domingo, 26 de diciembre de 2021

Túneles. A este lado de la luz, Colum McCann

RBA, 2008

I.

            No quería despedir el año sin encarar las letras de uno de mis escritores más queridos. Este irlandés, quien nos visitara en agosto de 2015, dueño de una prosa singular -bastante cercana a la de autores locales-, no deja de sorprenderme. Sus historias se caracterizan por ser cotidianas, sin brillo, de las que extrae siempre una luz de esperanza aún de las circunstancias más sórdidas, como las presentes.

II.

             La novela posee dos protagonistas temporalmente separados. Treefrog es un linyera, un homeless que ha excavado una minúscula cueva en lo alto de un túnel donde pasan trenes subterráneos y sus pocas pertenencias yacen desperdigadas en el interior de la misma, a merced de las ratas o del frío glacial que se filtra por las alcantarillas de la Nueva York de 1991. El otro, Nathan Walker, es un joven negro que en 1916 cavaba ese mismo túnel por debajo del East River y al que un reventón lo catapultó a la superficie del gélido río junto a un par de compañeros.

III.

            Centrada en la vida de Walker, McCann va intercalando capítulos del acontecer de Treefrog: sus vecinos, su manera de ganar centavos para proveerse de alimento y protegerse del invierno y la historia personal que lo ha llevado a ese modo de vida. En cambio, se extiende en la biografía del primero, que toma por esposa a la hija de un compañero fallecido en aquel accidente –una blanca pelirroja de ascendencia irlandesa- y narra las vicisitudes tanto de la curiosa pareja como de su prole, ante el racismo más acérrimo.

IV.

            A medida que transcurre el tiempo, ambas historias se van enlazando hasta volverse una única hacia el final, donde se exponen las razones por las que Treefrog ha llegado a ese estado de abandono, sin familia ni otra referencia mayor que las luchas que sostiene con otro de sus vecinos, que ejerce violencia de género sobre una mujer de igual condición. La necesidad de hacer justicia con ella tanto consigo mismo lo empujan a enfrentar su turbio pasado y dejar atrás la oscuridad del túnel que le dio cobijo hasta entonces.

V.

            Destaco la estructura elegida por McCann para hacernos llegar dos tramas que se van fundiendo, la composición de sus personajes, su estilo directo y fluido, que mantiene la tensión narrativa hasta el desenlace, dejando un mensaje de redención, tan apropiado para este período de celebraciones. Si apareciera en alguna librería de viejo, no lo dejen pasar.

 

domingo, 19 de diciembre de 2021

e-book 93. Novelas de Stefan Zweig. 12. Mendel el de los libros, Stefan Zweig

Acantilado, 2009
 

I.

            Retomando la lectura de las novelas del autor, ahora en el formato unitario, sentí la necesidad de abordar el presente trabajo al anunciarse un nuevo lanzamiento bajo un sello local. En esta ocasión, acude una vez más la magia con que Zweig delinea una suerte de nouvelle -debido a la brevedad de su extensión, que sólo ocupa algunas horas de lectura-, cuyo tema principal es una vida dedicada a los libros.

II.

            Han pasado una veintena de años antes de que el narrador volviera a las instalaciones de un viejo café que solía frecuentar de joven, para guarecerse de un repentino chubasco. Tras la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial), la asolada Viena se ha transformado en una pujante ciudad que vuelve a concitar las visitas de propios y extraños, con sus típicos cafés. La fisonomía, si bien le parece familiar, ha cambiado tanto que se demora en reconocer dónde se encuentra. Hasta que una mesa de mármol cuadrado ubicada en un rincón, dispara viejos recuerdos.

La versión digital, gentileza de EpubLibre

III.

            Esa mesa era la que ocupaba Jakob Mendel, un coleccionista de libros y datos relacionados con ellos quien, ante la imposibilidad de habilitar un local propio, usaba ese escondrijo como cuartel general, al que toda clase de clientes acudía a consultar cuando deseaban localizar títulos y autores, o se hallaban en posesión de un ejemplar que consideraban importante y lo querían vender. Es decir, un viejo librero conocedor de su oficio.

IV.

            Con una prosa proverbial y descripciones más que acertadas, que no solo construyen la psicología y realidad histórico – social del protagonista sino que dejan entrever cómo la guerra acabó con un período de paz, donde las fronteras no poseían la importancia que cobraron a posteriori –con la mar de injusticias que, por ello, se cometieron con personas civiles como la presente-, Zweig logra nuevamente combinar su mirada humanista en contra del flagelo bélico con su devoción por los libros, que resisten la fugacidad de la vida humana y el olvido. Un libro para tener en cuenta.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Fraternidad. Primera luz, Charles Baxter

Fiordo, 2021

I.

            Hace ya algún tiempo me había provisto de algunas de las novelas del autor, entre ellas la más afamada. Pero, fiel a mi principio de comenzar por el comienzo, no pude visitarlas debido a que la de marras estaba completamente agotada y saldada. Ni bien recibí la noticia de su reedición y lanzamiento, salí a buscarla y, sin hesitar, la coloqué sobre el tótem de libros pendientes, como si hubiera aguardado tanto como otros aún en espera.

II.

            Hoy en día, la idea de comenzar un texto en el momento presente y volver hacia el punto de partida no resulta original. Muchas ofertas aparecidas recientemente siguen ese modelo. Sin embargo, en 1987, cuando se lanzó ésta, seguramente debió serlo. Una historia de hermanos que, más allá de las vicisitudes y contratiempos que toda vida impone, se han mantenido muy juntos y solidarios entre sí.

III.

            Hugh Welch es el hermano mayor de Dorsey, con quien comparte un festejo patrio. Él se ha quedado en el pueblo, vendiendo autos. Inmerso en un matrimonio que ha perdido el rumbo, padre de dos hijas, intenta sobrellevar sus necesidades fuera de él. Dorsey ha viajado con su hijo Noah –un autista- para reunirse con Hugh. Astrofísica de cierto renombre, vive una crisis de pareja con Simon, de quien ha decidido tomar momentáneamente distancia. A partir de aquí, el lector asiste a un viaje regresivo que concluye con el nacimiento de Dorsey.

IV.

            Ambos componen un vínculo de suma fraternidad. Las evidentes limitaciones intelectuales de Hugh respecto de Dorsey se equilibran en aquél con un poderoso sentido de la observación y del conocimiento de las personas -su hermana, en especial-. Ella, eximia analista e investigadora, hace agua en el plano afectivo donde es incapaz de valorarse a sí misma, recurriendo a su hermano en los momentos más difíciles pues sabe que cuenta con él. Así, Baxter desnuda el entorno de infelicidad de sus protagonistas y cómo han sabido nutrir un viejo mandato familiar, que perdura aún tras la muerte de sus progenitores.

V.

            Estructurada en una treintena de capítulos divididos en cuatro partes, con un estilo ameno y coloquial, un puñado de personajes secundarios que fortalecen la construcción psicológica de los protagonistas (con atención en Simon y Carlo, parejas sucesivas de Dorsey y contrapuntos de Hugh) y dotada de un humor fino y socarrón, la novela interpela acerca de cómo llegamos a convertirnos en lo que somos, cómo subsisten los vínculos en el tiempo y cómo una consigna que se nos inculca a temprana edad puede seguir cumpliéndose a través de toda una vida. Un libro sin grandes aspiraciones, pero entrañable para todo lector sensible.

domingo, 5 de diciembre de 2021

Nervio conductor. El Danubio, Claudio Magris

Anagrama, 2014
 

I.

            Me fue sugerido hace ya muchos años por una académica de Historia allende el Atlántico, obnubilada por su contenido tanto como por la prosa de su autor. Un libro escrito durante 1986, cuya duodécima edición es la de marras, concita la curiosidad de todo buen lector, que descarta hallarse ante una obra exitosa, al menos desde el punto de vista editorial. Máxime, cuando se acompaña de un mapa regional que ya ha quedado obsoleto. Algunas lecturas previas me recordaron su paciente espera y decidí brindarle su oportunidad.

II.

            Resulta difícil su inclusión en algún género literario. No es una novela, pues la ficción –si la hubiera- no es determinante. No es un libro de narrativa breve, porque las historias mantienen cierto grado de continuidad entre sí. Tampoco es una colección de ensayos porque, si bien existen interpretaciones interesantes propias de ellos, no está ausente el elemento personal y familiar. Podríamos entonces suponer que es un libro de viaje, pero tampoco del estilo de aquellos que se han hecho conocidos a principios del siglo XX.

III.

            Magris toma al Danubio como nervio conductor de su paseo junto a un grupo de amigos y, como tal, comienza en su origen en la Selva Negra alemana, bajando junto a él en una suerte de downstream hacia su desembocadura final en el Mar Negro. Pero ese periplo lo realiza de manera singular: a medida que pasa por cada una de las ciudades a orillas del río, va evocando batallas entre pueblos, figuras de renombre histórico, escritores y filósofos –entre otros-, que se dieron cita en ellas, de manera que la travesía resulta por demás enriquecedora con datos y comentarios sobre hechos y obras.

IV.

            El objeto de este viaje es rescatar del olvido aquella región multiétnica conocida como Mitteleuropa (Europa del Centro-Este), donde el Danubio ha oficiado de médula espinal de pueblos, idiomas y religiones a lo largo de varios siglos. Una región que sobrevivió unida bajo los Habsburgo, dominada por una cultura de base germano – judía, donde los pueblos y sus lenguas convivían en cierto grado de armonía sin perder identidad y que hoy se encuentra dispersa en una multitud de países vecinos que se miran con recelo, si no con abierta animadversión.

V.

            Escrito con una prosa tan preciosa como precisa, el libro abunda en reflexiones, anécdotas y análisis de personas y personajes, que hacen de su lectura un deleite literario. Pero el texto no fluye rápidamente; es necesario tomarse el tiempo para aquilatar su contenido. En suma, una de esas obras para depositar sobre la mesa de luz de la alcoba, e ir desgranando sus páginas noche tras noche, sin prisas ni plazos. Más que interesante.