jueves, 30 de enero de 2025

La procesión. Mientras agonizo, William Faulkner

 

RBA, 1995

I.

               El título fue propuesto en un taller y, porque tenía el ejemplar de marras, acepté el desafío de leerlo. Porque leer a Faulkner siempre es un desafío, máxime en tiempos donde las novedades editoriales de las grandes corporaciones parecen inclinarse por opciones que restringen a la lectura al ámbito del entretenimiento, o al mero pasatiempo que al cabo de pocos días caen el olvido. Este autor, particularmente, obliga al lector a mantener la atención y no pocas veces, a la relectura de los párrafos.

II.

                A lo largo de 59 capítulos que se rotulan con el nombre de quince personajes, Faulkner describe el viaje que los Bundren realizan desde una aldea en el Misisipi hasta llegar a Jefferson, trasladando el cadáver de Addie, esposa y madre, a quien se le ha prometido que sus restos descansarán junto a los de su familia. En un traslado que, normalmente, no llevaría más que algunas horas, las lluvias torrenciales han derribado puentes y los retardan diez días, con la corte de buitres rondándolos y el hedor natural de la descomposición orgánica de Addie.

III.

               Al humilde y tosco granjero Anse Bundren le acompañan todos sus hijos: Cash, un eximio carpintero, responsable del ataúd; Darl, un alocado que intentará suspender el viaje; Jewel, el preferido de su madre, impulsivo; Dewey Dell, la coqueta hija que busca abortar su embarazo y Vardaman, un niño de escasa edad que entiende poco de lo que ve. A las peripecias de la familia se le agregan los aportes de otros personajes secundarios que hacen que el conjunto constituya un coro polifónico de voces narradoras, cada cual con su punto de vista.

IV.

                Si bien existen diálogos entre los distintos protagonistas, la mayor parte del relato se narra bajo las técnicas de flujo de consciencia y monólogo interior, donde el autor nos permite conocer qué piensa cada personaje a medida que se desarrolla la trama. Así, hasta la detestable Addie –desde el más allá- nos devela un amorío con el pastor local –real padre biológico de Jewel-. Ninguno de ellos está exento de culpas, transgresiones, malas acciones. Por ello, la soledad, el pecado y la desidia, acompañan a la ignorancia, la imprudencia y la negligencia, haciendo de esta procesión una obra memorable.

V.

               En un estilo directo y descarnado, tan austero y parco como la naturaleza de los personajes principales y el entorno geográfico donde suceden los hechos, Faulkner nos entrega una novela mayúscula, condensada, con escasez de páginas pero con tantos elementos para la reflexión que resultan poco menos que imposible de abordar en un sola lectura. Para leer, releer y disfrutar de gran literatura.

sábado, 25 de enero de 2025

e-book 172. Destratos. Bien tarde en el día, Claire Keegan

Eterna Cadencia, 2024
 I.

               Surgió como un outsider. Fue propuesto en un taller que intentaba abordar el arte de escribir reseñas y, como trabajo final, los participantes debían hacer llegar a quien lo conducía su propia reseña de este título. Un accidente doméstico me privó de hacerme presente en la última reunión y, con ello, escuchar algunas exposiciones y, si cupiera, presentar la propia. Hoy, tres meses más tarde, hago llegar mis apreciaciones.

II.

                La escena inicial se abre con Cathal, un oficinista, en un 29 de julio soleado en Dublín. Se ha quedado dentro del edificio, sin salir a almorzar. Su jefe, un hombre más joven, le propone que se retire temprano y una compañera le pregunta si está bien. Al concluir su jornada, se dirige hacia su casa en ómnibus. Su compañera de asiento –una mujer mayor- le pregunta si tiene hijos; responde negativamente.

III.

               La nouvelle que no alcanza la setentena de páginas, se divide en cuatro partes. Tras la primera, el lector asiste a la historia entre Cathal y Sabine, una joven francesa, a quien conoció un par de años antes y le ha propuesto matrimonio. Al poco, van apareciendo lentamente detalles en el comportamiento de Cathal que lo muestran mezquino con el dinero y escasamente empático con su novia, como si toda una vida habituado a vivir solo condicionara su sensibilidad. El desenlace entonces se encuentra a un paso.

La versión digital, gentileza de Valeria E. Castelló Joubert

IV.

                ¿Qué razones disparan una proposición matrimonial?, ¿se toman en cuenta todas las implicancias que suponen vivir con otra persona, máxime cuando ésta habrá de habitar nuestro propio espacio?, ¿cuán dispuestos estamos para hacerle un lugar que permita la convivencia? Cathal, en su incapacidad de comprender los cambios que suscita integrar a otro ser en la misma vivienda –un ser que no necesariamente cumple con las expectativas que se esperaban- va incurriendo en una serie de destratos con su pareja, que evidencian una carencia afectiva.

V.

               En estilo ameno y fluido, Keegan expone su talento narrativo en los aportes de los personajes secundarios: un jefe joven –que denota un retraso en el debido ascenso-; el acercamiento de una mujer embarazada –que recuerda la maternidad-; un zapato sin lustre –que señala cierto descuido personal-, son elementos que entretejen las características de Cathal. Por lo demás, los personajes me parecieron algo burdos, estereotipados y acartonados, cumpliendo con los objetivos narrativos de manera algo forzada. Una obra breve a la que le ha faltado cierto desarrollo. Interesante, pero no a la altura de otros trabajos previos.

lunes, 20 de enero de 2025

Pelibro 37. Mystic River

Todo se inició con un buen comentario sobre la novela, a la que fui inmediatamente a buscar hacia fines del 2014, a sabiendas de que pertenecía al subgénero policial, que no suelo frecuentar. Al tiempo, una amiga cinéfila ponderó el film de Clint Eastwood y, al poco de indagar, hallé excelentes valoraciones que me decidieron por la realización de este Pelibro, aun cuando todo debió esperar mucho tiempo.

Libro

Dennis Lehane (RBA, 2006)

               Sean Divine y Jimmy Marcus son amigos desde la infancia pues sus padres trabajan en la misma empresa, aunque el padre del primero es capataz y el de Jimmy, transportista. Jimmy, a su vez, tiene un amigo del barrio, Dave Boyle, quien se pega a él cada vez que sale. Sean vive en un barrio algo más acomodado, a cierta distancia. Una tarde en que los tres han salido juntos, un par de supuestos policías los han intimidado y se han llevado con ellos a Dave, quien reaparecerá cuatro días más tarde, pero ya no será el mismo.

               Ambientada en Boston, Massachusetts, hacia fines de los años ’70, transcurre un cuarto de siglo hasta que Katie, la hija de Jimmy, es asesinada en circunstancias nada claras. Es Sean el policía a cargo de la investigación, quien debe controlar que su viejo amigo no intente hacer justicia por su propia mano. Para colmo, la noche del crimen Dave ha llegado a su casa con rastros de sangre en su ropa. Al ser interpelado por Celeste, su esposa, expresa que mató a un pederasta. Ella, a la luz de lo que aparece, sospecha que Dave es el responsable del crimen de Katie.

               Así comienza este thriller policial, cuyas páginas se devoran merced a una narración trepidante, in crescendo desde el inicio hasta el final. ¿Cuánta responsabilidad tiene un hecho fortuito ocurrido en el pasado, en los acontecimientos presentes?, ¿es solo una consecuencia lógica, o un malentendido sostenido por prejuicios sociales? ¿Qué mecanismos se disparan a la hora de explicar un suceso luctuoso a través de una vía laberíntica, cuando quizás las razones del mismo sean más simples y menos elaboradas?

               Lehane nos ofrece una novela que tiene de todo, desde suposiciones nefastas hasta cierto grado de morbo y cotilleo culposo, en medio de un crimen a esclarecer, con un inspector de policía novato, un ex convicto –que aun mantiene contacto con amigos matones- y un civil que arrastra a cuestas una historia trágica.

               En estilo directo, ameno y coloquial, con una estructura que va alternando el protagonismo de la narración -a cargo de un narrador en tercera persona-, escenas de alto contenido emotivo bien descriptas, sin caer en lo grosero, Lehane interpela al lector en cuanto a la trascendencia de la amistad, el cumplimiento del deber y la carga de prejuicios, capaces de obnubilar la razón. En suma, un policial magnífico, bien construido y conducido hasta el desenlace. Para recomendar a todo buen lector.

 

Film

Clint Eastwood (Warner Bros, 2004)

               Hacía mucho tiempo que no asistía a un policial tan bien llevado, desde el inicio hasta el final. Las valoraciones que circulan en la Red no están erradas, para nada.

               El primer elemento a destacar es lo bien que se apega el guion al texto de Lehane; en ese aspecto, Brian Helgeland consigue transmitir las sensaciones que el lector percibe en la novela. En otro plano, está tanto la dirección de fotografía como el manejo de la cámara que, con el cambio continuo de planos, acercan o alejan al espectador, diferenciando al acontecer cotidiano de la escena íntima.

               Todo el elenco se luce, cada cual en su rol, pero los trabajos actorales de Sean Penn (Jimmy) y Tim Robbins (Dave) son superlativos; no por nada ambos se alzaron con el Óscar de la Academia por este film. Desde la pantalla, dan clase de cómo se debe actuar. El resto de artistas cumplen holgadamente con su libreto, con un Kevin Bacon (Sean) notable y las actuaciones femeninas de Marcia Gay Harden (Celeste) y Laura Linney (Annabeth) no van en zaga. Lawrence Fishburne en el rol del sargento, demuestra la solvencia de siempre.

               Párrafo aparte merece la dirección de Clint Eastwood. En mi humilde apreciación, es el mejor film que le vi realizar. Ha puesto su talento de cineasta al servicio de los detalles: la cámara en el ángulo correcto, los cambios de iluminación adecuados, las expresiones de los artistas cuando la escena requiere de primeros planos –sacando de ellos lo mejor de sí- y hasta el montaje se acerca a la perfección. Por eso el film tomado en su conjunto lo ha vuelto un éxito memorable, tanto de taquilla como de pieza de arte. Una película para ver y rever, solo o en familia. Imposible de olvidar. 

Testimonio del Pelibro 37

miércoles, 15 de enero de 2025

Colección Último Reino. 12. Las horas felices, Pascal Quignard

El cuenco de plata, 2024
 

I.

               Cuando nada hacía presagiar la aparición de otro volumen de la colección, el autor nos vuelve a sorprender hacia fines de año pasado con una nueva entrega –que sospecho que será la última, aunque no lo deseo-, donde el tema central son las horas. Según Quignard, las Horas son las herederas del tiempo; son las que cobran importancia, volviendo significativas tanto nuestra vida como nuestra muerte –por aquello de morir en su hora-.

II.

                En esta ocasión, en su ecléctico derrotero de asociaciones y especulaciones, Quignard nos habla de la necesidad de registrar –para mantener en la memoria, siempre en vigencia- todos aquellos momentos en que nos sentimos felices. Por eso comienza su deambular con los libros de horas, como el de Juan de Francia, duque de Berry, cuyo contenido reflejaba paisajes, sainetes y otras anotaciones que resumían circunstancias felices.

III.

                Además, hay una recurrencia que atraviesa toda la obra –no solo este volumen- del escritor galo: la omnipresencia del agua. El agua está presente en sus anécdotas personales y familiares; en sus reflexiones sobre distintos personajes de la Historia; en la descripción de cuadros con motivos marinos. Es la imagen del oleaje, de las ideas y escenas que vuelven a la mente del escritor con cierta frecuencia la que logra el vínculo entre evocación y literatura,

‘… el pasado vuelve una y otra vez en forma de extrañas olas nunca iguales…’

IV.

               Hacia el final, reúne una serie de misceláneas que tienen como protagonistas a Madame de Sablé, La Rochefoucault, Jacques Esprit, Madame de La Fayette, entre otros, y los retrata como rebeldes; aquellos que van en contra de las normas sociales, capaces de vivir a su aire, sin respetar convencionalismos. Por algo Quignard confiesa su pasión sobre las cercanías del año 1640 y sus alrededores que, a la vez de comenzar a acuñarse los luises de oro, aparece la obra de Cornelius Jansen y, con él, el jansenismo, lo que le sirve como elemento disparador para explicar el porqué de sus obras –las de Quignard-, cuyos títulos repasa.

V.

               En su estilo poético, por momentos rayano en lo lírico, en una atmósfera intimista que convoca a la introspección; con interpretaciones y propuestas de análisis con las que el lector no siempre estará de acuerdo, pero que obligan a tomarse el tiempo de meditarlas, Quignard mantiene esa retórica especulativa que ya es un sello personal y nos deja una obra mayúscula, con final abierto. Después de seguirlo a lo largo de todo un año calendario, no puedo dejar de recomendar su lectura, a sabiendas que se requiere de un tiempo con el que la mayoría de lectores en vida aun activa, no cuenta en el presente. Valga entonces, como sugerencia.

Testimonio de la obra al completo.

viernes, 10 de enero de 2025

e-book 171. Añoranzas. Baumgartner, Paul Auster

Seix Barral, 2024
 

I.

               Me había llegado por gentileza de una amiga lectora, quien lo compartió a principios del 2024. Fue un título que sugerí varias veces, sin éxito, a sendos grupos lectores a la hora de optar. Sólo cuando se propuso en un taller de lectura en una sonada librería local, hacia fines de año -tras el deceso del autor-, me incluí. No he sido visitante asiduo de sus letras; más bien, lo contrario, aun sin negar su talento narrativo, que ha conquistado a lectores de todo el mundo.

II.

                La novela -ambientada en un Princeton reciente- se halla dividida en cinco capítulos de extensión comparable. Comienza con una serie de contingencias domésticas que el profesor Seymour Baumgartner debe enfrentar en el inicio de su setentena. Hace nueve años que ha perdido a su esposa, Anna, en un accidente costero y aun no es capaz de despojarse de la nostalgia y el vacío que supone su ausencia, tras cuarenta años de matrimonio.

III.

               Narrada en tiempo presente hasta mediar el texto –alternando entre tercera y primera persona-, con ciertas analepsis a la historia de la pareja protagonista y, tras un raro sueño, se explica cómo Baumgartner deja atrás el pasado y vive un renacer con Judith, una compañera de profesorado de la universidad, a quien desea proponer matrimonio. La segunda mitad se ocupa de la historia familiar de los Baumgartner, oriundos de Ucrania, y el desembarco de una joven investigadora que intentará rescatar entre los papeles póstumos de Anna, sus dotes de poetisa.

La versión digital, gentileza de una amiga lectora

IV.

                Luces y sombras se reparten por igual en este último trabajo de Auster. Por un lado, la narración resulta muy llevadera desde el inicio hasta el fin del tercer capítulo, con todo lo que le sucede a Baumgartner y el ir y venir de su congoja de viudo. Ese contrapunto entre la intención de superar la pérdida y renovar sus ilusiones se avienen a lo mejor de las letras de Auster. En cambio, las últimas dos divisiones, con su repaso de la historia familiar y la esperanza depositada en que la juventud eche luz sobre la figura de la difunta no termina de convencer, dejando al conjunto en una tibieza de la que solo puede rescatarse la añoranza.

V.

               En estilo directo y coloquial, ameno, con escenas memorables y reflexiones no exentas de profundidad –como las referidas al síndrome del miembro fantasma, asociadas en este caso a la pérdida de pareja-, Auster construye un relato que reúne el dolor de la ausencia, el azar en las relaciones humanas y la sempiterna esperanza en un futuro promisorio, aun cuando se es consciente que el fin de la vida se acerca. Un legado literario para valorar.

domingo, 5 de enero de 2025

Más de cuatro siglos después. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes

Alfaguara, 2004
 

I.

               Éramos varios los interesados en encarar esta lectura señera para las letras castellanas –y una de las más reconocidas en todo el orbe-. Como desprendimiento de un grupo lector más numeroso decidimos compartirla al constatar que, si bien habíamos leído capítulos durante nuestro paso por la escuela secundaria, ninguno se había atrevido a leerlo al completo, aunque todos contábamos con un ejemplar en nuestras alforjas. Para hacer frente a su extensión, lo dividimos en cinco partes iguales, leyendo a razón de una por mes. El resultado fue exitoso.

II.

                No pretendo hacer aquí una reseña al uso, sino compartir apreciaciones y sentires despertados tras la experiencia. En principio, esta edición que, con motivo de cumplirse el Cuarto Centenario de su publicación original, la casa editora presentó en cartoné, es casi una biblia quijotesca pues, al texto original le acompañan una Presentación, un prefacio de Mario Vargas Llosa, otro de Francisco Ayala, uno más de Martín de Riquer y las Notas al texto, de Francisco Rico, quien también se ha hecho cargo de la edición, con profusas citas al pie que hacen de éste un trabajo más que memorable.

III.

               Yendo a su contenido, son varios los aspectos a destacar. En cuanto a la trama, no hay mucho que aportar: Alonso Quijano, convertido en Don Quijote merced a sus desvaríos después de haber leído multitud de libros de caballerías, propios de la época, encarna al noble caballero con recursos, que sale en busca de aventuras, junto a un aldeano iletrado, Sancho Panza, a quien el afán de ganar dinero y fama lo impulsa a acompañarle. El tono socarrón de burla a una clase noble empobrecida y un pueblo sin instrucción alguna se advierte inmediatamente entre líneas.

IV.

                En otro orden está la brillante construcción psicológica de los personajes. A la erudición que demuestra el Quijote en sus expresiones, toda vez que éstas no tienen que ver con la razón de su locura, le opone un rústico Sancho, que resume al ignorante no exento de suspicacia quien, a través de refranes y comentarios, hace alarde de un sentido común sin par. Además, Cervantes se da el lujo de incorporar en su segundo volumen –aparecido diez años más tarde-, las opiniones vertidas sobre el primero de éstos, multiplicando así la ficción.

V.

               Finalmente, el decálogo de consejos que Quijote le brinda a Sancho cuando éste debe gobernar su ínsula, así como las reflexiones que el propio Sancho rescata del ejercicio del poder tras su regreso, son extractos de filosofía moral que no dejan de tener vigencia hasta nuestros días –y que bien podrían servir de enseñanzas a muchos de quienes gobiernan-. Por todo ello –y mucho más que queda en el tintero-, es una obra entretenida, cuya lectura dispara un cúmulo de temas para meditar. Indispensable de ser leída, al menos una vez en la vida de todo buen lector.