domingo, 29 de diciembre de 2019

Trilogía USA. Finanzas. 3. El gran dinero, John Dos Passos


Edhasa, 2007

I.

            Otro final anunciado. He invertido más tiempo que con los anteriores porque casi los duplica en páginas. Fiel a mi mismo –no me agrada dejar inconclusa una lectura-, presento aquí mis apreciaciones. Antes que nada, confieso que ha sido el volumen de esta Trilogía que más me ha agradado. Ello obedece a la índole de temas incluidos, los personajes abordados y, fundamentalmente, una mirada crítica –que ya se había iniciado en el primero de los textos- sobre el consabido American Way of Life, el exitismo y la burbuja financiera conque concluye la historia.

II.

            En este caso, se dan cita tres personajes bien distintos: un piloto, héroe de la Primera Guerra, que diseña un nuevo motor aéreo; una asistente social que se alinea con los reclamos de los desposeídos y explotados en la minería, y una arribista con ínfulas, que hace sus primeras armas en los incipientes camerinos en Los Ángeles. Así, Dos Passos nos participa del nacimiento de la aeronáutica norteamericana, tanto como del exitoso Hollywood y del inicio de la lucha de clases, tras la asunción bolchevique. Y del peso de la publicidad, con otro protagonista que ya había aparecido en un volumen anterior.

III.

            Por sus páginas desfilan personajes históricos como Frederick Taylor –el creador del hombre-máquina o, si preferís, el taylorismo-; o Henry Ford, con su esclavitud fordista –basada en el anterior-. Además, Dos Passos no podía soslayar el arte ni la volatilidad de Isadora Duncan ni el bautismo de la navegación aérea con los hermanos Wright, ni tampoco la arquitectura moderna a manos de Frank Lloyd Wright. Y menos aún la ejecución de Sacco y Vanzetti. Todo un friso de época.
Testimonio del conjunto
IV.

            El fin de la Primera Guerra; el ascenso del gran capital y el imperialismo; el nacimiento de la cinematografía; la burbuja inmobiliaria de Miami –cuando las crecidas y huracanes arrasaban con todo, como actualmente-, el azar en la Bolsa y la desprotección social del Estado sobre los mineros son, en gran parte el nervio central de este volumen, que concluye con el crack del ’29.

V.

            Al igual que los libros anteriores, además de los personajes y la evolución de sus historias se encuentra un Noticiario, que incluye los titulares más resonantes de la época, y el Ojo de la Cámara, donde se repasa alguna de las historias cotidianas, o se hace alguna reflexión editorial. Con una prosa muy llevadera, en estilo coloquial y con escenas bien descriptas, Dos Passos nos hace llegar la realidad de un mundo que quedó atrás, pero cuyas secuelas aún hoy siguen estando presentes. En conjunto, una obra sin desperdicio.

martes, 24 de diciembre de 2019

Disrupciones. Nueve Cuentos, J. D. Salinger


Edhasa, 2004

I.

            Una relectura obligada, propuesta por un taller de lectura en el que participo. Cuando lo leí, hace ya quince años, quedé sorprendido gratamente del que fuera mi primer encuentro con las letras de Salinger; me despertó cierta curiosidad el estilo literario y la composición de los relatos, aunque no fue suficiente como para que continuara con su obra más renombrada, El guardián entre el centeno, al que llegué mucho después –cosa que lamenté-.

II.

            Dos viejas compañeras de universidad que se reencuentran; la relación entre un grupo de niños y su entrenador de béisbol; el regreso en barco de un niño prodigio junto a su familia; un pedante profesor de dibujo y pintura que aconseja a sus alumnos o dos niñas que juegan al tenis y sostienen una disputa económica, son algunas de las historias de las que se vale el autor para poner el énfasis en la trastienda de vínculos, añoranzas, el paso del tiempo, la grisura de la rutina, la fatalidad de la guerra o sus secuelas, entre otras.

III.

            Lo destacable es el elemento disruptivo. Muchos de los cuentos presentan dos partes bien definidas: en la primera, se crea la atmósfera necesaria para que en la segunda se desarrolle una trama independiente de aquella pero con un final que la incluye y cierra perfectamente. En otros, la disrupción comienza con la aparición de un personaje cuyo rol transforma el relato y lo lleva hacia un final imprevisto. Particularmente ejemplificador es el primero de los cuentos, Un día perfecto para el pez plátano. Una joya literaria.

IV.

            Con una prosa de frases cortas, diálogos jugosos y bien provocados, escenas rayanas en lo grotesco y finales sorprendentes, Salinger exhibe un interesante abanico de recursos literarios que hacen de este libro un referente insoslayable para todo aquel que desee dedicarse a la escritura de narrativa breve. Recomendable ciento por ciento.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Otra vida. Mi abandono, Peter Rock


Ediciones Godot, 2019

I.

            Una compañera de taller señaló que este título estaba haciendo mucho ruido. Un Club de Lectores lo allegó a sus suscriptores el pasado mes de noviembre, al igual que se compartió en un grupo de lectura que se reúne en la Red, todos de carácter local. Una librería que propone una lectura mensual –con debate presencial incluido- lo eligió para el mes en curso. La coincidencia me hizo sospechar un negocio editorial. Lo encaré para averiguar el motivo de tanta alharaca.

II.

            Caroline es la protagonista de la historia y narradora en primera persona. Cuenta con trece años de edad y durante cuatro años vivió en medio de un bosque en Portland, alejada de la vida social, con un adulto a quien llama Padre, que vive de una pensión estatal. Un descuido permite la captura de ambos por la policía y son destinados a una granja para integrarse a la sociedad. Pero esa vida no les atrae y deciden fugarse. Lo demás, son las peripecias de la propia protagonista para mantener su forma de vida clandestina, en armonía con la naturaleza, sin otra presencia.

III.

            Hasta aquí, una historia lineal. Salvo que, promediando la novela -que no alcanza las doscientas páginas- el lector se va enterando que Caroline no se llama así; ha ocultado su nombre y el de Padre en el interior de Randy, un caballito de madera que le acompaña como fetiche. Pero si Caroline no es Caroline, Padre, ¿es su padre? Y si no, ¿quién es y qué hace con la menor? Lentamente, todo lo que tenía de idílico y atávico, el contacto con la foresta, la alimentación vegetariana, etc. -que recuerda al Walden de Thoreau o al film Captain Fantastic, con Viggo Mortensen-, desbarranca en una sórdida y trágica historia.

IV.

            Destaco como un acierto clave la elección de que sea la voz de la niña, con un tono despojado de juicio de valor, la que narra esta novela. Sostengo que no hubiera alcanzado fuerza narrativa si el relator hubiera sido Padre o un narrador omnisciente. La historia se va construyendo con fragmentos de recuerdos, un diario de Padre con anotaciones personales, y el acontecer de esta aventura de dos. Tras la trama, aparece una nada velada crítica a las normas de convivencia que la sociedad capitalista impone al género humano para convertirlo en ciudadanos.

V.

            De estilo directo, con escenas propias de una fuga hacia adelante y con un final bastante abierto, el autor nos recuerda que otra vida es posible por fuera de la sociedad en que vivimos -con la que estamos obligados a convivir-, así como con los fuertes vínculos que se establecen entre seres humanos. El año pasado se filmó la versión cinematográfica, pero no arribó a estas costas. Una buena novela, que abre varios debates.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Inseguridad. Los triunfos pasajeros, Melina Dorfman


Tenemos las Máquinas, 2019

‘Habían pasado tantos años desde la última cita que ya me consideraba una fundamentalista de la imposibilidad’.

I.

            Un suplemento cultural dominical lo puso en el tapete. Su autora estaba haciendo sus primeras armas, al igual que la novel casa editora local que se lanzó al ruedo hace relativamente poco. La combinación llamó mi atención, por más que la reseña de marras hablaba de un cliché. Era accesible y, además, breve; fuertes razones, junto con la curiosidad, para leerlo.

II.

            Ruth es una periodista judía en la treintena que vive sola, pero a quien la soledad ya le pesa. Ha buscado afanosamente el amor pero no ha sabido encontrarlo o, al menos, reconocerlo. Félix, un viejo amigo es ahora quien se ha convertido en una suerte de amigovio, pero la falta de continuidad en la relación -con ausencias notorias- ponen a la protagonista en un devaneo continuo acerca de si es que son los demás los que no quieren compromisos, o es ella la que los expulsa con sus actitudes.

III.

            Para colmo, no puede fiarse de sus amigas, a quienes confía los detalles de lo que le sucede, puesto que son de la idea de que ella es la responsable de sabotearse a sí misma. Entonces, entre cuestionamientos propios –del tipo ‘¿qué estoy haciendo mal?’- o analizar hasta el cansancio los hechos y las palabras intentando encontrar signos ocultos que no siempre están allí donde cree, Ruth se debate entre deseos insatisfechos, miedos de equivocarse en los gestos y la espera frustrante de ser elegida por alguien. Cada mínimo acierto lo vive como un triunfo pasajero, con la fugacidad de lo efímero, de lo que no se ha de repetir –de allí el título-.

IV.

            Narrada en primera persona, con una prosa algo artificial, reflexiones graciosas y escenas tragicómicas, Dorfman elabora un modelo de autoficción, de lo que hoy llamamos literatura del yo, destinado a exponer toda gama de desencuentros -que denotan sendas inseguridades- en pos de hallar un amor que nos colme. Un fresco ejemplo de chick lit.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Épica renacentista italiana. Orlando furioso, Vol. 2, Ludovico Ariosto


Cátedra, 2002

I.

            Como había supuesto en junio pasado, al entregar la primera parte de esta reseña, la lectura del volumen de marras me ha ocupado parte de los sábados y domingos desde aquel mes hasta el presente. Los autores de cantares de gesta, propios del Renacimiento, han utilizado in extenso las novelas de caballerías para congraciarse con mecenas o poderosos bajo los cuales medrar. Esta obra, dedicada a la familia de Este de Ferrara, no es la excepción.

II.

            El Volumen Uno cerraba con la furia de Orlando a raíz de descubrir –al pasar por medio de un bosque- que su amada Angélica había dejado notable evidencia de su ardiente pasión por el joven Medoro en las cortezas de los árboles donde pudo tomar solaz –que eran… casi todos-. La imagen de un Orlando que se despoja de armadura, espada, rocín y vestimenta, de manera de andar desnudo y a los gritos, estaba entre lo mejor de aquél. En éste, no solo sus amigos son capaces de encontrarse con San Juan Evangelista –que sería más longevo que Matusalén- sino que han de irse hasta la Luna para hallar la cordura perdida por el protagonista y así, mediante ardides varios, recobrarla.

III.

            Ariosto se vale no sólo de la Historia, sino también de elementos fantásticos, hechizos y encantamientos al servicio de una épica que concluye con un duelo –al igual que la Eneida, de Virgilio-, dejando paso a la descendencia que engendrarán Bradamante y el converso Ruggiero, de la que surgirá la casa de Este siglos después, en clara alusión a su protector.

IV.

            En estos veintitrés cantos finales abundan las batallas y enfrentamientos tras el asedio de París y la liberación de los cristianos. Particularmente importante son las muertes del moro Agramante y del fiel Brandimarte, como también la lucha en el terreno del amor entre Ruggiero y León, hijo de Constantino el Grande, por la bella Bradamante.
Testimonio de los volúmenes, a pleno sol
V.

            La traducción de Urrea no se apega del todo al original –mucho menos, cuando se habla mal de España-, pero las correcciones a esa versión por parte de los estudiosos que prepararon esta edición –presentes a pie de página- brindan una solución a los errores, clarifican el texto y comentan otras obras donde las ideas que surgen de los párrafos han tomado cuerpo nuevamente, de manera de ampliar el panorama de la literatura de ese tiempo. Sinceramente, la lectura del Furioso enriquece holgadamente el bagaje cultural del lector.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Al borde. La edad del desconsuelo, Jane Smiley


Sexto Piso, 2019

I.

            Hace un tiempo, alguien lo ponderó en la blogosfera y lo apunté. No suelo leer novedades editoriales –a no ser por entusiasta sugerencia de otros lectores o imposición de algún taller de lectura-, pero ésta combinaba brevedad y profundidad, según sabía, motivos por los cuales le hice un lugar entre otras lecturas más extensas.

II.

            Dave y Dana Hurst son una pareja de odontólogos que poseen una clínica dental. Promediando la treintena, con ingresos holgados, tienen tres niñas. Lizzie, de siete años, es muy observadora y juega bastante con su hermana Stephanie, de cinco. En cambio, la pequeña Leah, de dos años, sólo tiene ojos para su padre, a quien tiraniza todo el tiempo. Parece una familia bien constituida, con horarios y rutinas para pacientes, niñas y algo de vida social. Pero una noche, tras un pensamiento de Dana efectuado en voz alta –‘Nunca más volveré a ser feliz’-, Dave revela que ella tiene un amorío con alguien -sospecha de un compañero de coro- e incapaz de hacerle frente a una confesión –por lo que eso implicaría-, intenta hacerse el desentendido.

III.

            El narrador es Dave en primera persona. Por él comenzamos a saber cómo se conocieron en la universidad, las personalidades de ambos y las reflexiones sobre el matrimonio, las crías, el sexo, la profesión. Y el amor. Porque lo que se le está desmoronando a Dave es el amor, el sustento principal de su matrimonio; de esa familia tal cual la describe, con sus visitas a la casa de fin de semana, las tareas cotidianas, los fragores de ser padre y profesional a la vez, haciendo frente a enfermedades estacionales, etc. Un día, Dana cancela todas sus citas en la clínica sin avisarle. Sale y no vuelve a casa. También cancela las citas del día siguiente…

IV.

            Con maestría y concisión, Smiley construye un universo complejo en algo más de un centenar de páginas. La intimidad familiar continúa su derrotero habitual, por más que los signos de derrumbe son bien visibles. Dave intuye lo que se avecina pero sólo es capaz de aplazar el momento en que todo estalle. Es consciente de que la pareja está al borde de la disolución –hasta se permite pensar en ello-, pero un atávico temor lo paraliza.

V.

            De estilo ameno y coloquial, con un texto que va ganando en solidez y expansión a medida que transcurre; donde abundan reflexiones interesantes, escenas bien descriptas y algunos silencios reveladores -dispersos a lo largo de la novela-, Smiley nos cuestiona acerca del amor de pareja, del amor filial, de cómo se instala la costumbre -y con ella, el hastío- en medio de nuestros vínculos más primarios, hasta correr el riesgo de perderlo todo, de convertirnos en desconocidos. Un libro más que interesante, que puede leerse de un sentón pero que deja huella.