Ya había visitado al autor bosnio
en una obra anterior, con motivo del desmembramiento de la antigua Yugoslavia.
Tras años de ausencia decidí volver a sus letras pues recordaba que entre ellas
se hallaba una suerte de experiencia testimonial en primera persona sobre los
problemas que acarreaba estar exiliado, mientras se desintegraba el país donde
había nacido. El sugerente subtítulo que lo acompaña –Cómo aprobar su exilio en treinta y cinco lecciones- inclinó la
lectura a su favor.
II.
El libro narra el derrotero del propio Čolić
tras su deserción del ejército croata en 1992 y su pedido de asilo político, lo
que finalmente se materializa en Francia, sin manejar el idioma y siendo
sospechoso a la mirada de muchos. El número del subtítulo responde a la
cantidad de capítulos en que se divide el libro. Resulta toda una aventura
seguir a un joven de veintiocho años, poeta galardonado en su patria, teniendo
que verse enrolado en el ejército junto a un arma de procedencia rusa, debiendo
disparar a quienes hasta ayer eran sus compatriotas.
III.
Junto al protagonista exclusivo,
compartimos su furia y su impotencia desde el momento en que su casa fuera
demolida por un tanque, su familia diezmada, y él mismo viviendo con lo que
lleva puesto. Si no fuera por la asistencia que, en calidad de refugiado, le
brinda el estado francés, se debatiría entre la borrachera sin fin, fruto de
una profunda depresión, o el suicidio. Los lectores asistimos entonces al
desgarro interior de quien se ha quedado sin patria, sin lengua materna y
sobrevive gracias a la caridad ajena, mientras retrata lo que vive en un
cuaderno de notas.
IV.
El éxito de su libro lo impulsa a viajar; así,
abandona París y recorre Estrasburgo, Budapest, Milán, Venecia, Praga, entre
otras ciudades. En cada una de ellas se vincula a otros personajes tan
circunstanciales y efímeros como las emociones que despiertan, amistades,
amores, sexo, etc. El verdadero acierto de este libro radica en una cuota no
menor de humor irónico e inteligente que permite sostener la adversidad con
cierta esperanza, ante la tristeza y melancolía, propia de un paria.
V.
De estilo directo y coloquial, con descripciones de escenas y sentires muy minuciosos, capaces de transmitir la emoción contenida y la desazón en muchos pasajes del relato, Čolić ofrece un testimonio de primera mano de quien lo ha perdido todo, mientras deambula por una Europa indiferente a la guerra en los Balcanes y al fin del liderazgo soviético. Una obra tan necesaria como esclarecedora.
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