domingo, 27 de marzo de 2022

Doble juego. Basada en hechos reales, Delphine de Vigan

Anagrama, 2016
 

I.

            Surgió como propuesta de un taller de lectura a la que decidí plegarme y encararla porque contaba con un ejemplar. Este título no había alcanzado las repercusiones de su novela anterior y la curiosidad, unida a una buena cuota de placer en su prosa, hizo el resto.

II.

            ¿Dónde comienza a desdibujarse la línea que separa realidad y fantasía en las letras? En el campo de la autoficción –tan extendido hoy-, ¿hasta dónde se puede tensar la cuerda y ofrecer un texto con elementos autobiográficos, que no se lea como una biografía? ¿Cómo condiciona al lector saber que lo que se le ofrece está basado en hechos reales –un cliché que, por cierto, ha hecho las delicias del negocio editorial-, aún a sabiendas de que TODO puede ser obra de una imaginación férrea? ¿Qué legitimidad le ofrecemos a un narrador no confiable? ¿En qué medida nos permitimos ser permeables a los finales abiertos a la interpretación personal? De eso trata esta novela.

III.

            La protagonista –Delphine, alter ego de la autora- padece un bloqueo literario y en medio de una reunión social conoce a L., una mujer seductora que se desempeña como ghost writer, un eufemismo sobre aquellos que escriben para terceros pero nunca aparece su firma. A medida que Delphine cae un pozo depresivo cada vez más profundo, L. tiene la ocasión de hacerse cargo de ella, de responder como si lo fuera y, en definitiva, de suplantarla. Con alusión directa en sus epígrafes a sendas obras de Stephen King –o inspirada en ellas-, De Vigan cuestiona el viejo doble juego de ser y no ser a la vez; la existencia o no de un doble.

IV.

            La novela interpela al lector sobre cuán importante resulta la Verdad en aquello que se le narra. ¿Somos ávidos de los detalles, o nos alcanza con su verosimilitud? La autora se burla en gran medida –y con mucha sorna- del pacto entre autor y lector; de aquello que dejamos correr por más que no nos convenza demasiado. Así, L., ¿encarna un personaje independiente, cuya existencia es real? ¿O es el otro yo de la propia autora –un espejo en el cual mirarse-? ¿O quizás represente al lector, quien parece demandar el uso de parte de su vida como material literario?

V.

            Estructurada en tres partes, De Vigan construye un thriller psicológico en el que habla de sí misma -en cuanto escritora-, del desdoblamiento necesario para componer una obra que contenga algo de su historia personal -pero más de creación intelectual- y de las expectativas que se generan en los lectores cuando se les aclara que parte de lo que leen es real –aunque no saben en qué medida-. Con la prosa ágil y directa que ya es su estilo, esta inquietante novela recorre el camino inverso a la afamada anterior, creando una ficción revestida de relato verídico. Una propuesta más que interesante.

domingo, 20 de marzo de 2022

Vida en el extranjero. El mar interior, Matías Capelli

Sigilo, 2021

I.

          Me dejé llevar por una propuesta y por una sensación. La primera obedecía a un grupo de lectores que compartiría este libro durante el pasado mes de febrero. Quien inclinó a su favor la adquisición y su lectura ha sido una reseña aparecida a principios de ese mes en un periódico local, donde se hablaba de Ámsterdam y de un cuadro sobre los hermanos De Witt. Tras la lectura de otra novela que se ambientaba allí y que, asimismo, trataba de una pintura, decidí darle curso.

II.

            Milton viaja de Buenos Aires a Ámsterdam porque Rut, su pareja, ha conseguido una beca en el conservatorio de allí. Él no tiene demasiadas opciones: debe aprender el idioma, su trabajo como periodista free lance está en declive –con cuestionamientos de todo tipo-, y aún le cuesta adaptarse a las leyes del lugar donde vive: un país en serio, donde las normas de convivencia se respetan a rajatabla, so pena de incurrir en delito –aunque sólo sea por no echar la basura debidamente-.

III.

            Esta novela que, imagino, recoge las experiencias del autor -que ha vivido en aquella ciudad durante cierto tiempo-, está narrada en primera persona y las peripecias de la vida cotidiana en un lugar que desconoce, del que es ajeno y al que se tiene que adaptar, son parte del contenido. El otro, son las andanzas del propio Milton tratando de minimizar los gastos y entablar relaciones con el entorno.

IV.

            Párrafo aparte merece el cuadro de Jan de Baen sobre los hermanos De Witt. Otrora campeones en la defensa del bienestar neerlandés, caen en desgracia merced a una guerra anglo francesa que les quita beneficios y el renombre; el propio pueblo –simpatizante de su oponente, la Casa de Orange- decide lincharlos y cometer horrores con sus cuerpos. No queda clara la alusión entre la pintura y la situación de Milton –quien narra los detalles de la historia-, si es que el vínculo existe, pero la obra de Baen resulta por demás tan macabra como elocuente.

V.

            Con una prosa bien llevada, Capelli describe con cierta agilidad los problemas que conlleva el radicarse en una tierra extraña, con otra idiosincrasia –respetuosa de las leyes y de los derechos ajenos, como no existe en esta tierra- y sin manejar el idioma, una falencia que debe ser subsanada en breve, so pena no solo de restringir las oportunidades laborales sino, además, de caer en la sospechas de todo vecino que ve en cualquier extranjero un foco de problemas. De estilo fluido y coloquial, la novela se lee fácilmente.

domingo, 13 de marzo de 2022

e-book 96. Marionetas. El mar, el mar, Iris Murdoch

Lumen, 2011
 

I.

            Fue al poco de comenzar a buscar en la Red títulos literarios reconocidos por otros lectores, que apareció éste entre lo más granado. Su búsqueda solo arrojó una terrible certeza: no había ejemplar disponible en derredor desde hacía tiempo. Apenas recibí como regalo mi primer soporte digital, fue la generosidad de un lector allende el Atlántico quien me envió por correo electrónico la versión de marras, la que permitió su lectura. Eternamente agradecido.

II.

            Esta extensa novela, a mitad de camino entre un diario y una autobiografía, narra las peripecias de Charles Arrowby, un reconocido actor inglés de teatro, amante de las obras de Shakespeare, quien habiendo alcanzado la sesentena decide retirarse de la actividad y del bullicio urbano para afincarse en una vieja casona de la costa británica, en un promontorio desde el que puede zambullirse en el mar y practicar la natación.

III.

            Habiéndose propuesto una vejez en calma, alejada de las pasiones amorosas que supo desatar en varias compañeras a lo largo de su trayectoria artística, son algunas de ellas, sin embargo, las que tienden a visitarlo y privarlo de la paz anhelada. También desfilan, empero, aquellos viejos camaradas a quienes Charles aún tiene en baja estima, y su primo James –un militar-, con quien nunca mantuvo buena relación. Así, la casualidad le allega el reencuentro con su más viejo y prístino amor de juventud, ahora casada y envejecida, con quien se propone revivir lo que el tiempo les ha negado.

La versión digital, gentileza de Yossi Barzilai

IV.

            Siempre escrito en primera persona, el lector asiste a una suerte de confesión de un viejo solterón y egoísta, que supo manipular la vida de los colegas a piacere, sin eludir golpes arteros y traiciones varias, para gozar de los encantos femeninos en base a su poder de seducción y talento actoral. Ha sido un hábil titiritero en la vida de los demás, a quienes ha hecho mover a su antojo cual marionetas. Pero la reaparición de aquél primer amor no consumado -con una realidad conyugal que el propio Charles estima infeliz-, despierta sus últimos ardores, convirtiéndolo a él mismo en una marioneta.

V.

            De estilo coloquial, Murdoch utiliza el flujo de conciencia como recurso narrativo y ofrece una memorable construcción psicológica de cada uno de los personajes que se dan cita en la trama. Abunda en interesantes reflexiones acerca de los vínculos afectivos y cómo todo puede interpretarse según los ojos –y sentires- de quienes se hallan involucrados emocionalmente. Una obra para no dejar pasar.

domingo, 6 de marzo de 2022

Una frágil burbuja. Los pasajeros del jardín, Silvina Bullrich

RBA, 1995

I.

            Siguiendo la estela que dejara la lectura de Beatriz Guido, paso ahora al rescate de otra autora local, quien fuera muy reconocida en el ámbito literario en los años ’50 y ’60 del siglo pasado. Dueña de una profusa carrera en la narrativa de ficción, ha caído casi en el olvido en la actualidad. De hecho, resulta llamativo que, salvo propuesta esporádica de alguna novel casa editora, no tenga la presencia que supo conocer otrora, cuando sus títulos eran visita obligada para los amantes de los afamados best sellers.

II.

            Esta novela, de neto corte autobiográfico al decir de Bullrich, aparecida en 1971 –y que cuenta con una versión cinematográfica-, tiene por protagonista a una narradora en primera persona quien describe con lujo de detalles -en una prosa preciosista e íntima- su relación con Franckie, otro argentino al que conoció en un viaje a París, trece años mayor que ella, viviendo una sublime historia de amor en un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires.

III.

            Ubicados en las afueras de la localidad, sobreviven merced a los ingresos que proporciona un invernadero en los que su pareja cultiva plantas de diversos orígenes. Así, la protagonista –escritora de profesión, alter ego de Bullrich- evoca los años felices compartidos, incluido el abrupto desenlace de ese idilio sin par, debido a la enfermedad y posterior deceso de aquél. Aislados de familiares y amigos, con la sola compañía del personal del vivero y ocasionales encuentros con las gentes del lugar, la pareja ha vivido ajena a todo; una suerte de burbuja donde no necesitaban más que a sí mismos.

IV.

            La novela abunda en símbolos. En general, tiende a parecer un cuento de hadas, donde la presencia del vidrio, la escarcha y el color azul –elementos propios del relato feérico- aportan una atmósfera de fragilidad y de irrealidad. Ambos personajes viven fuera del tiempo –no existe cita temporal- y sus recuerdos se centran en la plenitud del amor, la amistad, la convivencia sin desencuentros; un unísono que aplana matices y diferencias.

V.

            Rescato el estilo escogido por Bullrich para darnos a conocer un amor fuera de serie. Se ha tomado las molestias de utilizar palabras adecuadas para cada ocasión, de manera de describir en forma precisa sentires y miedos. En ese aspecto, el texto se enriquece con el vocabulario de nuestra vasta lengua y su lectura resulta tan fluida como emotiva. Un buen libro, para tener en cuenta. Destinado a lectores sensibles.