domingo, 29 de diciembre de 2019

Trilogía USA. Finanzas. 3. El gran dinero, John Dos Passos


Edhasa, 2007

I.

            Otro final anunciado. He invertido más tiempo que con los anteriores porque casi los duplica en páginas. Fiel a mi mismo –no me agrada dejar inconclusa una lectura-, presento aquí mis apreciaciones. Antes que nada, confieso que ha sido el volumen de esta Trilogía que más me ha agradado. Ello obedece a la índole de temas incluidos, los personajes abordados y, fundamentalmente, una mirada crítica –que ya se había iniciado en el primero de los textos- sobre el consabido American Way of Life, el exitismo y la burbuja financiera conque concluye la historia.

II.

            En este caso, se dan cita tres personajes bien distintos: un piloto, héroe de la Primera Guerra, que diseña un nuevo motor aéreo; una asistente social que se alinea con los reclamos de los desposeídos y explotados en la minería, y una arribista con ínfulas, que hace sus primeras armas en los incipientes camerinos en Los Ángeles. Así, Dos Passos nos participa del nacimiento de la aeronáutica norteamericana, tanto como del exitoso Hollywood y del inicio de la lucha de clases, tras la asunción bolchevique. Y del peso de la publicidad, con otro protagonista que ya había aparecido en un volumen anterior.

III.

            Por sus páginas desfilan personajes históricos como Frederick Taylor –el creador del hombre-máquina o, si preferís, el taylorismo-; o Henry Ford, con su esclavitud fordista –basada en el anterior-. Además, Dos Passos no podía soslayar el arte ni la volatilidad de Isadora Duncan ni el bautismo de la navegación aérea con los hermanos Wright, ni tampoco la arquitectura moderna a manos de Frank Lloyd Wright. Y menos aún la ejecución de Sacco y Vanzetti. Todo un friso de época.
Testimonio del conjunto
IV.

            El fin de la Primera Guerra; el ascenso del gran capital y el imperialismo; el nacimiento de la cinematografía; la burbuja inmobiliaria de Miami –cuando las crecidas y huracanes arrasaban con todo, como actualmente-, el azar en la Bolsa y la desprotección social del Estado sobre los mineros son, en gran parte el nervio central de este volumen, que concluye con el crack del ’29.

V.

            Al igual que los libros anteriores, además de los personajes y la evolución de sus historias se encuentra un Noticiario, que incluye los titulares más resonantes de la época, y el Ojo de la Cámara, donde se repasa alguna de las historias cotidianas, o se hace alguna reflexión editorial. Con una prosa muy llevadera, en estilo coloquial y con escenas bien descriptas, Dos Passos nos hace llegar la realidad de un mundo que quedó atrás, pero cuyas secuelas aún hoy siguen estando presentes. En conjunto, una obra sin desperdicio.

martes, 24 de diciembre de 2019

Disrupciones. Nueve Cuentos, J. D. Salinger


Edhasa, 2004

I.

            Una relectura obligada, propuesta por un taller de lectura en el que participo. Cuando lo leí, hace ya quince años, quedé sorprendido gratamente del que fuera mi primer encuentro con las letras de Salinger; me despertó cierta curiosidad el estilo literario y la composición de los relatos, aunque no fue suficiente como para que continuara con su obra más renombrada, El guardián entre el centeno, al que llegué mucho después –cosa que lamenté-.

II.

            Dos viejas compañeras de universidad que se reencuentran; la relación entre un grupo de niños y su entrenador de béisbol; el regreso en barco de un niño prodigio junto a su familia; un pedante profesor de dibujo y pintura que aconseja a sus alumnos o dos niñas que juegan al tenis y sostienen una disputa económica, son algunas de las historias de las que se vale el autor para poner el énfasis en la trastienda de vínculos, añoranzas, el paso del tiempo, la grisura de la rutina, la fatalidad de la guerra o sus secuelas, entre otras.

III.

            Lo destacable es el elemento disruptivo. Muchos de los cuentos presentan dos partes bien definidas: en la primera, se crea la atmósfera necesaria para que en la segunda se desarrolle una trama independiente de aquella pero con un final que la incluye y cierra perfectamente. En otros, la disrupción comienza con la aparición de un personaje cuyo rol transforma el relato y lo lleva hacia un final imprevisto. Particularmente ejemplificador es el primero de los cuentos, Un día perfecto para el pez plátano. Una joya literaria.

IV.

            Con una prosa de frases cortas, diálogos jugosos y bien provocados, escenas rayanas en lo grotesco y finales sorprendentes, Salinger exhibe un interesante abanico de recursos literarios que hacen de este libro un referente insoslayable para todo aquel que desee dedicarse a la escritura de narrativa breve. Recomendable ciento por ciento.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Otra vida. Mi abandono, Peter Rock


Ediciones Godot, 2019

I.

            Una compañera de taller señaló que este título estaba haciendo mucho ruido. Un Club de Lectores lo allegó a sus suscriptores el pasado mes de noviembre, al igual que se compartió en un grupo de lectura que se reúne en la Red, todos de carácter local. Una librería que propone una lectura mensual –con debate presencial incluido- lo eligió para el mes en curso. La coincidencia me hizo sospechar un negocio editorial. Lo encaré para averiguar el motivo de tanta alharaca.

II.

            Caroline es la protagonista de la historia y narradora en primera persona. Cuenta con trece años de edad y durante cuatro años vivió en medio de un bosque en Portland, alejada de la vida social, con un adulto a quien llama Padre, que vive de una pensión estatal. Un descuido permite la captura de ambos por la policía y son destinados a una granja para integrarse a la sociedad. Pero esa vida no les atrae y deciden fugarse. Lo demás, son las peripecias de la propia protagonista para mantener su forma de vida clandestina, en armonía con la naturaleza, sin otra presencia.

III.

            Hasta aquí, una historia lineal. Salvo que, promediando la novela -que no alcanza las doscientas páginas- el lector se va enterando que Caroline no se llama así; ha ocultado su nombre y el de Padre en el interior de Randy, un caballito de madera que le acompaña como fetiche. Pero si Caroline no es Caroline, Padre, ¿es su padre? Y si no, ¿quién es y qué hace con la menor? Lentamente, todo lo que tenía de idílico y atávico, el contacto con la foresta, la alimentación vegetariana, etc. -que recuerda al Walden de Thoreau o al film Captain Fantastic, con Viggo Mortensen-, desbarranca en una sórdida y trágica historia.

IV.

            Destaco como un acierto clave la elección de que sea la voz de la niña, con un tono despojado de juicio de valor, la que narra esta novela. Sostengo que no hubiera alcanzado fuerza narrativa si el relator hubiera sido Padre o un narrador omnisciente. La historia se va construyendo con fragmentos de recuerdos, un diario de Padre con anotaciones personales, y el acontecer de esta aventura de dos. Tras la trama, aparece una nada velada crítica a las normas de convivencia que la sociedad capitalista impone al género humano para convertirlo en ciudadanos.

V.

            De estilo directo, con escenas propias de una fuga hacia adelante y con un final bastante abierto, el autor nos recuerda que otra vida es posible por fuera de la sociedad en que vivimos -con la que estamos obligados a convivir-, así como con los fuertes vínculos que se establecen entre seres humanos. El año pasado se filmó la versión cinematográfica, pero no arribó a estas costas. Una buena novela, que abre varios debates.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Inseguridad. Los triunfos pasajeros, Melina Dorfman


Tenemos las Máquinas, 2019

‘Habían pasado tantos años desde la última cita que ya me consideraba una fundamentalista de la imposibilidad’.

I.

            Un suplemento cultural dominical lo puso en el tapete. Su autora estaba haciendo sus primeras armas, al igual que la novel casa editora local que se lanzó al ruedo hace relativamente poco. La combinación llamó mi atención, por más que la reseña de marras hablaba de un cliché. Era accesible y, además, breve; fuertes razones, junto con la curiosidad, para leerlo.

II.

            Ruth es una periodista judía en la treintena que vive sola, pero a quien la soledad ya le pesa. Ha buscado afanosamente el amor pero no ha sabido encontrarlo o, al menos, reconocerlo. Félix, un viejo amigo es ahora quien se ha convertido en una suerte de amigovio, pero la falta de continuidad en la relación -con ausencias notorias- ponen a la protagonista en un devaneo continuo acerca de si es que son los demás los que no quieren compromisos, o es ella la que los expulsa con sus actitudes.

III.

            Para colmo, no puede fiarse de sus amigas, a quienes confía los detalles de lo que le sucede, puesto que son de la idea de que ella es la responsable de sabotearse a sí misma. Entonces, entre cuestionamientos propios –del tipo ‘¿qué estoy haciendo mal?’- o analizar hasta el cansancio los hechos y las palabras intentando encontrar signos ocultos que no siempre están allí donde cree, Ruth se debate entre deseos insatisfechos, miedos de equivocarse en los gestos y la espera frustrante de ser elegida por alguien. Cada mínimo acierto lo vive como un triunfo pasajero, con la fugacidad de lo efímero, de lo que no se ha de repetir –de allí el título-.

IV.

            Narrada en primera persona, con una prosa algo artificial, reflexiones graciosas y escenas tragicómicas, Dorfman elabora un modelo de autoficción, de lo que hoy llamamos literatura del yo, destinado a exponer toda gama de desencuentros -que denotan sendas inseguridades- en pos de hallar un amor que nos colme. Un fresco ejemplo de chick lit.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Épica renacentista italiana. Orlando furioso, Vol. 2, Ludovico Ariosto


Cátedra, 2002

I.

            Como había supuesto en junio pasado, al entregar la primera parte de esta reseña, la lectura del volumen de marras me ha ocupado parte de los sábados y domingos desde aquel mes hasta el presente. Los autores de cantares de gesta, propios del Renacimiento, han utilizado in extenso las novelas de caballerías para congraciarse con mecenas o poderosos bajo los cuales medrar. Esta obra, dedicada a la familia de Este de Ferrara, no es la excepción.

II.

            El Volumen Uno cerraba con la furia de Orlando a raíz de descubrir –al pasar por medio de un bosque- que su amada Angélica había dejado notable evidencia de su ardiente pasión por el joven Medoro en las cortezas de los árboles donde pudo tomar solaz –que eran… casi todos-. La imagen de un Orlando que se despoja de armadura, espada, rocín y vestimenta, de manera de andar desnudo y a los gritos, estaba entre lo mejor de aquél. En éste, no solo sus amigos son capaces de encontrarse con San Juan Evangelista –que sería más longevo que Matusalén- sino que han de irse hasta la Luna para hallar la cordura perdida por el protagonista y así, mediante ardides varios, recobrarla.

III.

            Ariosto se vale no sólo de la Historia, sino también de elementos fantásticos, hechizos y encantamientos al servicio de una épica que concluye con un duelo –al igual que la Eneida, de Virgilio-, dejando paso a la descendencia que engendrarán Bradamante y el converso Ruggiero, de la que surgirá la casa de Este siglos después, en clara alusión a su protector.

IV.

            En estos veintitrés cantos finales abundan las batallas y enfrentamientos tras el asedio de París y la liberación de los cristianos. Particularmente importante son las muertes del moro Agramante y del fiel Brandimarte, como también la lucha en el terreno del amor entre Ruggiero y León, hijo de Constantino el Grande, por la bella Bradamante.
Testimonio de los volúmenes, a pleno sol
V.

            La traducción de Urrea no se apega del todo al original –mucho menos, cuando se habla mal de España-, pero las correcciones a esa versión por parte de los estudiosos que prepararon esta edición –presentes a pie de página- brindan una solución a los errores, clarifican el texto y comentan otras obras donde las ideas que surgen de los párrafos han tomado cuerpo nuevamente, de manera de ampliar el panorama de la literatura de ese tiempo. Sinceramente, la lectura del Furioso enriquece holgadamente el bagaje cultural del lector.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Al borde. La edad del desconsuelo, Jane Smiley


Sexto Piso, 2019

I.

            Hace un tiempo, alguien lo ponderó en la blogosfera y lo apunté. No suelo leer novedades editoriales –a no ser por entusiasta sugerencia de otros lectores o imposición de algún taller de lectura-, pero ésta combinaba brevedad y profundidad, según sabía, motivos por los cuales le hice un lugar entre otras lecturas más extensas.

II.

            Dave y Dana Hurst son una pareja de odontólogos que poseen una clínica dental. Promediando la treintena, con ingresos holgados, tienen tres niñas. Lizzie, de siete años, es muy observadora y juega bastante con su hermana Stephanie, de cinco. En cambio, la pequeña Leah, de dos años, sólo tiene ojos para su padre, a quien tiraniza todo el tiempo. Parece una familia bien constituida, con horarios y rutinas para pacientes, niñas y algo de vida social. Pero una noche, tras un pensamiento de Dana efectuado en voz alta –‘Nunca más volveré a ser feliz’-, Dave revela que ella tiene un amorío con alguien -sospecha de un compañero de coro- e incapaz de hacerle frente a una confesión –por lo que eso implicaría-, intenta hacerse el desentendido.

III.

            El narrador es Dave en primera persona. Por él comenzamos a saber cómo se conocieron en la universidad, las personalidades de ambos y las reflexiones sobre el matrimonio, las crías, el sexo, la profesión. Y el amor. Porque lo que se le está desmoronando a Dave es el amor, el sustento principal de su matrimonio; de esa familia tal cual la describe, con sus visitas a la casa de fin de semana, las tareas cotidianas, los fragores de ser padre y profesional a la vez, haciendo frente a enfermedades estacionales, etc. Un día, Dana cancela todas sus citas en la clínica sin avisarle. Sale y no vuelve a casa. También cancela las citas del día siguiente…

IV.

            Con maestría y concisión, Smiley construye un universo complejo en algo más de un centenar de páginas. La intimidad familiar continúa su derrotero habitual, por más que los signos de derrumbe son bien visibles. Dave intuye lo que se avecina pero sólo es capaz de aplazar el momento en que todo estalle. Es consciente de que la pareja está al borde de la disolución –hasta se permite pensar en ello-, pero un atávico temor lo paraliza.

V.

            De estilo ameno y coloquial, con un texto que va ganando en solidez y expansión a medida que transcurre; donde abundan reflexiones interesantes, escenas bien descriptas y algunos silencios reveladores -dispersos a lo largo de la novela-, Smiley nos cuestiona acerca del amor de pareja, del amor filial, de cómo se instala la costumbre -y con ella, el hastío- en medio de nuestros vínculos más primarios, hasta correr el riesgo de perderlo todo, de convertirnos en desconocidos. Un libro más que interesante, que puede leerse de un sentón pero que deja huella.

viernes, 29 de noviembre de 2019

Concierto literario. Nocturnos, Kazuo Ishiguro


Anagrama, 2010

I.

            Hace varios años –antes que al autor le otorgaran el Premio Nobel de Literatura- había leído una crítica con algo de sorna respecto de este libro, poco habitual por tratarse de una serie de relatos para quien fuera mundialmente conocido por sus novelas. La curiosidad y mi pasión por la combinación entre música y letras decidieron la suerte de este ejemplar que esperó hasta hoy, albergando la intención de equilibrar mis lecturas.

II.

            Cinco historias transitan estas páginas, donde se dan cita guitarristas, saxofonistas, violoncelistas y compositores como vehículos de sendas tramas, pero que en definitiva, a la hora de hacer balance, hablan del paso del tiempo en las relaciones de pareja, el abandono o el fracaso de sueños juveniles, la necesidad de adaptarse a las exigencias del mercado, combinado con la falta de inspiración o de talento y la bohemia natural de aquellos que se ganan la vida como virtuosos o simples sesionistas.

III.

            La estructura es propia del ámbito musical. La esposa del protagonista del primer relato es la protagonista –años después- del cuarto; la atmósfera veneciana irrumpe en el inicio como en el final. De esa manera, las historias narradas independientemente unas de otras –que se pueden leer por separado- mantienen un hilo conductor común, al igual que en una obra musical, dividida en movimientos. El conjunto, resulta un concierto literario.

IV.

            Casi todos los relatos tienen un final abierto, por más que el lector pueda suponer o entrever el curso de acción principal a posteriori; pero éste no está marcado en firme. En todos, existe una cierta contención de las emociones de sus personajes; una necesidad de llevar la tensión hasta un clímax, pero sin resolverlo. La sólida pluma de Ishiguro, amena y coloquial, unida a su arte de describir sentires de toda naturaleza, hacen del presente un trabajo propicio para iniciarse en el universo del autor.

domingo, 24 de noviembre de 2019

e-book 51. Codicia. El Mandarín, José María Eça de Queiroz


Nuevo Siglo, 1994

I.

            Creo que el título surgió de un comentario en el blog de un amigo, y lo apunté. Luego, cuando tuve la oportunidad, me hice de una versión digital. No tenía mucha idea acerca de lo que iba a encontrar, pero un poco de fantasía siempre ha sido buena, sobre todo cuando la realidad cotidiana se ha vuelto gris y rutinaria.

II.

            Nos encontramos con un trabajo que data de 1884. Teodoro es un funcionario de menor valía que habita en la pensión de doña Augusta, en Lisboa. Apenas puede hacer frente a sus gastos, pero goza de la lectura. Un día, mientras leía uno de esos empolvados libros, descubre que podría hacerse millonario con solo hacer tintinear una campanilla. No cree en ello, pero… la campanilla se hace presente, a la vez que un hombre vestido de negro quien, con sutilezas y argucias, intenta convencer a Teodoro de que efectúe el hecho. Con ello, dará muerte a un longevo mandarín de los confines de China y, por un birlibirloque, heredará su cuantiosa fortuna. Teodoro no duda y hace sonar la campanilla y…

La versión digital, gentileza de Epublibre

III.

            Lo cierto es que, si bien Teodoro se hace rico, la figura del mandarín lo acosa día y noche, de manera de hacerle saber que toda su familia no solo se ha empobrecido sino que el hambre golpea a sus puertas. Incapaz de renegar del dolor ajeno, Teodoro intentará llegar a los confines de la China para devolver en parte los fondos del mandarín, aunque con ello deba asumir riesgos de vida.

IV.

             Con una pluma proverbial, ágil y muy divertida, Queiroz pone el acento en la codicia y en la necesidad de restañar el mal que se ha hecho. Consciente de los recovecos del alma humana, el autor va planteando reflexiones sobre el materialismo, la justicia y, en definitiva, de cuánto vale aumentar nuestras riquezas, con el costo de empobrecer a los demás. No poca cosa, en estos tiempos. Un libro que invita a la reflexión.

martes, 19 de noviembre de 2019

Novelas de Stefan Zweig. 11. La embriaguez de la metamorfosis, Stefan Zweig


Acantilado, 2012

I.

            Final de volumen y de este largo periplo que comenzó en el mes de enero ppdo., cuando decidí tomarme el año en curso para encarar las novelas que componen este prestigioso libro, puesto a disposición por la casa editora en una encuadernación en cartoné para todos aquellos que amamos las letras de Zweig. Puedo expresar que la experiencia ha sido gozosa, por más que, como en toda compilación de trabajos, exista también aquí cierta irregularidad, propia de los momentos en que fueron escritas –un importante período de tiempo que abarca grandes cambios sociales y políticos-.

II.

            Christine Hoflehner es ayudante de correos en una aldea cercana a Viena. Corre el año 1926 y cuenta con veintiocho años. Vive muy ajustadamente junto a su madre enferma, con su magro sueldo de funcionaria. Desde la muerte de su padre y el fin de la guerra, ambas han sobrevivido no sin esfuerzos y penurias. La llegada de un telegrama a su nombre, de parte de su tía Klaire –casada con un opulento norteamericano-, invitándola a pasar unos días en los Alpes suizos –sin costos para ella- no sólo llama su atención, sino que inicia un camino de autodescubrimiento.

III.

            Ese feliz y breve período -que culminará abruptamente- generará rencor y odio hacia la sociedad, que no sólo evidencia que otra vida mejor es posible, sino que sólo los que cuentan con recursos económicos pueden hacer usufructo de ella. Al reencontrarse con su hermana tiempo después, entra en contacto con el único amigo de su cuñado, del tiempo en que fueron prisioneros de guerra. Sólo que Ferdinand tuvo que quedarse dos años más en Siberia y aún en el presente no puede conseguir un trabajo digno por mucho tiempo. Así, la inquina de esa incipiente pareja que se siente estafada por el Estado, habiéndoles privado de una vida de calidad, orilla hacia la venganza, planeando un desfalco de proporciones, y de una huida posterior.

IV.

             Con el estilo preciosista de su prosa, Zweig plantea un conflicto entre el ciudadano, el Estado y la sociedad de su tiempo, a través de un proceso de toma de conciencia –de la pobreza-que la protagonista efectúa a lo largo de las páginas. A esto le suma las injusticias que toda guerra deja como secuela y la imposibilidad de hallar una salida para gente que, en otras condiciones, hubiera podido tener mejores opciones. Un libro algo extenso, bien delineado psicológicamente y con un final abierto que sugiere la reflexión sobre el influjo de la situación social y política en cada individuo. Buen broche de cierre. El conjunto de novelas, para el deleite.
Testimonio del volumen editado por Acantilado

jueves, 14 de noviembre de 2019

Pecado de juventud. La única historia, Julian Barnes


Anagrama, 2019

I.

            ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? fue el título con el que Gordon Lish lanzó al estrellato a un desconocido Raymond Carver. Hoy son millones los lectores de esa obra, tanto en aquella versión como en la que el propio autor nos dio a conocer: Principiantes. Un maduro Julian Barnes nos ofrece hoy sus propias creencias sobre ello. En gran medida, un acendrado colofón al tema principal de su historia y dedicación literaria.

II.

            Paul es un joven de diecinueve años que, tenis mediante, descubre lo que llegaría a ser el amor de su vida: Susan Macleod. Pero no tiene nada a favor. Ella está casada con Gordon, tiene dos hijas mayores en edad que él… y cuenta con cuarenta y ocho años. Entre ambos vivirán un amor sin par a lo largo de los siguientes diez años, hasta que la situación se vuelva intolerable y entonces la asimetría solo deje posibilidades de supervivencia para uno de ellos.

III.

            Estructurado en tres partes, con un narrador en primera persona al inicio, que da paso a una segunda persona en el intermedio y alterna entre primera y tercera al final, Barnes nos habla de un pecado de juventud, una historia de amor única, narrada medio siglo después de ocurrida. Pero no se restringe a los hechos amorosos sino que deja paso a su contracara, el aislamiento y la pérdida de toda referencia social, junto a la necesidad de rescatar lo poco que va quedando a medida que el deterioro de Susan se hace más notorio.

IV.

          El protagonista ha hecho lo indecible por sostener su historia de amor, independientemente de los cánones sociales, la crítica familiar y el rol de aventura que le endilgan los amigos más cercanos. Deja en claro que estaba profundamente enamorado en una relación sin futuro. Ha luchado contra la adversidad y ha fracasado. Pero ahora, tras cinco décadas, intenta encontrar el significado, la explicación de aquella experiencia crucial que no solo evoca para dejar que no muera en el olvido sino que le permita comprender –o justificar- por qué sus relaciones posteriores han sido de la manera que fueron.

V.

            Con una pluma ágil, escenas ambientadas a fines de los ’60 del siglo pasado, una mirada crítica sobre la clase media de entonces y una denuncia en sordina a la violencia de género, Barnes construye un relato profundo, que indaga sobre la naturaleza del amor, su persistencia en nuestro interior y cómo la memoria recrea los gratos recuerdos que, de alguna manera, nos permitan seguir creyendo en aquél. En mi humilde opinión, más meritorio del Man Booker que El sentido de un final.

sábado, 9 de noviembre de 2019

e-book 50. Pertenecer. La dependienta, Sayaka Murata


Duomo, 2019

I.

            Un libro breve. Me atrapó su portada ni bien la vi y, al entrar en materia, me pareció necesario brindarle un lugar en las lecturas del año. Sobre todo, viniendo desde el Japón, como una bocanada de aire fresco, renovador. Cuando un trabajo conciso –como el presente- resulta contundente, los lectores estamos de parabienes.

II.

            Keiko Furukura es una niña que no encaja con el resto de sus compañeros de escuela. Toma sus propias decisiones –algunas de ellas no están de acuerdo con los cánones sociales- y, por eso, necesita ser curada. Pasó el tiempo y Keiko sólo pudo convertirse en alguien normal el día que se mudó a Tokio, tras abandonar el solar familiar, empleándose en una konbini, un estanco o kiosco abierto las 24 hs. en el que trabaja por horas. Allí, frente a un manual de instrucciones y una férrea capacitación, halló su lugar en el mundo. El problema es que, después de dieciocho años de asistencia y con treinta y seis años de edad, todo su entorno familiar y de amistades cuestiona por qué no ha cambiado a un trabajo más importante o, en su defecto, por qué no se ha casado ni tenido hijos.

III.

            El planteo de la autora se presenta desde el inicio. Su protagonista es una border, que no adhiere a los mandatos sociales ni está interesada en formar una familia. Virgen aún, se pregunta si engendrar vida garantiza la aceptación social. Andando el tiempo, consigue que un ex compañero –sin dinero ni ganas de trabajar- comparta su modesta habitación, con el fin de decirles a los demás que tiene pareja y convive con él. El beneplácito y el asombro no se hacen esperar, con lo que Keiko se siente parte de la sociedad. Pero el costo de semejante decisión se vuelve cada vez más engorroso y la aparta de aquello que la hace feliz.
La versión digital, gentileza de Epublibre
IV.

             De pluma ágil, escueta en su extensión y escenas bien descriptas, Murata señala los roles asignados por un código social con los que su protagonista deberá convivir y, en la medida de lo posible, satisfacer, so pena de quedar excluida como un outsider. Con ella, su partenaire tampoco alberga intención alguna de ser parte de una sociedad estereotipada, caduca, donde los distintos son señalados como tal, presionados continuamente por los otros miembros, casi sin opciones de ser integrados.

V.

             ¿Cuál es el costo de pertenecer, de ser uno más? ¿Qué posibilidades reales de inclusión tienen aquellos que no se sienten llamados a cumplir con convencionalismos? Una novela bien llevada hasta el final, que plantea interrogantes a los lectores. Más que interesante.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Remover el pasado. La mujer de mi vida, Carla Guelfenbein


Alfaguara, 2005

         ‘Debió ser un proceso invisible, que se fue gestando en el tiempo. Supongo que los abandonos son así. Primero, deja de importarte lo que el otro piensa, sus discursos y argumentos te empiezan a sonar rancios; luego, te desinteresas de lo que hace, de lo que siente, y sin darte cuenta, paf, partes. No importa que sigas ahí, compartiendo el café por la mañana. Ya has partido y lo que queda de ti es apenas una cáscara.’

I.

            El grato recuerdo del primer trabajo de la autora junto a la aparición de un nuevo título me inclinaron a proseguir –en orden cronológico- con la lectura de su obra. El conflicto social planteado al presidente Piñera en Chile hace unos pocos días sólo reforzó la decisión de encarar el presente volumen.

II.

            Theo, un reportero de guerra inglés cerca de la cuarentena, es invitado por Antonio Sierra, un viejo amigo, a pasar las Fiestas de Año Nuevo en su casa en Puerto Montt, tras quince años de ausencias recíprocas. Será la primera vez que no las comparta con su hija Sophie, de ocho años. Lo que Theo desconoce es que también estará Clara esperándole. Parece que ha llegado la hora de remover el pasado y saldar cuentas.

III.

            La novela se abre con un hecho trágico. Ambientada en 2001, Theo nos va narrando los recelos propios y las ironías de Antonio, haciendo mención a un pasado común con matices tormentosos. Tanto ellos como Clara se conocieron en un verano de 1986, cuando Antonio y ella, un poco menor, estaban viviendo exiliados en Inglaterra. Entre Theo y Antonio forjaron una férrea amistad, sólo empañada por la competencia en el amor de Clara. Un suceso puntual aunque no menor, desencadenó el alejamiento de los protagonistas.

IV.

            Guelfenbein ensambla la clásica historia del triángulo de amor con la vida en el extranjero, la resistencia a la dictadura de Pinochet, los ideales de juventud y la historia familiar, de manera de construir una mirada desde el exilio basada en la amistad que desarrollan dos muchachos universitarios que comparten estudios. Clara es el puente de unión entre opuestos y, a la vez, el origen de la separación de los personajes masculinos. Estructurada en tres partes, la autora narra los sucesos en tiempo presente, para volver al inicio de aquel verano y concluir en un final sugerente.

V.

            En estilo coloquial y fluido, con diálogos acertados y lograda composición psicológica de los personajes, el libro no elude reflexiones sobre el amor –y el desamor-, la pareja, los hijos, por más que algunas escenas parezcan forzadas. En suma, una lectura interesante.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Cuenta regresiva. Cuando el peligro es pequeño somos felices, Victoria Schcolnik


Mardulce, 2019

I.

            Otro título surgido de la propuesta de un taller de lectura. Cuando pregunté por qué había sido incluido dentro del mismo, se me explicó que han surgido muchas voces femeninas jóvenes en el ámbito literario local y ésta era una ocasión propicia para entrar en contacto con sus temas. Como el libro apenas sobrepasa el centenar de páginas y su costo es exiguo, no opuse reparos sustanciales.

II.

            Anna y Lobo son una pareja en crisis. Cada cual ha llegado hasta el borde del abismo a su manera, con un pasado de fracasos, pérdidas y frustraciones familiares a cuestas. Lobo necesita de la presencia de Anna para conciliar el sueño; ella es su cable a tierra. A su vez, Anna se apoya en la firmeza de su marido, pero la creciente demanda de alcohol de éste la arrastra hacia una vida con ribetes violentos. Por eso, una mañana abandona el lecho conyugal y sale a la calle, mas no sabe qué hacer ni adónde dirigirse. Sólo se sienta en la vereda de enfrente, a tomar distancia.

III.

            La estructura que eligió Schcolnik para ésta, su primera novela –sus trabajos anteriores han sido poemas-, es fragmentaria. Alterna pequeños textos de una y otro protagonistas. Así, el lector se va enterando de cómo ambos llegaron a la situación terminal en que se encuentran, a través de párrafos breves que pueden considerarse una unidad en sí mismos, de manera que, desde su inicio, es una cuenta regresiva hacia el final. No incluye más que los hechos sobresalientes ni tampoco mantiene una línea temporal.

IV.

            La separación de los padres; la muerte del abuelo protector; el incendio de la vivienda familiar y la consiguiente emergencia de vivir de prestado son algunos de los elementos que han hecho de las vidas de Anna y de Lobo dos existencias rotas, que sólo pueden sobrellevarse cuando no existe peligro o amenaza en derredor. He ahí el porqué del título.

V.

            Con una prosa escueta y directa, escenas fuertes sin golpes bajos ni morbo alguno, por momentos poética o reflexiva, Schcolnik nos brinda una mirada expectante sobre la fragilidad del matrimonio, los mandatos familiares, la influencia del pasado en nuestras vidas. Un libro que aborda sucintamente posibles motivos por los cuales nos vinculamos.

viernes, 25 de octubre de 2019

Parodia contra la guerra. Matadero Cinco, Kurt Vonnegut


Anagrama, 2009

I.

            Fue un regalo de cumpleaños que tardó casi diez años en ser leído. No es que no me fiara del autor pues ya había encarado otro título tan interesante como éste; sólo quería disponerme adecuadamente para su lectura. En medio del maremágnum, sentí que el momento era propicio.

II.

            Ésta es la historia de Billy Pilgrim, nacido en Ilium -al inicio de los años ’20 del siglo pasado-, en la que destaca su Escuela de Óptica, de la que egresa con calificaciones brillantes; se promete y se casa con la hija del dueño de la misma –el anti Eros personificado- y tiene dos hijos: Barbara se ocupará de él a la muerte de su madre y Robert –un díscolo estudiante- se convierte en el modelo de soldado de Vietnam. Todo estaría muy bien si no fuera que Billy comienza a dar signos de cierta esquizofrenia. Habla de su captura por alienígenas del planeta Tralfamadore quienes lo secuestran una noche y lo llevan junto a una joven estrella de Hollywood para ser objeto de mirada y diversión de sus pobladores en un zoo local. Pero lo central es que Billy es uno de los escasos supervivientes al bombardeo –por parte de la aviación aliada- de la ciudad de Dresde durante la noche del 13 de febrero de 1945. Capturado por los alemanes y habiendo sido destinado a realizar ciertas tareas allí, sobrevive gracias a haberse refugiado en una suerte de galpón amplio y vacío que un matadero local poseía subterráneamente.

III.

            Esta sátira a la sociedad norteamericana, aparecida en 1968 en pleno triunfalismo de la guerra de Vietnam, tiene mucho de antibelicismo, toques de ciencia ficción y dosis equilibradas de humor negro, lo que la vuelve única en su género. Billy –un alter ego del autor- narra con detalles el acontecer de su vida, desde que es reclutado como soldado hasta el final de sus días, pero lo hace en forma de crónica, sin emoción ni reflexión. Los hitos importantes se presentan como algo que tenía que ocurrir, sin juicio crítico. Y todo lo que le sucede a Billy resulta gracioso y trágico a la vez.

IV.

            La inclusión del supuesto viaje a Tralfamadore, con sus pobladores que viven en cuatro dimensiones y se comunican telepáticamente, tiene que ver con una mirada existencialista para dar respuestas alternativas a la religión y al rol del ser humano en el Universo. Con algo de sorna e ironía y escenas surrealistas de naturaleza onírica, Vonnegut aborda el aspecto esencial: no somos más que un grano de arena en una inmensa playa que, para peor, nos resulta desconocida.

V.

            En un estilo directo y ameno, con frases cortas y párrafos breves, Vonnegut nos permite ir conociendo la vida de su protagonista utilizando flashes temporales intercalados como algo normal en lo que se narra que, si bien fragmentan el texto, lo vuelven extremadamente divertido y fluido. El libro se acompaña de un prólogo que el propio autor ha escrito, contando cómo ha sido la génesis del mismo y explica el porqué de su segundo título: ‘La cruzada de los niños’, en el que alude no sólo a que muchos de los soldados de uno y otro bando no eran más que unos mozalbetes sino que algunos de ellos fueron vendidos, como en otras guerras anteriores. En suma, una obra que nos cuestiona si gran parte de nuestra vida en el siglo XX no ha sido verdadera ciencia-ficción. Un libro desopilante, colosal e imperdible.

domingo, 20 de octubre de 2019

Novelas de Stefan Zweig. 10. Confusión de sentimientos, Stefan Zweig


Acantilado, 2012

I.

            Otra novela breve de Zweig, que indaga en la naturaleza humana. El narrador, un reconocido consejero privado, acaba de cumplir sesenta años y sus colegas de Facultad le rinden homenaje a través de un documento biográfico que compila todos sus trabajos a lo largo de su trayectoria. Pero el propio agasajado sostiene que, si bien se siente agradecido por el gesto, no halla en aquél huellas de su vida; habla sobre su persona sin exponerlo. Por eso aprovecha la ocasión para retrotraerse a su juventud y develar a su numen inspirador.

II.

            Roland, a la sazón él mismo, un joven de diecinueve años, hijo del director de un instituto del norte de Alemania expresa su rebeldía contra los gustos paternos al concluir el bachillerato. Durante su estancia en Berlín elige una vida despreocupada, frecuentando mujeres y la noche antes que los estudios. Humillado por la visita imprevista de su padre, se instala en el centro del país en una pequeña universidad donde descubre al profesor que no sólo lo iniciará en su vocación sino que marcará toda su carrera posterior. El acceso a una habitación cercana a su maestro y su esposa, su acentuado cambio de humor para con el protagonista y el trato frío dispensado a su cónyuge –bastante menor que él pero mucho mayor que su aprendiz- despiertan la curiosidad de éste, quien sospecha la existencia de un enigma oculto.

III.

             Con la prodigiosa pluma con que se le reconoce, Zweig construye en un ciento de páginas un misterio y una revelación para el aún inocente Roland, quien solo puede atisbar reproches ante la angustia que su maestro –a quien admira- le genera en cada desplante o ironía. La tensión se incrementa paso a paso hasta el paroxismo final donde todo encuentra una explicación adecuada.

IV.

            Destaco la composición psicológica de los personajes, cada cual en su rol, y cómo el autor va llevando la trama hasta su desenlace. La descripción de sentires y de reflexiones acerca de los acontecimientos es lo más granado de la novela. Es posible que el lector perspicaz intuya hacia dónde se inclinará la historia con el paso de las páginas, pero eso no limita su lectura; por el contrario, enriquece la mirada sobre los detalles narrativos y los elementos utilizados en su composición y ensamble. Una pequeña joya, de visita más que obligada para quien desee dedicarse a las letras.