I.
Lo apunté ni bien concluí un
magnífico trabajo, reseñado con antelación, con la fortuna de haber compartido
su puesta cinematográfica, a cargo del talentoso Bela Tarr. Apenas estuvo
disponible su versión digital me hice de ella, pues el título de marras jamás
hasta hoy conoció estas tierras. Si bien el egregio director húngaro también llevó
a la pantalla grande su mirada sobre esta obra, desistí de buscarla debido a su
extensión (su duración sobrepasa las 7 hs.).
II.
Tres astrosos vecinos de una aldea han trasegado
durante todo un año con el ganado y llega la hora de recibir su paga. Pero los
dos que han ido al cobro se quieren quedar con la parte del tercero –que se ha
quedado en la casa de uno de ellos, en la cama con la mujer de éste-. Así comienza
la historia de quienes vivían de una ‘explotación’ y que al cerrar, sólo dejó a
estas pobres gentes, al médico, al director de escuela y una madre de cuatro
hijos, en un medio fangoso, hediondo y sin mayores perspectivas.
III.
Estructurada en dos partes de
seis capítulos cada una, el lector asiste a una sórdida historia de recelos y
vigilancia recíprocas y un deseo enorme de marcharse del lugar para asentarse
en otro con posibilidades de trabajo y bienestar, pero el conjunto es incapaz
de abandonarlo y, para colmo, dicen que el bribón de Irimiás y su secuaz
Petrina –dos soplones de la policía, a quienes se daban por muertos- están
volviendo a la aldea. El centro de reunión social es la fonda, donde tendrá
lugar un baile de tango y el descubrimiento de una tragedia.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
La falta de trabajo, la soledad, la lujuria y
la pobreza de este puñado de familias que desean escapar de su entorno sin
saber cómo y casi sin recursos, son el nervio conductor de esta ópera prima señera, que se extiende como
una burla socarrona –no exenta de humor- sobre una sociedad dominada por el
costumbrismo, los bajos instintos y el letargo soporífero que conlleva la
ignorancia más supina. Al final, el más ingenioso y locuaz se quedará con los
réditos.
V.
Con párrafos kilométricos, sin descanso, la lectura se vuelve ardua. No es fácil mantener la concentración. Además, Krasznahorkai alterna la trama central con las historias de cada familia, de las que va goteando información con el correr de las páginas. Pero la narración no elude temas políticos, religiosos ni filosóficos. En gran medida, hay una mirada existencialista que recorre todo el texto. Con escenas dramáticas y algunas desopilantes, es un libro de largo aliento; quizás no para cualquier lector, pero más que interesante. Por si fuera de utilidad, está entre los cinco mejores títulos de mi 2023.