Anagrama, 2001
I.
Llegué tarde al inicio de un taller
de lectura en el que este título oficiaba de debut. Para colmo, era uno de los
pocos libros de Tabucchi que no había leído aquel verano de ‘la rosa de los
vientos’. Por otra parte, descarté mi participación porque éste y el libro de
Dixon eran casi los únicos que no había leído de toda la propuesta.
II.
Tabucchi, fiel discípulo y
apasionado de Pessoa, toma de él la idea del revés, es decir, existe otra realidad acerca de un mismo hecho que
se mantiene oculta, que no es evidente pero que puede alcanzar un grado de
importancia semejante a la principal. En esta colección de ocho relatos
asistimos justamente al otro lado de las historias.
III.
¿Aminora el dolor de una madre a
quien le han acribillado a su hijo, por más que se hubiera convertido en
terrorista? ¿Cómo actúa una voz en una línea telefónica dispuesta para los
desesperados? ¿Hay algo de particular en que un viejo actor inglés amante de Shakespeare
se recluya en un rincón de Mozambique, disponiendo de su propio teatro para
interpretar sus personajes? Estas son algunas de las miradas que el autor nos
brinda sobre aquello que se desconoce o sobre lo que nadie se pregunta. Son
esos contrastes los nervios conductores de los relatos.
La versión digital, gentileza de Epublibre
IV.
Con una pluma finísima y por
momentos exquisita, Tabucchi construye historias donde abundan reflexiones
sobre el arte, la literatura y la vida en general. Para ello se vale de
atmósferas opresivas, secretarias personales, una amistad en torno a un cuadro
y otras escenas que demuestran cuán importantes pueden ser aquellas vivencias
que no se expresan, que no salen a la luz.
V.
Particularmente, destaco ‘Carta
desde Casablanca’, donde un travesti argentino nacido en Italia, narra a su
hermana muchos años después cómo se inició en el oficio del canto vestido de
mujer y el por qué. No sólo este relato paga todo el libro; es uno de los
mejores que he leído en mi vida lectora. Una maravilla, que potencia el
conjunto. Un libro breve para disfrutar a lo grande.