miércoles, 28 de septiembre de 2022

Pelibro 24. Matar a un ruiseñor

           Este Pelibro surgió como sutil acto de rebelión ante la imposición de un grupo de lectores al que pertenezco, que decidió encarar textos que no superasen las 250 páginas. Por eso propuse a quienes desearan acompañarme el título de marras: una novela por demás célebre, Premio Pulitzer de ficción en 1961, que fuera reeditada muchas veces. Un puñado de audaces se acopló y, gracias a la tecnología disponible, sostuvimos un encuentro virtual entre lectores distantes geográficamente para poner en común nuestras apreciaciones personales de lo que nos deparó la lectura y el film.

Libro

Harper Lee (Ediciones B, 2015)

               En el condado de Maycomb, Alabama, no ocurre nada extraño salvo que dos niños, Jeremy (Jem) y Jean Louise (Scout), de doce y ocho años respectivamente, hacen renegar a su padre, Atticus Finch, un abogado viudo, muy respetado, quien sólo cuenta con la ayuda de Calpurnia, la criada negra, para hacerlos crecer con rectitud.

               Junto a las travesuras de Jem y Scout –a las que se agregan las de un amigo, Dill, durante las vacaciones de verano- desfilan un manojo de personajes pueblerinos. Allí están la mordaz Maudie Atkinson, la irascible señora Dubose, la entrometida Stephanie Crawford y el misterioso Boo Radley quien, merced a un incidente familiar, vive encerrado dentro de su casa.

               Narrada en primera persona por Scout –muchos años después de aquél 1935 en que se ambienta la trama-, esta novela de iniciación, donde un par de niños comienzan a tomar conciencia de la realidad social que les rodea, sufren en carne propia los avatares que plantea el racismo: su padre ha sido designado como abogado defensor de Tom Robinson, un joven negro acusado de violación de Mayella, la hija mayor de los Ewell, agravada por lesiones. Viendo que las cosas se pondrían difíciles para Atticus y sus hijos, su hermana Alexandra decide abandonar momentáneamente su distante mansión familiar para colaborar con la crianza y mantener el orden interno, a la vez que socializar con el resto de las damas locales organizando tertulias.

               La novela se divide en dos partes. En la primera, el lector asiste a la descripción del pueblo, sus gentes y las aventuras de Jem, Dill y Scout, todo en un entorno cotidiano. En este aspecto, la autora construye con maestría la condición psicológica de sus personajes, dejando entrever la rigidez de las normas sociales tanto como los prejuicios raciales de la época. La segunda se centra en las alternancias del juicio protagonizado por Atticus, el influjo del mismo sobre los niños y su previsible desenlace, en donde se deja en claro que el poder judicial no puede brindar las garantías necesarias para la población negra.

               Párrafo aparte merece el estilo literario de Harper Lee, que hace de la narración un texto fluido y coloquial, muy llevadero, donde las implicancias del juicio se entremezclan sabiamente con la manera de ser de los habitantes del pueblo, en un final tan conmovedor como acertado. Un libro que, sin ser de lectura obligatoria para todo buen lector, resulta más que interesante y recomendable.


Film

Robert Mulligan (Universal, 1962)


               Bastó con proponer compartir esta lectura, para que una participante cinéfila no sólo nos notificara de la existencia del film, sino que además se tomase la molestia de allegar al resto del grupo una versión disponible. Aun ante el despliegue de tamaña generosidad, fiel a mí mismo, me hice de una copia en DVD, una vez decidido en armar este Pelibro.

               La realización de Mulligan se apega bastante bien al texto de Harper Lee y tiene en la niña protagonista una actriz notable que no opaca la figura de Atticus –rol encarnado por un maduro e impecable Gregory Peck, que le valió el Oscar- sino que la hace aún más brillante. El resto del elenco cumple con creces sus personajes, haciendo del conjunto un film memorable. El guión ha estado a la altura del libro, aunque algunas escenas se han simplificado y otros personajes, presentes en el texto de Lee, no han aparecido en esta exposición.

               Así, para una versión en blanco y negro como la presente, el film mantiene la tensión en las escenas más significativas, por más que se trate de un recuerdo de infancia con visos de reflejo de época. Y el emotivo desenlace –que coincide con el de la novela- cierra perfectamente la realización dejando una excelente sensación final.

               Como perlita, en las últimas escenas se incorpora la presencia de un actor –encarnando a Arthur ‘Boo’ Radley-, que en ningún momento dice nada. No le han dado ni siquiera un bolo; sólo lo han dejado aparecer y terminar, algunos metros –y segundos- después, cerrando una puerta. Es la primera aparición ante cámara de quien se transformaría en un actor de renombre: Robert Duvall.

Testimonio del Pelibro 24


viernes, 23 de septiembre de 2022

Atestiguar la sinrazón. Las tribulaciones del estudiante Törless, Robert Musil

 


Seix Barral, 2011

I.

               Fue una frustrada propuesta de ver la realización que, basada en esta obra, había llevado a la pantalla Volker Schlöndorff en 1966 –un film imposible de ser hallado en el ámbito local- la que impulsó esta lectura. No había incursionado en las letras de Musil y ésta parecía una buena ocasión, en aras de compensar la postergación que, año tras año, sufren algunos otros títulos de su autoría, más voluminosos, en mi haber.

II.

              Törless es un cadete de una academia militar del Imperio Austro-húngaro en las cercanías de la frontera con Rusia. Sus padres dejan en manos de la institución la adecuada preparación para una vida de liderazgo. Pero lo que él encuentra en ella es soledad, aislamiento y dudas. Así, tiene un par de compañeros que encarnan el despotismo con ansias de dominación y la crueldad más banal refugiada en un falso irracionalismo filosófico. El descubrimiento de un robo cometido por otro compañero, llevará a aquellos a infligirle a éste castigos físicos y sexuales, de los que Törless será testigo.

III.

               Esta obra es introspectiva, con mucho debate acerca de una búsqueda existencial que supere el mero materialismo propuesto por las facilidades de una vida acomodada. En ese aspecto, Törless encarna al joven sensible e inexperto sometido al reino de las pasiones, donde la racionalidad de su vida en un mundo ordenado se ve superada por la arbitrariedad que impone el poder, el ejercicio de la violencia, la impunidad que supone el reiterado abuso y la humillación más supina sobre el débil.

IV.

                Publicada en 1906, la novela de Musil se adelanta a los planteos que algo más tarde darán origen tanto al nacionalsocialismo como al fascismo; el germen de los mismos se hace evidente en esta obra. El desprecio por la vida humana –considerada intrascendente- y la indefensión del individuo ante la hostilidad irracional de la multitud son parte sustancial de las reflexiones que acuciarán a Törless quien, aun asumiendo una tenue defensa –y parcial protección- de la víctima, no toma partido; sólo responde como espectador privilegiado. Así le irá a Europa –y al mundo- en años venideros…

V.

               Con una prosa concisa y directa, de estilo coloquial y fluido, Musil interpela sobre nuestro grado de compromiso y reacción ante la injusticia y el avance de la sinrazón. Una novela relativamente breve, con escenas fuertes –que no eluden la connivencia homosexual como tampoco soslayan la maldad-, capaz de conmover y llamar a la meditación. Más que interesante.

domingo, 18 de septiembre de 2022

e-book 110. Preludio del fin. La montaña mágica, Thomas Mann

Edhasa, 2009

I.

               Es difícil sustraerse a la idea de encarar una obra, tan voluminosa como señera, en tiempos donde el diario trajín hace poco menos que imposible mantener la concentración que requiere su lectura. Sin embargo, de la mano de una avezada conocedora de las letras universales, un centenar de ávidos lectores nos hemos dado cita a lo largo de dos meses para descubrir sus alternancias, empatizar o no con sus personajes y, en todo caso, reconocer la sabia mirada del autor sobre una época que acabó. En ese sentido, los lectores asistimos a un preludio del fin.

II.

                Hans Castorp, ingeniero naval y a la sazón en la veintena, visita a su primo Joachim –un militar sin graduación-, quien se encuentra en una institución sanitaria ubicada en lo alto de una montaña en Suiza realizando la cura de una tuberculosis incipiente. En el verano europeo de 1907, ha decidido pasar tres semanas antes de volver a Hamburgo para ocupar una pasantía en una empresa naviera. Huérfano de padre y madre, ha sido criado bajo el ojo avizor de su abuelo y con la benevolencia de su tío, consejero de Estado. Por ello, los recursos familiares facilitan su estadía. Su permanencia en ese centro, al final, será de siete años, hasta el estallido de la guerra.

III.

               En esta novela de desarrollo, Hans tendrá que dejar atrás una vida pródiga en indolencia y molicie, para alcanzar la adultez y asumir su rol a la hora del regreso. Para eso, contará con el humanista Lodovico Settembrini, su opositor nihilista, Naphta, un judío cristiano, y el opulento holandés Mynheer Peeperkorn. Hasta conocerá el amor en la figura de Madame Chauchat, una rusa de ojos tártaros.


La versión digital, gentileza de EpubLibre

IV.

                La obra es poliédrica. Por un lado, narra la historia de un joven inexperto que debe crecer, y lo hace junto a un puñado variopinto de enfermos. Por otro, está el debate sobre el transcurso del tiempo para quienes no tienen más pautas horarias que las ingestas diarias y han perdido contacto con el resto de la sociedad, aislados en la altura. Además, hay una interesante esgrima entre la vida civil y el deber militar; los aportes que sus sucesivos mentores le allegarán sobre el positivismo y el papel de la técnica, la escolástica y el oscurantismo medieval y la voluptuosidad de lo sensual, todo ello en un entorno dominado por la muerte.

V.

               Con una prosa precisa, de estilo coloquial y amena, Mann construye una épica singular sobre el fin de una época, incluyendo el espiritismo y los avances contemporáneos: la fotografía, los rayos X, la relatividad y el psicoanálisis. Una obra magistral, recomendada para todo buen lector dotado de paciencia y tiempo suficiente. El esfuerzo que requiere es pagado con creces.

martes, 13 de septiembre de 2022

Después del horror. Trieste, Daša Drndić

 

Automática, 2015

I.

               Una egregia lectora transatlántica me lo hizo apuntar hace años. Durante mucho tiempo este sello editorial estuvo casi vedado para estas costas, de tal manera que me puse en contacto con él. Me señalaron a un distribuidor local, quien me respondió con evasivas. Solo pude hacerme de varios títulos del catálogo cuando la distribución cambió de manos. A veces, la desidia ajena retrasa las lecturas interesantes.

II.

                En 2006 y con ochenta y tres años de edad, Haya Tedeschi espera. Nacida en Gorizia en el seno de una familia judía políglota, espera el ansiado reencuentro con su hijo. Un hijo que a sus dos años le fuera arrebatado de sus brazos en 1946. Su espera está repleta de girones de historia, que ha recogido entre recortes de diarios, testimonios, fotografías, cartas y otros enseres. Ha movido cielo y tierra para dar con él y recién ahora ha aparecido una mínima posibilidad de éxito. Un rayo de sol, tal como el título original de la novela lo da a entender –Sonnenschein-.

III.

               En su narración, la autora va reconstruyendo el pasado de la protagonista. La cercanía de Gorizia a Trieste, lugar en el que hubo de morar, en la frontera entre Italia, Eslovenia y Croacia, un crisol de lenguas y razas, es el punto geográfico desde el que parte su historia, con la ocupación alemana durante la guerra, el llamado litoral adriático. Aquí están su infancia, su primer amor, el cine… y también los trenes con deportados y el campo de exterminio judío en la antigua arrocera de San Sabba.

IV.

                Párrafo aparte merece el detallado relato sobre el siniestro proyecto Lebensborn, que Heinrich Himmler desarrolló para pureza de la raza aria, a través del cual los jerarcas de las SS embarazaban a jóvenes adeptas al régimen en distintos lugares de la Europa Nazi. El hijo de Haya fue secuestrado por tener como padre a un militar alemán destinado en Trieste. Después del horror que supuso la muerte de 9000 italianos judíos –cuya lista figura en el texto- y, con ello, el desmantelamiento de los núcleos familiares, de los que sólo quedaron los ecos de sus voces en la memoria, Tedeschi persiste en la esperanza de su regreso.

V.

               De estilo frontal y directo, Drndić no ahorra sinsabores al lector; los narra crudamente, tal como han sido vividos. Hacia el final, la realidad se entremezcla magistralmente con la ficción, cuando ese hijo intenta hallar a su madre. Un libro que, por momentos, entrecorta el aliento y dificulta su prosecución, pero resulta de lectura necesaria porque su mayor mérito radica en constituir un rotundo ejercicio de memoria. Para que no vuelva a ocurrir.

jueves, 8 de septiembre de 2022

e-book 109. Reconexión. Me llamo Lucy Barton, Elizabeth Strout

 

Duomo, 2016

I.

               Ni bien apareció, la opinión lectora se dividió en dos: estaban aquellos que admiraban sus aspectos resilientes, y los detractores que la encontraban vacua y superficial. Mis amigos lectores se inclinaban más por esta opción, por la cual la dejé pasar. El taller al que asisto la incluyó en su lista de lecturas, como medio de análisis del vínculo madre – hija. Por eso debí encararla.

II.

                Lucy Barton narra en primera persona -muchos años después- la visita que le hiciera su madre cuando ella se hallaba en un hospital de Nueva York en razón de una cirugía menor que derivó en una estadía prolongada de nueve semanas, a inicios de los ’80 de siglo pasado, cuando la ola de SIDA azotaba la ciudad. Se trata de cinco días y cinco noches de diálogos entre madre e hija, después de varios años que no se han visto. Lucy abandonó el rancho en Illinois apenas pudo, para dedicarse a escribir. Cuando el encuentro, estaba casada y tenía dos pequeñas.

III.

               Desde una infancia de pobreza extrema, con sesgos de maltrato –y quizás cierto matiz de abuso-, junto a una madre incapaz de expresar sus sentimientos -con total ausencia de gestos amorosos-, y un padre que encuentra en la violencia hacia sus hijos un vehículo para desatar las secuelas que le ha dejado su participación en la guerra, Lucy va creciendo en medio de una familia donde habita el silencio y el desamor. La convalecencia en el hospital le brinda ocasión de recomponer la relación con su madre, escuchando historias del pueblo narradas por una mujer tan pétrea en lo afectivo como sagaz en sus observaciones.


La versión digital, gentileza de EpubLibre

IV.

                El texto abunda en reflexiones de Lucy sobre vínculos familiares, entornos sociales, valores personales y la perseverancia en la búsqueda de un camino que permita superar un pasado de soledad y sin horizontes. En este aspecto, madre e hija recuperan un diálogo roto en base a una historia común, un vehículo para la reconexión. La forma de ser de la madre no ha de cambiar, pero su hija puede comprenderla –y si se quiere, perdonarla- en base a una mirada más abarcadora, ahora que también ella es madre.

V.

               De estilo directo, ameno y coloquial, el libro se lee fácilmente. Sin embargo, su estructura esponjada –con notorias partes en blanco, que no implican nada-, frases reiterativas –que, más que refuerzan, denotan falta de ideas- y escenas rayanas en burda sensiblería, han justificado mis recelos acerca de su lectura. Un libro para sacar conclusiones lectoras después de hacer experiencia. (Para salir de dudas, he decidido optar en breve por su premiada novela anterior).

sábado, 3 de septiembre de 2022

Escrituras sobre el río. El asombro de crecer. 2. El río de las luciérnagas, Teru Miyamoto

Alfabia, 2015

I.

               No deja de sorprenderme la versatilidad de los autores japoneses, que siempre hallan la manera de despertar el interés del lector en base a temas que no resultan trillados, aun cuando nos hablen desde la sencillez de lo cotidiano. Prosiguiendo con las lecturas que tienen al río como protagonista, me incliné por él debido a que venía precedido de buenos comentarios de lectores amigos y era el único en mi haber que pertenecía a las letras de ese origen.

II.

                Este libro está constituido por dos nouvelles que abarcan una centena de páginas cada una. En Río de lodo, Nobuo Itakura, un niño de ocho años, vive al borde del río Aji, en la costa de la bahía de Osaka. Sus padres administran una taberna de udón. El accidente de un carretero lo pone en contacto con Kiichi y su hermana, de edades cercanas, cuya vivienda es una barca estacionada sobre el río desde hace unos días, donde su madre ejerce la prostitución como medio de vida. Por ello, las autoridades le impiden detenerse mucho tiempo sobre la costa. Un pez enorme parece acompañar a la barca en su periplo descendente.

III.

               En la segunda, que lleva el título de marras y se presenta en tres capítulos, el púber Tatsuo es el protagonista, con una madre mucho menor que su padre, único sostén de familia, a quien un ictus lo lleva al hospital y amenaza con dejar a la familia sin sustento. Un viejo, amigo de Tatsuo, le ha contado que, en algunos años tras una intensa nevada, las luciérnagas se congregan al final del río Itachi, en un festival de luz. Tatsuo enamorado de Eiko, espera la ocasión para invitarla a ver el fenómeno, mientras su madre decide la mudanza a casa de su hermano, en lugar distante.

IV.

                Con relatos ambientados en los pasados años ’60, Miyamoto nos descubre una suerte de iniciación a la amistad, al sexo y a la vida adulta, junto a la experiencia de la miseria, las dificultades que supone una vida plena de privaciones, las escasas oportunidades de mejoras, todo sin golpes bajos; es más, con cierto sesgo esperanzador. En síntesis, refleja sabiamente la toma de conciencia de la realidad social y familiar, junto al asombro que implica crecer y alcanzar la adultez. Fantasías, aventuras, sueños son, además, los compañeros de todos estos chicos.

V.

               De estilo coloquial y ameno, con profusas aclaraciones de vocablos locales –tanto al inicio como a pie de página, de parte de su traductor- y una prosa que bordea lo lírico tanto en descripciones de escenas como de sentires, Miyamoto construye un par de pequeñas joyas. Ambos finales justifican holgadamente su lectura.