I.
Sólo había visitado una de las
obras más reconocidas del autor, Premio Nobel de Literatura en 1994. Unas
líneas aparecidas en la blogosfera al poco de su lanzamiento me incentivaron a
tomarlo en cuenta pues, como su evocador título supone, está basado en uno de
los poemas más conmovedores de Edgar Allan Poe. Siendo uno de sus últimos trabajos,
me pareció oportuno completar una mirada panorámica de su evolución literaria.
II.
Tras treinta años de ausencia,
Komori, un compañero de estudios universitarios del autor, productor cinematográfico,
lo contacta otra vez para proponerle un nuevo desafío. Valiéndose del galardón
de su amigo, lo insta a hacerse cargo del guion de un film que tendrá como
protagonista a Sakura Ogi Magarshack, una mujer madura de una belleza sin par,
quien protagonizara un cortometraje cuando solo contaba con diez años,
encarnando a la Annabel Lee del poema de Poe.
III.
En un interesante flashback, el
autor nos brinda cómo se conocieron Sakura y él, tres décadas atrás, para
participar de un proyecto multicontinental con motivo del bicentenario del
nacimiento de Heinrich von Kleist, y su célebre novela Michael Kohlhaas. La historia del vituperado vendedor de caballos
entroncaba perfectamente con las rebeliones japonesas de Meisuke-san, en
tiempos pretéritos, con lo cual añadía cierto carácter local al film. Pero el
proyecto se frustró debido a cuestiones ajenas.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
El argumento de la novela se desdobla. Por un
lado, está el film original de Annabel Lee, que Oé viera en una versión
acotada, cuando él no contaba con mayoría de edad. Luego está toda la historia
del film que no fue sobre la obra de Kleist y por último está la intención de
Komori y Sakura de rescatar la figura de la madre de Meisuke-san, constituyendo
una nueva realización, con ella en el rol protagónico. No obstante, la
exposición de una versión sin censura del aquél film inicial, dispara el origen
de un trauma en Sakura, con consecuencias imprevistas.
V.
Entre las notas destacadas, se halla la facilidad con que Oé se mueve entre pasado y presente, alternando apreciaciones relacionadas con la elaboración de guiones y el aporte de la historia familiar. Por otro lado, el estilo directo y frontal del texto no es óbice para desdibujar los límites de ficción y realidad entre historia y personajes, brindando al lector cierto carácter de fábula. Por todo ello, vale la pena transitar sus páginas. Un libro ameno y recomendable.
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