I.
Fue la propuesta del pasado mes
de marzo en un taller que viene visitando las letras del autor a razón de un
título por año. Tenía personal interés en esta obra porque me abriría las
puertas a la de otra lectura cuya trama se basa en esta historia. Es vox populi que Dostoyevski tomó un
suceso ocurrido en 1869 para construir la misma pero, fiel a su mirada social
que escarbaba en la naturaleza humana, le ha otorgado una profundidad única,
propia de sus letras.
II.
Ambientada hacia 1870 en una aldea cercana a
San Petersburgo, la novela narra la historia de Nikolai Stavrogin, hijo de una
viuda terrateniente, que acaba de licenciarse en la ciudad y vuelve a la
heredad, en medio de cierta efervescencia política. Le acompaña en su derrotero
Piotr Verhovenski, algo más joven que aquél, hijo a su vez de un amante de la
belleza y la poesía, quien es amigo y protegido de la rica viuda y fuera en su
momento el tutor de Nikolai.
III.
De una vida disipada que brinda
la holgura de recursos, Nikolai va recorriendo lentamente un camino de
degradación personal que lo convertirá en un inmoral. Incapaz de sentir emoción,
vive su vida de manera ajena, sin comprometerse sentimental, social ni
políticamente con su entorno. A su vez Piotr, enrolado en la corriente
revolucionaria, encarna al arribista inescrupuloso, capaz de asesinar a los
propios camaradas para no ser delatado y luego abandonar al resto a su suerte. Los
otros personajes acompañan eficazmente y consolidan la trama.
IV.
El texto presenta diversos planos. Para
empezar, está el choque generacional donde los conservadores que sostienen al
zarismo se oponen a la necesidad de cambio que plantean los jóvenes revolucionarios.
Luego, está el tema de la fe: los nihilistas se han despojado del dogma
cristiano y abrazan nuevas doctrinas, mientras que muchos de los creyentes en
Dios y en la Iglesia comienzan a dudar. Por último, aunque no menor, está la
crítica del autor a los colegas escritores cuya mirada sobre Rusia se ha occidentalizado debido a frecuentes
viajes al resto de Europa. Es más, Dostoyevski se vuelve profético poniendo en
boca de Karmazinov (mordaz remedo de Turgueniev) el desmoronamiento que sufrirá
Rusia tres décadas y media después.
V.
Dividido en tres partes y una Conclusión, la edición de marras cuenta, además, con el capítulo que el editor consideró escandaloso y eliminó de la primera edición completa. Con una prosa precisa, personajes cuya psicología queda perfectamente delineada y reflexiones jugosas acerca de la ética y el eterno contrapunto entre el Bien y el Mal (pues esos demonios a los que alude el título se hallan dentro de nosotros y es nuestra obligación domeñarlos), Dostoyevski nos ofrece una magnífica y bellísima novela cuyo trasfondo expone los preludios de la Revolución. De lectura obligatoria para todo buen lector. Cien por ciento recomendable.
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