbo' que uno tenga, la protagonista la materializa.
      Besos, Rosa.

      Eliminar
  3. Uy, qué raro verte así. Me da la sensación de que tratas de salvar los muebles y darle cancha a la novela pero que no te ha gustado nada. En esta época tengo previstos otras lecturas para los sentones navideños.
    Besitos de Pascua.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Separemos las cosas, Norah. Me gustó la parte del libro que transmite la necesidad de fuga, de distanciarse por no poder sobrellevar las cosas tal y como estaban. En ese aspecto, el lector va viviendo con la protagonista lo que le acontece -porque la vida sigue, y suceden cosas a su alrededor-.
      Lo que no me ha convencido son algunas escenas que si bien matizan lo que ocurre, no son creíbles, aunque en su favor es que las mismas tampoco son relevantes a la historia. Sólo crean un poco más de tensión. Pero ya he transmitido esto al ámbito académico.
      En suma, aprueba con lo justo.
      Besitos de Reyes (para ti, de Reinas!).

      Eliminar