viernes, 18 de mayo de 2018

El pasado que no cesa. Frías flores de marzo, Ismaíl Kadaré


Alianza, 2009

I.

            Más de una vez me encontré con comentarios elogiosos acerca de la obra de Kadaré, a quien ya había visitado con otro de sus títulos. Recorriendo las letras de los Balcanes, decidí leer nuevamente a Kadaré porque es un referente obligado de su Albania natal, pues combina un estilo narrativo muy personal con la observación perspicaz de la influencia que los cambios políticos vienen ejerciendo sobre su gente.

II.

            Situado hacia fines de los años ’90 en una aldea del norte del país, Mark Gurabardhi es un joven pintor en crisis que se enamora de su modelo. Desilusionado por la apertura de Albania al capitalismo tras cuatro décadas de dominio comunista, tiene que lidiar con el ingreso en la modernidad o el regreso a un pasado retrógrado u obsoleto.

III.

            Pese a la brevedad del texto, tanto la estructura como su trasfondo requieren una lectura atenta, pues pueden realizarse varias lecturas paralelas. En primer plano, es una historia de amor, con su cuota normal de dudas y expectativas. Pero una mirada más profunda muestra las significativas transformaciones que están teniendo lugar con la caída del comunismo; entre ellos, las nuevas costumbres sexuales, la pérdida de seguridad individual con el crecimiento de los robos en los domicilios, etc.

IV.

            Para colmo, resurge el tema del Kanun y el Libro de la Sangre -donde constaban las deudas de sangre entre familias-, una tradición ancestral perimida, que aparece como un nuevo estatus de orden, después que el comunismo suprimiera su ejercicio. Además, Kadaré incorpora leyendas que abrevan en la mitología clásica y fábulas de naturaleza onírica en forma de contracapítulos, que intercala sabiamente, con lo cual resalta la oposición entre tradición y modernidad. Así, su protagonista se debate entre varias opciones sin saber hacia dónde dirigirse.

V.

            El sentimiento de culpa, la degradación moral, el pánico a un inasible futuro, la inseguridad que irrumpe en lo privado, son elementos con los que Kadaré construye una novela compleja, tensa, donde todo lo que se presenta como innovador, progresista y moderno no deja de ser lo mismo de siempre: el pasado que no cesa. Un libro para reflexionar.

10 comentarios:

  1. MadRE mía, casi me ha costado hasta seguir la reseña. Demasiadas cosas extrañas juntas, y un ambiente deprimente y poco halagüeño. La parte que viene de lo mítico y las fábulas podría ayudar un poco pero me da que ni así.
    Siento no seguirte en esta ocasión.
    Besitos lastimeros.

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    1. Muchas veces, Norah, las cosas no son como uno desearía. Kadaré refleja justamente esta realidad. La parte mítica, aún poética y evocadora, tampoco logra disminuir cierta nota de desilusión.
      Besitos comprensivos.

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  2. Albania tiene una mezcla de exotismo y misterio que me fascina, eso hizo que me acercase al escritor albanés Fatos Kongoli en "Una nulidad de hombre", y la experiencia fue muy buena, adentrándose en la Albania profunda y opaca de la dictadura comunista, un país totalmente hermético a la Europa occidental... para nosotros tan cercano y, a la vez, tan distante.

    Hace años que me atrae la obra de kadaré, precisamente por lo que narra, tan diferente de lo que acostumbramos en el occidente de Europa. Tomo nota, gracias por tu reseña y rescatar a un gran escritor.
    Un abrazo pibe ;)

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    1. Si has leído algo sobre la Albania comunista, no debes perderte éste, continuación de la sociedad que se debate entre el futuro capitalista en el que no confía o el pasado con tintes medievales que se le ofrece como alternativa.
      Nada debes agradecerme; sigo en deuda contigo.
      Un gran abrazo, campeón -y me adelanto una semana!-.

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  3. Esta novela si que es exótica para mi. Posiblemente nunca me hubiera acercado a ella. No sé li leeré algo de este paía, pero ya estoy un poco más cerca. Un abrazo.

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    1. Es exótica para todo lector que desconoce cómo han sido las cosas bajo el comunismo y cómo son en la actualidad, Ana. Me incluyo, aún habiendo leído algo de Kadaré anteriormente.
      Me ha llenado el día saber que algo he podido acercarte. Ése ha sido siempre el objetivo.
      Otro abrazo para ti.

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  4. Kadare nunca ha sido "santo de mi devoción", aunque, tengo que reconocer, que “El general del ejército muerto" sí me gustó, tiene algo que sobrepasa la fábula que parece querer retratar en ese libro. Este que aquí describes parece no tener mala pinta. Pero tengo un recuerdo de algún otro libro que leí de él, que me dejó esa extraña impresión de que, aún siendo un buen libro, no dejaba de ser un libro sobre algo muy cerrado, digamos que menos "universal" de lo que yo esperaba de él. Pero bueno, como bien sabes, los momentos de lectura influyen muchos en las impresiones. Volveré a leerlo...
    Un abrazo
    Cuídate

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    1. Al igual que otros muchos autores, parece que Kadaré se centra sobre un par de temas por los que ronda una y otra vez. El Kanun y la sangre entre familias es SU tema.
      Comparto un cierto recelo tuyo sobre su mirada restringida a lo local, pero en este caso refleja muy bien los cambios sociales suscitados después de tantos años de comunismo. Si lo ves por allí, hojéalo y decide.
      Sí, los momentos deciden sobre nuestras percepciones. Espero poder encontrar el momento adecuado para apreciar 'La broma infinita' de DFW, en su verdadero valor.
      Cuídate tu también.
      Un fuerte abrazo.

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  5. Confieso mi total ignorancia sobre este autor albanés. Me ha interesado mucho lo que cuentas y lo voy a apuntar en mi libreta de posibilidades lectoras.
    Me interesa mucho esa "salida" del comunismo real y el aterrizaje en lo peor del capitalismo, en la vuelta a tradiciones ancestrales que han permanecido latentes y en la extrema derecha donde estuvieron durante la II Guerra Mundial gran parte de la población de Europa oriental.

    Un gran abrazo!!!

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    1. Hay puntos en común con el 'Limónov' de Carrère que hemos compartido, y algo de lo que relataba Alexiévich en alguno de sus libros, respecto del arribo del capitalismo salvaje a lo que antes fuera dominio del comunismo.
      No obstante, guarda sus matices fuertemente locales.
      Me alegra haber aportado un grano de arena a tu playa lectora.
      Un abrazo fuerte!

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