domingo, 30 de julio de 2023

Grandes novelas argentinas. 4. Sobre héroes y tumbas, Ernesto Sábato

 

RBA, 1991

I.

               Disparó esta relectura la búsqueda de un solar que pudiera albergar al grupo lector para una próxima reunión presencial. En aras de ser honesto, la propuesta no fue inocente: sumé a la gran obra que Sábato nos ha legado mi cálido recuerdo hacia mis abuelos, quienes en mi primera infancia me llevaron de paseo incontables veces al Parque Lezama, donde se inicia esta dramática historia.

II.

                Martín del Castillo, en el umbral de su veintena, queda embelesado por la figura de Alejandra Vidal Olmos, algo mayor que él, una noche en que coinciden en aquel lugar. Ella, en una suerte de hechizo, despierta en él el fervor de una pasión, una esperanza de poder hacerle frente a una vida anodina, sin familia y sin recursos; acaso, una salida hacia el futuro. Pero no. El amor entre ambos es tortuoso, pleno de pliegues y recovecos que Alejandra maneja con cierta soltura –y displicencia-, a la vez que a sus espaldas se yergue la ominosa figura de Fernando, su padre.

III.

               Son esos encuentros furtivos entre el Parque y la vieja y desvencijada casona de los Olmos en la zona de Barracas cercana al Riachuelo –un lugar pintoresco aunque sombrío-, los que alientan en Martín una vaga promesa de amor que se desvanece ante las frecuentes ausencias de Alejandra, quien trabaja en una boutique de ropa… a veces. Cuando el intenso y desesperado idilio concluya en una tragedia brutal, sólo quedará una historia que a Martín le resultará inexplicable.

IV.

                Estructurado en cuatro partes y ambientado hacia fines de los años ’50 en Buenos Aires, entre sus múltiples lecturas posibles, destaco dos planos del libro. Primero, la manera en que Sábato entremezcla la trama de sus dos personajes con la historia de este país. Alejandra proviene de una familia patricia en absoluta decadencia, descendiente de un general unitario que acompañó los restos del general Lavalle en camino hacia Bolivia y que, a su regreso, fuera ajusticiado por la Mazorca. Como si el destino del antepasado fuera también el de sus protagonistas. Luego, está el descomunal Informe sobre ciegos, -verdadero ensayo dentro de la novela- sobre las obsesiones con ribetes de locura que acosan desde chico a Fernando Vidal. Lo tenebroso del relato unido a lo macabro de su atmósfera lo vuelven un texto ineludible.

V.

               En estilo coloquial y de una fluidez que requiere la atención lectora, Sábato construye una ficción que expone la desintegración de una familia heredera de la Independencia, con desequilibrio mental en sus supervivientes, obligados a desaparecer tras la eclosión del movimiento de masas. Con escenas fuertes y tensas, junto a un puñado de personajes secundarios que refuerzan la elaboración psicológica de los protagonistas, el conjunto es una obra sólida e insoslayable. Imposible no recomendarla.

martes, 25 de julio de 2023

Aquella vieja pregunta. El último encuentro, Sándor Márai

 

Salamandra, 2007

I.

               Corría enero de 2008, en plena época estival. Con solo una semana de vacaciones y lejos de casa, decidí encarar aquél libro -que recordar no quiero-. Una lectora vecina a mi ubicación en derredor a la piscina que nos congregaba, llevaba un ejemplar de este título en mano. Al preguntarle acerca de él, no tuvo empacho en recomendármelo. Lo leí poco después, y me gustó. Una propuesta reciente lo sacó de su sepulcro y efectué su relectura.

II.

                El General espera. Desde hace cuarenta y un años y cuarenta y tres días espera el regreso de Konrad, su amigo íntimo, después de abandonar repentinamente su lugar en la ciudad, sin avisar a nadie y con rumbo hacia el trópico. Corría 1899 y ahora, setentones ambos, habrán de encontrarse una vez más. Los avatares de las guerras no parecen hacer mella en sus espíritus. Sin embargo, en el aire flota una suerte de desquite, de venganza. Henryk –el General- ha esperado parsimoniosamente este momento para agasajar a su amigo –repitiendo ésa última cena, junto a su esposa y a él- y, tras ella, formularle aquella vieja pregunta que lo mantiene vivo; atragantada en su garganta.

III.

               A medida que se desarrollan los diálogos, el lector asiste a un triángulo amoroso que concluyó con una renuncia. El General tomó nota de la evidente infidelidad de su ya difunta esposa; Konrad –quien tuvo ocasión de matarlo y no lo hizo- sabe que la puesta en escena es una celada que su viejo amigo le ofrece, a la que decide no responder, aun a sabiendas que callar es una forma de respuesta.

IV.

              El texto narra la historia de ambos, desde que se conocieron en la academia militar hasta la evolución de cada uno a lo largo de su vida. Henryk encarna al hombre marcial, metódico, apegado a las reglas que imponen la tradición y la hombría de bien que se espera del hijo de un Guardia Imperial. Konrad, en cambio, es un hombre que ha tenido la ocasión de alcanzar un estrato alto en la sociedad, merced al esfuerzo de sus padres en medio de una pobreza notoria. Pero su inclinación natural es hacia el arte; no comparte el espíritu castrense. Es más sensible y afectuoso con su entorno –incluida Krisztina, la esposa de su amigo-.

V.

               Así planteado el contrapunto, la novela alcanza una tensión importante. No es tan relevante la resolución del conflicto como la composición psicológica a la que obedece cada uno de sus personajes. De estilo fluido y coloquial, sin golpes bajos ni de efecto, Márai nos ofrece una obra que interpela a nuestros sentires: ¿cuán grande –y platónico, sin otras connotaciones- puede ser el amor entre amigos? Una novela brillante, recomendable para todo buen lector.

jueves, 20 de julio de 2023

Pelibro 26 y e-book 132. Ojalá fuera cierto

            Alguien que había visto la versión cinematográfica en su lanzamiento, promovió su lectura hace más de una década atrás; pero el libro estaba agotado en las librerías. Una vez incorporado a las versiones digitales, otras lecturas convocaban mi interés y decidí postergarlo. Esta combinación surgió de manera casual cuando, en busca de otro film, apareció en una plataforma de streaming –en la que aún se encuentra disponible-. Lo que sigue es un resumen de las principales apreciaciones de ambas manifestaciones artísticas.

 E- book 132

 

Marc Levy (Martínez Roca, 2009)


                La historia comienza en el verano de 1996, cuando la doctora Lauren Kline decide tomarse un par de días de descanso y sufre un accidente automovilístico muy grave que la deja en estado vegetativo aunque con signos vitales normales. En el invierno de ese año, el arquitecto Arthur se instala en su nuevo domicilio, que pertenece a Lauren pero su madre alquila. Una noche, tras tomar un baño y a punto de irse a descansar descubre a su propietaria dentro de un armario. Aparentemente, se ha convertido en una suerte de fantasma, con una particularidad: sólo Arthur puede verla y acceder a ella.

               A partir de allí se desarrolla toda una serie de episodios graciosos y algo disparatados, que pertenecen más a una comedia de situaciones (sitcom) televisiva que a una novela. A la trama romántica que se inicia tímidamente entre dos jóvenes desconocidos, debe añadirse la historia personal de Arthur, quien huérfano desde la pubertad, mantenía una relación muy amorosa y sincera con su madre, Lili, y un sustituto de padre llamado Antoine. Finalmente, el desenlace resulta previsible, dejando un final abierto menos evidente que la realización para la pantalla grande.

               En estilo coloquial y fluido, con algunos golpes de efecto y demasiadas coincidencias a favor de la trama –jóvenes apuestos de edades semejantes, ambos con sólidas profesiones, etc.-, la novela discurre de manera ágil y entretenida. Los personajes secundarios –Paul, el socio de Arthur; Pilguez, el inspector de policía- se vuelven compinches y cómplices, fortaleciendo la narración y conduciéndola hacia un final feliz.

               El mayor reparo que opongo es la carnalidad de Lauren. Admito que es la primera vez que leo que un ¿espíritu?, ¿fantasma?, se materializa en un cuerpo –con el que solo Arthur puede no solo interactuar sino tocar y…-. En aras del pacto autor – lector, pueden existir inconsistencias y detalles inverosímiles, pero la cuerda que los vincula parece haberse extendido en exceso. En suma, una obra fácil de leer –como de olvidar en breve-. Apropiada lectura para un viaje que requiere algunas horas o para llevar de vacaciones.

  

Film

 

Mark Waters (DreamWorks, 2005)

 

               En principio, algunas de las escenas que parecen inverosímiles en la novela escrita se han vuelto más digeribles. El guion adaptado no se apega tanto al texto original y las modificaciones mejoran sustancialmente la credibilidad del espectador/ lector, de tal manera que quien hubiera leído la novela primero y luego viese el film, se inclinaría mayoritariamente por éste. El conjunto de toda la historia resulta más fluido.

               Lauren se ha convertido en Elizabeth (Lizzie) y Arthur, en David. La situación de enredos que constituye esta comedia romántica algo fantasiosa mantiene su frescura y el espíritu que ha guiado a la novela de Levy, pero el uso de efectos especiales –como la constitución deletérea y fantasmal del personaje femenino- refuerzan la historia y la vuelven más real.

               Reese Whitherspoon está en su tinta a la hora de interpretar el rol de la accidentada médica; Mark Ruffalo, convertido en un parquizador exitoso y viudo, también responde con holgura a su personaje. Pareciera que entre ambos consiguen una cierta química que invade la pantalla y que quienes asisten a ella no pueden menos que quedar conformes.

               La elección del San Francisco Hospital Memorial para el desarrollo de las acciones más relevantes es acertada y la vista desde esa azotea del edificio que domina la bahía, es colosal. El resto del elenco responde con creces a la trama. Es de destacar que no existen highlights o puntos remarcables: todos se unen para lograr una propuesta entretenida y amable que, sin dejar mayor recuerdo, es del agrado del público.

               Con una destacada fotografía y una trama trepidante, el film se disfruta mucho. Mención especial merece la selección de temas (soundtrack) que se incluyen en él: excelentes registros de The Cure y Amos Lee, entre otros. Para ver en pareja o en familia.

Testimonio del Pelibro 26

sábado, 15 de julio de 2023

Redención. Tres luces, Claire Keegan

Eterna Cadencia, 2022
 

I.

               Nos fue propuesto por una amiga lectora para compartirlo en medio de otra obra más extensa. En lo personal, sólo había visitado las letras de la autora en uno de sus títulos primeros y reconocidos. La brevedad de su extensión seducía y obraba a favor. Comencé –y concluí- leyendo la versión digital. Me agradó tanto, que terminé por ir a buscar la flamante reeedición en papel y volví a leerla. No tiene desperdicio.

II.

                En la Irlanda rural de principios de los años ’80 de siglo pasado, una niña que bordea los diez años es trasladada por su padre a la casa de un pariente, debido a que su madre habrá de dar a luz su último vástago y el padre no parece querer hacerse cargo del resto de la prole. Tal es así, que una vez que deja a la niña en manos de la familia Kinsella se le olvida bajar la maleta con su ropa. La protagonista narra en primera persona las vicisitudes que conlleva la adaptación a un entorno ajeno y desconocido que, por otra parte, sin dejar de ser austero y rústico, posee una modernidad de la que carece su familia.

III.

               Con el transcurso de los días, la pequeña no sólo va experimentando el entorno del mundo adulto sino que encuentra en sus anfitriones una contención y una cercanía hacia ella totalmente contrapuesta al estado de negligente descuido e indefensión que le ofrecen sus padres –que apenas pueden garantizar un mínimo de alimentación a sus hijos-. Son los gestos amorosos de ambos miembros de esa pareja los que descubre, sin que por eso dejen de educarla en las tareas más rudimentarias dentro del núcleo familiar y aquellas que atañen a su cuidado personal.

IV.

                Apocada y retraída, sin caprichos ni actos rebeldes, la protagonista aprende la diferencia entre el secreto, la vergüenza y el valor del silencio, mientras toma conciencia que existe otra vida muy diferente a la que llevaba junto a sus hermanos. A su vez, los Kinsella guardan una historia dolorosa -que le será revelada por una vecina- y encuentran en esta nena una oportunidad de restañar esa herida. Así, esa trinidad que conforman dará paso a una epifanía, una redención.

V.

               En un estilo fluido y directo, sin golpes bajos ni denuncia social alguna, Keegan desgrana –en menos de ochenta páginas netas- una historia simple que rezuma ternura, sin dejar de exhibir la fragilidad emocional de la narradora –sometida a las decisiones de los adultos, que a veces no comprende, pero tampoco cuestiona- y que los roles paterno - filiales no siempre se circunscriben a los lazos sanguíneos. Hay film basado en esta nouvelle: The quiet girl, nominada al Oscar a mejor película extranjera. En suma, una pequeña maravilla que conmueve a los lectores. Para no dejar pasar.

lunes, 10 de julio de 2023

Pánico de amar. La escala de los mapas, Belén Gopegui


Anagrama, 1993

I.

               Fueron doctores en lectura –de origen transatlántico- que me allegaron recomendaciones y buenos comentarios acerca de esta ópera prima de la autora, que en el momento del lanzamiento se hallaba en la treintena. Parece que, a partir de allí, sus posteriores trabajos han recaído en novelas más del gusto del lector medio –sin eludir cierto grado de compromiso político- y no tanto en el estilo de prosa poética del que hace gala en la presente.

II.

                Sergio Prim es cartógrafo y una noche, durante la espera de su ómnibus piensa en Brezo, aquella joven de la que estuvo enamorado, sin ser correspondido. Pero la vida vuelve a poner a Brezo delante suyo, y ahora es ella la ilusionada. Sergio empieza a darse cuenta que él no se encuentra preparado para hacer frente a una relación que, sin duda, requerirá una entrega total y, presa del pánico, intenta darle rienda a los requerimientos cada vez más imperantes de Brezo, con el fin de tomar distancia.

III.

               En esta novela, Gopegui desarrolla y escarba en una fantasía que se convierte en realidad: el sueño de un amor que todo lo colme. Pero, ¿qué pasa cuando aquello que ocupaba el plano de la ficción toma cuerpo?, ¿estamos realmente dispuestos a su realización plena, o tal situación nos abruma y buscamos un punto de fuga en el que refugiarnos? En su afán de alcanzar un atisbo de justificación a su negativa, Prim se dice que la naturaleza del amor es tan efímera que la consumación del mismo siempre conducirá a la ruptura y al dolor. ¿Es tan así?

IV.

                Destaco sobremanera el estilo literario escogido por Gopegui para allegarnos una obra que habla del miedo al amor. Sus frases, con un vocabulario rico y preciso, poseen la sensibilidad de un léxico trabajado, como si todo el texto se transformara en un poema, sin serlo. Son las meticulosas descripciones de los sentires de su protagonista –y sus cuestionamientos personales- las responsables de que el conjunto no solo se vuelva verosímil sino que interpele a los lectores, sin perder el delicado equilibrio que implica ese querer y no querer.

V.

               El título refiere a las diferencias que se establecen en los vínculos entre seres humanos, donde la semejanza, la proximidad o la distancia se viven de manera distinta, porque nuestras percepciones responden a quienes somos, no a las expectativas de los demás. ¿Existirá un hueco, un punto de quietud, una zona exenta de preocupaciones donde podamos aquietar nuestras pasiones, donde logremos sortear las dificultades que implica dejar de ser tu y yo para convertirnos en nosotros? Un libro para disfrutar plenamente. Estará entre las mejores lecturas del año, sin duda. Recomendable ciento por ciento. 

 

miércoles, 5 de julio de 2023

e-book 131. Transgresiones sociales. Flaperas y filósofos, F. Scott Fitzgerald

Godot, 2020

I.

               Leer a Fitzgerald es visitar los años locos de hace un siglo: una época donde reinaban el charleston y el corte de cabello a lo Bob; una vida de liviandad e inconsciencia –mayormente neoyorquina- donde la clase media acomodada local alternaba entre la bohemia y el despilfarro –sustentado en burbujas, como las del champán que se consumía, que bien darían cuenta hacia fines de esa década-. Una propuesta de lectura grupal me decidió, pues tenía el ejemplar.

II.

                El volumen incluye ocho relatos que desarrollan la esencia de un flapper: joven cerca de la veintena –mujeres en su mayoría-, que no responden al comportamiento social que de ellas se espera. Así, esas féminas resultan tan frescas y espontáneas como caprichosas y antojadizas, conscientes de su belleza y su poder para neutralizar –y/o conquistar- al género masculino; sobre todo, a aquellos apetecibles por su prosapia… y billetera, claro. Son filósofos aquellos varones que pueden reflexionar sobre lo que les sucede y extraer conclusiones: aprendizajes que los han de mejorar. En síntesis, una expresión que se acerca a lo fashion de hoy: algo transgresor que es aceptado y está de moda pero que, como tal, posee una naturaleza efímera.

III.

               Una jovenzuela que se niega a abandonar a un hombre maduro por la quimera de uno más joven; otra, que decide dejar su pueblo para obtener un buen matrimonio; una muchacha que visita a su hermano monje, dispuesta a cortar una relación con un hombre casado; un muchacho que se convierte en ladrón para tener ingresos fáciles, o un hombre que aprende a puñetazos cuál debe ser su norte, son parte de lo que Fitzgerald nos propone, en esta mezcla de festejos y nocturnidad, donde campea el alcohol y el clima festivo.

La versión digital, gentileza de EpubLibre

IV.

                Sin embargo, no todo es pasatismo y ligereza. Fitzgerald repara en la periferia de la sociedad, donde los aspirantes a una vida mejor no siempre alcanzan sus objetivos, como tampoco aquellos que parecen estar asentados dentro de sus roles sociales están inmunes a malas nuevas. En ese aspecto, los cambios que fuerzan la pobreza, la falta de escrúpulos –capaz de expoliar a un grupo de pioneros de sus tierras- o los avatares con que la guerra sacude a las familias se hacen presentes en sus líneas. La efervescencia no oculta sus amargores.

V.

               Ambientada entre Georgia, Florida y Nueva York, con una prosa más que fluida –y una pluma que parece desplazarse sobre el papel por sí misma-, el autor testimonia la realidad de su tiempo. Puede parecer superficial, y a veces, hasta predecible, pero sin duda refleja como nadie la vida de la misma clase a la que él pertenecía. Una lectura muy interesante y ágil.