Kaja Negra, 2018
I.
Rara combinación
entre propuesta vernácula y recomendación foránea, me inclinó la brevedad del
contenido. Más de un lector abandonó al poco; algunos por la crudeza de la
narración, otros por indisposición empática. Lo cierto es que no me incomoda
abordar ninguna trama, por más dura y realista que sea, si sus argumentos
resultan convincentes. Como existían reparos y alguna que otra nota
discordante, decidí hacer experiencia.
II.
Daniel,
un bonito niño de poco más de tres años, juega en la plaza junto a su prima
Nagore –algo mayor-, bajo el control de su madre. Mientras ésta discute con su
amante por teléfono móvil, el descuido es capitalizado por otra mujer, quien
secuestra a Daniel y se lo lleva consigo. La madre biológica, desesperada al no
hallarlo, deberá realizar la denuncia –y soportar la humillación de la solapada
recriminación de la policía-, para volver a casa y contarle a su marido lo
ocurrido. Lo que sigue, es una descripción doble de cómo se vive esa
desaparición.
III.
La breve novela está estructurada en tres
partes, divididas en dos. En la primera, es la madre biológica quien narra la
historia y lo que a ella y a su entorno familiar les suceden a partir de la
ausencia de Daniel. En la segunda, es la madre sustituta la que ofrece al
lector su acontecer, comenzando por la primera sorpresa: Daniel (ahora llamado
Leonel) es autista. Para colmo, tanto su madre como su pareja coinciden en que
el rapto ha sido una locura.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
El
mayor acierto de Navarro ha sido hallar las voces narrativas. Ambientada en la
ciudad de México, la madre biológica es esposa de un catalán acomodado y, como
tal, narra en un español correcto lo que han ido viviendo desde que formaron
pareja. La madre adoptiva pertenece a la clase baja mexicana y sus
descripciones están teñidas de modismos propios de clase, exhibiendo los
problemas que se les plantean a las mujeres en la sociedad local. El
inconveniente que percibo es que se intenta abordar demasiados temas complejos
–el autismo, la violencia de género, el femicidio, el maltrato hacia el menor
desprotegido, el desarraigo, el sentimiento de culpa, etc.-, con carácter más
expositivo que profundo, quedando todo en una medianía que podría haber dado
mucho más de sí.
V.