miércoles, 27 de febrero de 2019

Soliloquios. Prosas apátridas, Julio Ramón Ribeyro


Seix Barral, 2007

             Fue primero un programa de TV el que rescató la obra de Ribeyro un año ha. Luego, a principios del presente, una librera amiga me lo señaló. Pero fue el rescatador de olvidados Paco Castillo quien lo puso sobre el tapete luego de su viaje por los andes peruanos. No pude dejar de ceder a la tentación, y aquí está.

            Ribeyro mismo dijo que lo titulaba de esta manera porque su contenido no podría ser incluido en ningún género, y temía que el material que lo compone quedara fuera del conocimiento del lector. Así, en una suerte de compilación de diversos textos de la más variada índole, soliloquios que van desde el aforismo hasta el diario personal, nos participa de los temas por donde discurren sus pensamientos y sentires.
      
            Este libro contiene, entre sus muchos matices, impresiones,

‘Un toro negro a la sombra de un olivo. Praderas de melones rampantes. Poca vid. Naranjas a pérdida de vista. Montículos de olivares. Un tunar extraviado. Cabras sedientas. Poco agua. Pobreza. Planicies de girasoles secos. Una vieja enlutada cavando la tierra bajo el sol. Gitanos andarines. Andalucía.’

            También observaciones finísimas,

‘Las turistas norteamericanas del ómnibus: viejas y arrugadas. Pero arrugadas de una manera diferente a como se arrugan las mujeres por otras latitudes. Se habían arrugado en el confort y la bonanza. Los surcos de su cara eran el fruto de gestos placenteros, jubilosos y hartos, repetidos hasta el infinito, hasta haberles impreso la máscara de una vejez sin grandeza, la vejez de la satisfacción.’

            Algunas sagaces reflexiones,

‘¿Por qué nos aflige tanto la muerte de un niño? ¿No es acaso lo mismo morir a los ocho años que a los treinta o a los cincuenta? No, porque con los niños muere un proyecto, una posibilidad, mientras que con los adultos muere algo ya consumado. La muerte de un niño es un despilfarro de la naturaleza, la de un adulto el precio que se paga por un bien que se disfrutó.’

            Y meditaciones personales,

‘Hay veces en las cuales la taberna tiene un aire siniestro y entonces las noches se cubren de una irremediable tristeza. En el mostrador los borrachines y putillas de costumbre. La sala del fondo casi desierta: una pareja abrazada, una vieja tomando un agua mineral, un tecnócrata discutiendo con un burócrata. Yo y mi gigondas en un rincón, mirando, esperando. ¿Esperando qué? Eso, el milagro, un azar, un encuentro, un soplo de misterio o de poesía. Pero nada. A la tercera copa apago mi cigarrillo y me voy, no vencido, sino avergonzado por haber creído que aún cabe aguardar en este mundo trivial la irrupción de lo maravilloso.’

            Dueño de una pluma exquisita y un ritmo ágil no exento de profundidad, Ribeyro desgrana en dos cientos de párrafos gran parte de su mundo interior, su vida en París o en Miraflores, su familia, su profesión. Y da rienda suelta a sus cavilaciones, sus temores, sus –pocas- certezas. Un libro entrañable, sin desperdicio. De esos que iluminan cualquier mesilla de noche, siempre al alcance de la mano, para meditar una y otra vez. Una maravilla.

viernes, 22 de febrero de 2019

Novelas de Stefan Zweig. 2. El candelabro enterrado, Stefan Zweig


Acantilado, 2012

I.

            Prosiguiendo con la propuesta anual, en esta ocasión me incliné por este título pues contaba con algo de tiempo y su extensión lo permitía. En verdad, insumí menor tiempo del pensado por lo atrapante del texto, una nouvelle de matiz histórico. Supe de mi acertada elección cuando leí el siguiente párrafo,

Pregunta, hijo. Pregunta con valentía todo cuanto desees. Yo te responderé. Peor es para los hombres no saber que preguntar. Sólo aquel que ha preguntado mucho, puede comprender mucho. Y sólo aquel que mucho comprende hace justicia.’

II.

            La historia comienza en el año 455 d.C. Mientras se desarrolla un espectáculo dentro del Coliseo romano, el emperador Máximo es notificado de la invasión vándala. Sin tropas disponibles para la defensa, la capitulación es total y la ciudad es saqueada y pillada. Dos semanas después, cuando los vándalos se retiran, en el botín se encuentra el candelabro de oro de Moisés, la menorah del antiguo Templo de Jerusalén, destruido por Tito años antes. La comunidad judía del lugar se inquieta: mientras estaba depositado en las arcas del Tesoro romano, se hallaba a resguardo, pero ahora quién sabe cuál será su destino. Así, los ancianos deciden seguir el candelabro hasta el puerto, en procura de que un milagro les devuelva el objeto sagrado. Para que quede testimonio de la peregrinación, uno de ellos levanta de su camastro a su nieto de siete años, Benjamín, quien habrá de acompañarlos. En un arrebato infantil, Benjamín intenta llevárselo, pero no solo falla sino que, por ello, se rompe el brazo, quedando tullido de por vida.

III.

            Ochenta años después, el general Belisario, a las órdenes de Justiniano I, invade a los vándalos y restituye los objetos saqueados a Roma –entre ellos, el famoso candelabro-, al emperador, sito en Constantinopla –la antigua Bizancio-. Cuando la noticia llega a la grey judía en Roma, Benjamín interpreta cuál ha sido el motivo de su longeva vida: ir al rescate de la menorah.  Tras peripecias varias, su misión concluye, no sin antes tomar una decisión: mientras exista la codicia entre los hombres, el objeto no estará seguro en ningún lado; por eso decide enterrarlo. Con el convencimiento de que, una vez reconstruido el Templo en Jerusalén, seguramente el candelabro hallará la manera de volver a su casa.

IV.

            El texto combina elementos de leyenda judía, conocimiento de los rituales y una minuciosa observación de los instintos del género humano, con lecciones de sabiduría y humanidad. En este aspecto, al estilo poético personal, Zweig le añade reflexiones sobre la misión que cada uno tiene en esta vida, que debe descubrir por sí mismo. Un compromiso de vida para con los demás.

domingo, 17 de febrero de 2019

e-book 39. Documento de identidad. La maleta, Sergéi Dovlátov


RBA, 2012

I.

            Debe ser una suerte de energía oscura la que, por momentos, confluye hacia una única lectura. Primero, fue una vasca llamada Katixa quien, habiendo descubierto al ruso, se aficionó a sus letras durante el 2017 y lo propaló a los cuatro vientos. Luego, fue la aparición –con escasa promoción local- del biopic de apellido homónimo, que tuve la fortuna de ver. Tras ello, a un pájaro verde se le dio por leer este título y allegarnos su opinión y, por último, una de mis libreras amigas, Nat, me confesó a principios de enero cuántas ganas tenía de leer este libro, ausente en el país –por lo que me hice de esta versión digital-. Acaso, ¿necesitaba más señales?

II.

            Había visitado las letras de Dovlátov durante mi Año Ruso -aunque con un trabajo de menor repercusión que éste, sólo porque era uno de los dos títulos disponibles en ese momento-, quedándome la sensación de que este ruso disidente en algo continuaba aquella mezcla de ironía y sarcasmo con las que se burlaba de la burocracia soviética Bohumil Hrabal. Con el presente, no albergo dudas de que es un digno sucesor.

III.

             Dovlátov desgrana en poco más de un ciento de páginas su documento de identidad. Y lo hace a través de los objetos que ocuparon su maleta al momento de emigrar. Podía llevarse hasta tres de ellas, pero siempre con elementos permitidos… De todo el resto se tuvo que deshacer; bien dejándolos a amigos o consiguiendo un canal alternativo para sacarlos del país.

La versión digital -misma traducción, otra portada-, gentileza de Epublibre

IV.

            Los seis o siete escasos elementos –un par de guantes, un traje, una chaqueta gastada, un gorro, unos calcetines, etc.- son asociados a instantes de su vida en la URSS, que aprovecha no solo para revelarnos la historia de su origen sino también para mostrar la vida de aquellos que intentaban abrirse un camino independiente en medio de un sistema tan opresivo como uniforme. Así, no elude las raterías que los ciudadanos comunes ejercían sobre el Estado toda vez que podían –aún sin motivo o necesidad-; el apremio de las redacciones por hallar algo que les permitiera mantener el apoyo del Estado –es decir, sobrevivir-; el proverbial consumo de alcohol de sus habitantes y la propensión a hacer dinero fácil por medio del contrabando, entre otros.

V.

            Con un estilo directo, haciendo uso equilibrado de la ironía y la sorna, exponiéndose a sí mismo –con sus fortalezas y debilidades- y con un puñado de personas y personajes que lo acompañan muy bien delineados, Dovlátov compone un retrato de la Rusia en la que le tocó vivir, hasta que no quedó más que emigrar a E.E.U.U. Una novela tan brillante como testimonial.

martes, 12 de febrero de 2019

La pobreza desnuda. El restaurante de sukiyaki, Bae Suah


Bajo la Luna, 2014

I.

            Un mínimo comentario aparecido en una revista dominical llamó mi atención. No en sí por su contenido sino porque la autora era (es) de origen coreano, una comunidad bastante presente en este país, y yo no recordaba haber leído nada de literatura de allí. La curiosidad hizo que lo incluyera en las lecturas de este año.

II.

            El libro está constituido por una serie de historias, conectadas a través de vínculos entre personajes que aparecen en capítulos precedentes, sin demasiada conexión entre sí. Comienza con la vida miserable que lleva un ex catedrático universitario junto a su segunda esposa, luego que un fatal accidente lo llevara a abandonar su trabajo y familia. Concluye con un tío agrio y descreído a quien un sobrino interesado intenta convencer de que la vida que llevó puede ahora ser distinta dado los recursos con los que cuenta.

III.

            La pluralidad de temas que abarca el texto es extensa, pero la pobreza y la miseria son los más recurrentes. La falta de voluntad para conseguir un empleo; la manipulación de la información como causa de sometimiento entre padres e hijos; la pretensión de mantener el nivel de gastos cuando el proveedor de recursos desaparece; los problemas de encontrar vivienda adecuada para una pareja casadera; el trabajo a destajo, que no deja tiempo para la vida social; los cambios que se sufren con la llegada de un hijo, entre otros, son algunos de los que Bae aborda a la hora de exponer la imperiosa necesidad de dinero, el miedo a la pobreza y, de paso, la avaricia y la mezquindad humana.

IV.

            En un texto polifónico, no exento de circunstancias violentas, malos tratos, agresiones de toda índole y bajezas humanas –envidia, prejuicios, pereza-, rescato su estructura arbórea, con personajes que van dando lugar a unos nuevos con los que se entrelazan los relatos. Amigos, hijos, ex compañeros de estudios, todos son útiles para introducir nuevas situaciones donde la pobreza es el tema central. El restaurante al que alude el título sólo se menciona en algunos capítulos como un lugar que condensa el anhelo para los que sufren hambre o aspiran a una mejora social.

V.

            En estilo directo, con diálogos de tonos rudos, de a ratos reflexivo pero siempre crudo y descarnado, el libro fluye no sin dejar una imagen de una Corea despiadada, donde sus habitantes valen por los recursos que poseen y el temor a caer en la más absoluta miseria está siempre presente. Una obra distinta, interesante, fuera del mainstream editorial.

jueves, 7 de febrero de 2019

e-book 38. Confrontaciones. Muerte súbita, Álvaro Enrigue


Anagrama, 2013

I.

            A poco que el autor recibiera el Premio Herralde de Novela de ese año, y a sabiendas de qué iba, quise contarlo en mi haber. Pero los tiempos en que los libros viajan desde España hasta aquí muchas veces no son los de la ansiedad lectora; por eso lo solicité a quien pude para que me lo allegara en versión digital. Mi inicial falta de ejercicio en este soporte lo postergó hasta ahora, mucho después que su edición en papel arribara. Vaya mi agradecimiento, entonces, a Ana Blasfuemia por su generosidad.

II.

            Parece hasta descabellado que Enrigue nos narre un supuesto duelo de pallacorda –deporte renacentista que sirvió de protomodelo al tenis actual-. Según dice, tuvo lugar en Piazza Navona un mediodía de otoño de 1599, entre el pintor milanés Michelangelo Merisi –conocido como Caravaggio- y un jovenzuelo, acompañante del duque de Osuna, cuyo nombre era Francisco de Quevedo. En realidad, el match es una excusa para que el autor repase parte de la Historia tanto de México como de Europa en tiempos de la Conquista y lo que ella nos ha legado.

III.

             Desde las trenzas de Ana Bolena -que se utilizaron para fabricar bolas para este juego- y Francisco I de Francia que las recibió, pasando por diversos Papas, la Contrarreforma y la Inquisición, en medio de un puñado de prostitutas, rufianes y mercenarios oficiosos, Enrigue se detiene en las figuras de Hernán Cortés, Moctezuma y Cuauhtémoc desde la llegada de aquél hasta su deceso en Sevilla, sin eludir la caída de Tenochtitlán y la muerte del último Emperador.

La versión digital del libro, gentileza de Ana B.
IV.

            Todo el derrotero histórico, unido a las apreciaciones personales y estéticas efectuadas por el autor, se intercalan en medio del partido que sostienen el poeta español y el maestro lombardo, de manera que el conjunto resulta fluido y muy ameno. Destaco el clima de confrontación que se nos propone, donde no sólo luchan ambos artistas por el triunfo; también están presentes los avatares de la Iglesia Católica en su cruzada religiosa –y política- contra el Protestantismo y fundamentalmente la oposición entre la vida azteca frente a la avaricia de los conquistadores españoles.

V.

            Con una prosa ágil y por momentos poética, Enrigue nos atrapa desde el principio con cada una de las historias que va integrando en un trabajo tan documentado como ficcional. Es que el Renacimiento fue un período de efervescencia y cambios en las artes y las ciencias, cuyas consecuencias rigen hasta nuestros días. El dejo amargo de sus comentarios sobre la Conquista de México no opaca este gran trabajo, digno del galardón obtenido. Un muy buen libro.

sábado, 2 de febrero de 2019

Clima inestable. La composición de la sal, Magela Baudoin


Libros del Zorzal, 2016

I.

            Un comentario en la Red lo trajo hasta mi. A la autora la habían galardonado en el 2015 con el Premio Hispanoamericano de Cuento ‘Gabriel García Márquez’ por este trabajo y despertó mi curiosidad porque uno de ellos alude a la ciudad donde habito. Si a eso le añadimos que Baudoin es boliviana pero nacida en Caracas, ya tenía suficiente condimento para abordarlo.

II.

            ¿Qué pueden tener en común el crimen de una menor, la asfixia que provoca la sobreprotección, el miedo a quedarnos solos, la pérdida de un hijo, el aislamiento de una pareja en un paraje remoto –por exhibir algunos argumentos del contenido- que no sea una atmósfera de inquietud, de peligro inminente por más que todo siga pareciendo normal?

III.

            Los catorce relatos que componen el volumen nos hablan de soledad, inconformismo, aburrimiento, sentires todos que conllevan hacia un cambio brusco, a veces violento. La necesidad de abandonar la situación existente, cansados ya de hacerle frente a lo que no tiene posibilidad de cambio o el repetirnos en las mismas respuestas o en las mismas malas decisiones nos conduce al borde de un abismo que nos invita a saltar, sin medir consecuencias.

IV.

            Baudoin reúne en un puñado de escenas la coexistencia de la vida diaria con lo siniestro, lo inexplicable, lo alarmante con solo exponer a través de hechos cotidianos cómo todo puede ponerse mal, tétrico, horroroso. Es la inestabilidad del clima la que presagia algo que al lector se le escapa; sabe que puede ocurrir o ha ocurrido algo pero no tiene la certeza. Así, lo hace partícipe, aunque lo deja pensando.

V.

            En un estilo directo y con una pluma ágil, Baudoin nos enfrenta a ese costado impredecible que no solo alberga la vida humana sino también nuestros vínculos, capaces de desmoronarse en un abrir y cerrar de ojos. Para alguien que no suele leer relatos, ha sido todo un descubrimiento. Recomendable ciento por ciento. Para quienes gusten, hay una edición española bajo el sello de Navona.