I.
Primero fue una recomendación de un
librero amigo, quien al hacer su experiencia lectora me lo señaló ni bien
apareció. Luego fue la reseña de una escritora que se expresaba en el mismo
sentido. Finalmente, habiendo esperado más de una década, la llegada de una
compilación de relatos de otro autor de origen irlandés, inclinó mi mirada
hacia él y, a pesar de mi nula devoción por la narrativa breve, decidí
encararlo.
II.
Este volumen consta de un total de
treinta relatos ambientados casi por completo en la Irlanda rural. Eximio
observador de ese entorno y de sus habitantes, McGahern utiliza los arquetipos
más variados para contraponer las aldeas a las ciudades, señalando los efectos
de la emigración y el desarraigo en los jóvenes que buscan nuevas
oportunidades; la enajenación que provoca el dinamismo urbano contra el
estatismo y aburrimiento de la producción tradicional; las diferencias
generacionales entre padres e hijos acerca de las perspectivas de futuro, entre
otros tópicos.
III.
Un profesor de agronomía enfermo del
corazón que caza junto a un maestro de escuela, un ex - seminarista que
descubre el sexo con una joven sin compromisos, un hijo que niega al padre
lugar junto a él en la ciudad, una pareja que se jubila y se muda a una urbe,
todo es válido para que el autor desarrolle conflictos entre los personajes a
través de conversaciones a medias, encuentros nocturnos y al aire libre,
escenas de violencia contenida y diálogos inconclusos.
IV.
Lo más encomiable es que varios
personajes –v. g., pescadores, campesinos, sacerdotes, policías, etc.- aparecen
en distintos cuentos y en circunstancias diversas. Así, el maestro de escuela
no sólo caza junto al agrónomo, sino también es el portador en la aldea de la
noticia del deceso de un hijo a sus padres. De esta manera, McGahern construye una
serie de historias que se entretejen con los mismos personajes, logrando conferir
solidez al conjunto de relatos.
V.
La mayoría del material se inicia in media res, es decir, la narración comienza con la historia ya empezada y el lector no solo asiste a una parte de la misma sino que debe completar lo que el autor no explicita. Con un estilo de frases cortas y directas, diálogos crudos y escasez de palabras, McGahern compone una serie de viñetas de la Irlanda rural, donde la abulia y la melancolía complementan historias opacas, a veces ambiguas y con algunos finales abiertos. En suma, algo distinto en el mundillo literario; una perla entre tanta hojarasca. Para no dejar pasar.