domingo, 30 de enero de 2022

Pelibro 23 y e-book 94. La librería

 

        Esta combinación surgió gracias a una amiga lectora, quien habiendo visto la realización cinematográfica me propuso compartir la lectura del libro de marras. Lo que sigue es un resumen de las principales apreciaciones de ambas manifestaciones artísticas.

 E- book 94

 

Penelope Fitzgerald (Impedimenta, 2010) 

            Florence Green es una mujer viuda que ha decidido no sólo comprar una vieja casona abandonada en una aldea costera en Suffolk, sino que se ha propuesto utilizar parte de la misma para llevar a cabo el proyecto soñado con quien fuera su marido: poner una librería. Enamorada de los libros y defensora a ultranza de la lectura, Green no duda en solicitar la ayuda económica del banco local para acceder a la propiedad y efectuar las primeras provisiones de material bibliográfico, en un pueblo donde no existe propuesta semejante.

            Pero no las tiene todas consigo. La emprendedora Violet Gamart, líder local en el interés del desarrollo cultural, guardaba la esperanza de que esa propiedad sirviera a los fines de establecer allí mismo un centro destinado al cultivo de las artes. Mujer poderosa, con contactos en el Parlamento, no cejará hasta lograr ese proyecto. Así, Green no cuenta para defender su espacio con mucho más que la ayuda de un austero, solitario y ya entrado en años Mr. Brundish, dueño de la mansión más añeja del lugar, y la colaboración de la pequeña Christine Gipping en la puesta en marcha y las tareas habituales de una librería.

            Ambientada en 1959, la autora plantea claramente la lucha entre dos antagonismos: la realización material de aquello que ha nacido como una ilusión personal -a la vez que brinda un servicio útil a la comunidad y permite tener un medio de ganarse la vida-, en oposición a la búsqueda de renombre y satisfacción egoísta de quien cuenta no sólo con los recursos económicos necesarios sino que puede valerse de los vínculos con el poder gubernamental y de la ayuda de gente inescrupulosa para llevar a cabo sus fines.

            De estilo ameno y coloquial, con acertadas descripciones tanto del entorno geográfico y social –en donde cada novedad corre como reguero de pólvora-, magníficas construcciones psicológicas de los roles protagónicos y escenas de contrapunto bien logradas, esta breve novela costumbrista sirve a Fitzgerald para afirmar sus propias creencias,

‘Un buen libro es la preciosa savia del alma de un maestro, embalsamada y atesorada intencionadamente para una vida más allá de la vida y, como tal, no hay duda que debe ser un artículo de primera necesidad.’

El conjunto se disfruta como un rayo de sol en medio de una bruma otoñal. Para pasar un rato agradable.

  Film

 

Isabel Coixet (Transeuropa, 2017) 

            Esta coproducción internacional de capitales catalanes, británicos y alemanes, tiene por epicentro la costa de Irlanda en exteriores, mientras que las escenas del interior han sido filmadas enteramente en Cataluña.

            El guión, reescrito para su adaptación a la pantalla grande por la propia directora, se apega en su mayoría al texto de Fitzgerald, o bien mantiene el espíritu, aún con la supresión de algunos tópicos del libro y la introducción -de manera original- de Mr. Brundish en la trama. En general, los roles protagónicos cumplen su cometido de manera prolija y eficiente. El problema con el trabajo actoral –sobre todo, de los roles secundarios- es que, por momentos, abunda el acting, una sobreactuación que opaca el desarrollo del relato y les quita brillo a actores de la talla de Bill Nighy –muy en su papel de ermitaño huraño- y de Patricia Clarkson, como opulenta contrafigura.

            Por otra parte, la fotografía acompaña bien a la ficción y la música, sin grandes virtudes, está al servicio del argumento. No existen mayores escenas que cautiven al espectador ni lo sorprendan; todo fluye normalmente hacia un final predecible –que no coincide con el del libro-. En algunos pasajes, los diálogos se podrían haber recortado, tanto como el uso de los primeros planos que poco o nada aportan. Y el abuso de la voz en off –que casi indica al espectador qué debe sentir- termina siendo cargoso.

            En síntesis, el resultado es una propuesta de casi dos horas de duración, querible para todos aquellos que amamos los libros y la lectura, pero sin demasiado condimento emocional y nada para el recuerdo. Entretenida, aunque mediocre.

Testimonio del Pelibro 23, con la póstuma fotografía de la tablet.

domingo, 23 de enero de 2022

Aquel viejo miedo. Ruido de fondo, Don DeLillo

 

Circe, 1994

I.

            Soy de los que creen que los libros nos encuentran; no cabe otra explicación para este caso. Llegaba temprano a efectuar un trámite y recordé la existencia de una librería de usados en derredor. Decidí visitarla y, después de hurgar en medio de columnas de libros, hallé este regalo. No era sólo por el precio; el título estaba agotado hacía tiempo. Eso sí, debió esperar siete años.

II.

             Jack Gladney es un docente de una universidad del Medio Oeste americano. Promediando su medio siglo de vida, está casado con Babette después de varias nupcias anteriores. Ambos aportan un par de hijos al matrimonio, sin ninguno entre ambos. Un accidente ferroviario libera una sustancia tóxica letal a la que Jack, en un descuido, queda expuesto, con imprevisibles consecuencias. Mientras tanto, Babette intenta hacer frente a un miedo irracional.

III.

            Dividida en tres partes, esta sagaz y burlona novela –donde todo encaja perfectamente- trata especialmente de ese ruido blanco –como lo indica su título original- que, como las ondas hertzianas de la radiación posmoderna, nos acompaña desde que hacemos uso de razón; aquel viejo miedo que se acrecienta con la edad: la muerte (insomne y sorda, al decir de Pavese).

IV.

            DeLillo expone de manera sabia el único miedo que parece quedarle a una sociedad ufana de sí misma, aquiescente con las múltiples ofertas que brinda el consumo sin límites. Miedo visceral, que no solo envuelve al matrimonio protagonista sino que los impulsa a buscar la existencia de algún fármaco con que se le pueda hacer frente, y así poder vivir más libres y despreocupados. Pero no es sólo eso. También aprovecha para tomar en solfa los tics académicos de los institutos de enseñanza; reflejar la escasa atención de niños y adolescentes –hípercríticos con los adultos- y, de paso, descreer del rol preponderante de la ciencia en el alivio de la población humana –en especial, el uso de ésta como conejillo de indias en la eficacia de nuevos fármacos-.

V.

            Ordenado en capítulos cortos y fluidos, con diálogos jugosos, acertadas descripciones de los hombres de clase media y con reflexiones memorables como la siguiente,

‘Así es la naturaleza de la muerte moderna […]. Posee una vida propia independiente de la nuestra. Crece continuamente en prestigio y dimensión. Posee un alcance que nunca tuvo antes. La estudiamos desde un punto de vista objetivo. Podemos predecir su aparición, perseguir el rastro que va dejando en nuestro cuerpo. Podemos obtener imágenes en sección del aspecto que muestra, registrar el sonido de sus rumores y sus ondas. Nunca habíamos estado tan cercanos a ella, nunca nos habían resultado tan familiares sus hábitos y sus actitudes. La conocemos de un modo íntimo. Sin embargo, continúa creciendo, incrementando su ámbito y su capacidad., buscando nuevas vías de salida, nuevas rutas y nuevos medios. Cuanto más aprendemos, mayor es su desarrollo. ¿Se deberá quizá a alguna ley física? Todo avance en el conocimiento y en la técnica se ve correspondido por un nuevo tipo de muerte, por una nueva cepa. La muerte sabe adaptarse del mismo modo que lo hacen los agentes víricos. ¿Será alguna ley natural?...’.

el conjunto se vuelve una maravilla. Si además añadiéramos que el texto ha sido escrito en 1985, cuando aún el avance tecnológico de las comunicaciones era incipiente, la obra alcanza ribetes memorables, como todo buen friso de época, tan descarnado en su mirada como plenamente vigente. De obligada lectura para todo buen lector.

domingo, 16 de enero de 2022

Pelibro 22. El amante

 Libro

Marguerite Duras (Tusquets, 2007)

Cuando se aborda la literatura de Marguerite Duras, su obra parece transida de una única visión: la del francés que nació y vivió parte de su vida en alguna colonia de ultramar.

Pero en este caso, al repasar el texto de El Amante, sin duda surge un gran equívoco, pues existen dos versiones: la de marras, y otra posterior titulada El Amante de la China del Norte, una reelaboración de la primera con el fin de adecuarla al film que realizaría Jean-Jacques Annaud.

En la primera de las obras, se conjugan diversos elementos que hacen que el todo sea superior a las partes. Ambientada en los años ’20 del siglo pasado, no sólo se trata del inicio sexual de una niña blanca de quince años oriunda de Indochina con un chino joven rico, mucho mayor que ella, sino que el relato refleja parte de la vida de los colonos franceses, con sus escuelas y pensiones en Saigón y Sadec y su arrogancia europea, opuesta a la tradicional sociedad patriarcal china, que obliga a sus hijos a casarse entre familias de igual condición económica, entre otras cuestiones sociales.

A ello, habría que añadir una madre francesa empobrecida, burlada, incapaz de realizar un seguimiento adecuado de la educación de sus tres hijos como de reconocer su preferencia por su primogénito; la naturaleza enfermiza del vínculo fraterno, donde se sugiere –aunque no se explicita- una relación incestuosa entre hermanos y a la vez la omnipotencia de ese hermano mayor quien, adicto al opio, hace más gravoso y peligroso el delicado equilibrio familiar; una necesidad de experimentación de la protagonista que la lleva, a más del descubrimiento de su propio sexo y del masculino, también a ahondar en una prístina relación homosexual con su mejor amiga y compañera de pensión.

Estos elementos nutren uno de los objetivos centrales del relato: la desesperación. La de la madre, que no cuenta con dinero suficiente para dar de comer a sus hijos; la del hermano mayor, por conseguirlo para fumar opio; la de la niña, para no ver morir a su amado hermano menor a manos del mayor... en síntesis, la trágica historia de una familia desintegrada, sin recursos, al borde de la ignominia, en una geografía tan exótica como ajena a ellos.

La protagonista combina su despertar sexual con la necesidad de prostituirse para conseguir dinero, tan necesario para hacer frente a las deudas en que está sumida su madre. Así, no sólo se trata de desesperación sino también de transgresión: la que implica una relación entre una niña blanca y un chino, y la deshonra a la que se ve sometida al perder la virginidad sin casarse. Hay algo de triunfo en esto, puesto que el chino es incapaz de enfrentar las normas impuestas por su sociedad. Todo ello en una atmósfera de sutiles imágenes y descripciones, como si un velo rodeara por completo la trama.

         En suma, una interesante historia -“autobiográfica”, según la autora-, que vale la pena leer, no cargada de erotismo -aunque presente-, donde el trasfondo resulta mucho más rico y profundo, dando lugar a la reflexión y el deleite del lector.


Film

Jean-Jacques Annaud (Metro Goldwyn Mayer, 1992)

            La realización de Claude Berri, basada en la novela homónima, dirigida por Annaud se apega bastante bien a la novela original de Duras, aunque no tanto a la reelaboración que, con esa finalidad, hiciera para la adaptación del guión. Es bien conocida su decepción y abandono de los estudios debido a las escasas sugerencias que fueron incorporadas a la versión cinematográfica. De hecho, la aparición de El Amante de la China del Norte ha tenido que ver con esa frustración, dando a conocer el material como manera de salvaguardar su propia mirada.

            En este caso, una adolescente Jane March encarna el rol protagónico con bastante soltura y se aviene bien con la construcción psicológica delineada por Duras: una pobre teen-ager blanca, en el descubrimiento e inicio de su sexualidad. Tony Leung la acompaña soberbiamente como amante, tan carnal como incapaz de renunciar al bienestar familiar que le impone apartarse de su amor. El resto del elenco cumple dignamente con los roles asignados, otorgando solidez al desarrollo de la trama principal.

            Destaco en primer lugar la magnífica fotografía, con esas panorámicas que conmueven al espectador; luego, el uso oportuno y medido de los primeros planos, que brindan carácter y fuerza de expresión a los personajes y finalmente el cuidadoso paneo de la cámara en las escenas de sexo y de alta carga erótica, tratando de exponer lo menos posible –y sugerir, más que mostrar explícitamente- a ambos actores, sin menoscabo de lo rotundo de las mismas. La música, si bien es acorde al film, no descolla.

            Por todo esto es una película que se disfruta tanto o más que el texto entrecortado que eligió Duras como formato para su novela. Si bien algunas historias presentes en ésta no han sido tomadas por el guión, el conjunto fluye en un continuo crescendo hasta su desenlace. La voz en off de Jeanne Moreau, como narradora, es la frutilla del postre.

Testimonio del Pelibro 22

domingo, 9 de enero de 2022

Fiel reflejo. Sobre Bárbara Loden, Nathalie Léger

Chai, 2021
 

I.

            Este libro llegó el pasado octubre, en una suerte de arrebato revanchista al ir a buscar otro y constatar que ya no quedaban ejemplares. Contrariado y perplejo, se me ocurrió revisar la batea en la que estaban dispuestos el resto de títulos de la misma casa editora y hallé éste, que venía precedido de cierto ruido local, además de sólo alcanzar una centena de páginas.

II.

             Lo que llamó mi atención fue que este trabajo se inició como un pedido a la autora de una reseña biográfica de la figura de marras, por parte del director de una enciclopedia de cine. Habiendo sobrepasado ya una década de presencia continua en este espacio, nunca imaginé que vicio semejante podría ser utilizado como elemento disparador de una investigación periodística más profunda.

III.

            Barbara Loden fue actriz, pin up – girl, cineasta, a más de ser la esposa del realizador Elía Kazán. Una enfermedad de rápida expansión segó su vida poco antes de la cincuentena, en 1980. De todas las actividades desplegadas por esta blonda belleza, se la reconoce más por haber protagonizado y dirigido Wanda, un film de 1970 ganador del Festival de Venecia.

IV.

            El gran acierto de Léger ha sido el derrotero elegido para allegarnos esta original obra. Tomando como base las escenas del exitoso film premiado, va haciendo un paralelismo entre la protagonista del mismo y la vida de Loden, incluyendo citas literarias, fragmentos de entrevistas y otros recursos tomados de Georges Perec, Marguerite Duras, W. G. Sebald entre algunos. Pero no se agota en ello, sino que incluye parte de la historia del cine y, remarcable, un camino de introspección personal, que surge como fiel reflejo de lo que se narra. Al decir de la autora, ‘una mujer que cuenta su propia historia a través de otra mujer’.

V.

            De estilo directo, con escenas intensas sin golpes bajos, alternando reflexiones propias con la trama del film y respuestas de Loden a los medios de su tiempo, Léger construye una novela emotiva que bien puede leerse como una biografía de lo femenino. Un libro breve, que se disfruta mucho y deja material para meditar.

domingo, 2 de enero de 2022

Detrás de escena. Pastoral americana, Philip Roth

 

Debolsillo, 2012

I.

            La idea de compartir esta lectura nació en un grupo lector del que participo. En principio, nos íbamos a reunir para su debate hacia fines del año 2021 quienes éramos de la partida –un puñado alrededor de una mesa de café-. Al final, razones ajenas a la voluntad de los leyendos –neologismo que introduzco para quienes leen en común, al igual que se denominan educandos quienes asisten a aprender a un centro educativo- nos han llevado a posponerlo.

II.

             Novela que inicia la llamada ‘Trilogía Americana’, desarrollada a partir de 1997, no es menor que haya sido galardonada con el premio Pulitzer al año siguiente. Es, sin dudas, uno de los hitos de su autor y obra señera en su ¿análisis?, ¿desencanto?, ¿renuncia? del Sueño Americano, en el que cada familia podía alcanzar cotas de bienestar y beneficios sin par, con solo proponérselo.

III.

            Un novel escritor Nathan Zuckerman –alter ego del autor- narra la historia de Seymour ‘Sueco’ Levov: el hermano mayor de un compañero de estudios, idolatrado por todos en la Preparatoria. Algo mayor que el relator, se ha casado con Miss Nueva Jersey, una belleza local, con quien ha engendrado a Meredith, su hija. Heredero de una renombrada fábrica de guantes, pide a Zuckerman –muchos años después- ayuda para destacar en un escrito el nombre de su padre, Lou. A partir de allí, se dispara una historia interpretativa, una ficción que Zuckerman deduce a partir de los elementos que le allegan sobre la muerte del personaje.

IV.

            En esta novela, todo es brutal. Lo que se inicia como una descripción necesaria del Sueco –un modelo de conducta políticamente correcta, sin fisuras- se fragmenta a partir del encuentro, en 1995, de los sesentones egresados de esa secundaria y la noticia de la muerte de aquél por boca de su hermano. Lo que sigue, es una suerte de investigación que Zuckerman realiza –o elucubra- desgranando los motivos que llevaron al Sueco a enfermarse, primero, y luego morir.

V.

            La fachada de un bienestar progresivo de la clase media alta –la pastoral americana del título-, donde todo es felicidad y buen pasar para una pareja bella, sin dificultades de ninguna índole, desnuda -a partir de un hecho violento cometido por su hija- la hipocresía, la infidelidad, la desigualdad y todo lo que bulle en el fondo de una sociedad, donde su detrás de escena no se corresponde con la idea de progreso indefinido. Con un estilo directo y fluido, reflexiones más que interesantes acerca de Vietnam, Nixon y el comunismo, y un final apoteótico, donde se funden miedos y realidades, hacen que esta novela sea obligada lectura de todo buen lector. No decae nunca y deja poso para meditar.