domingo, 29 de agosto de 2021

Despertar durante el derrumbe. Misiones nocturnas, Jáchym Topol

Lengua de Trapo, 2007

I.

             El motivo disparador de esta lectura han sido las imágenes provenientes de Afganistán, que llevaron a cuestionarme cómo se verán los conflictos políticos, sociales y militares desde los ojos de un niño. Por eso recordé que algo de ello se planteaba en otro título del autor, y me sorprendí al hallar éste, al que tenía totalmente olvidado.

II.

             Ondra es un jovencito en los inicios de la pubertad, quien recibe de su padre –opositor al régimen comunista- una orden mientras ambos escapan del bombardeo de los tanques de las fuerzas del Pacto de Varsovia, durante la llamada Primavera de Praga del ’68: debe cuidar a Chiqui, su hermano menor. La única salida que ese padre encuentra es que ambos hijos vuelvan solos a su viejo pueblo de origen. Con la ausencia de una madre -entregada a la bebida- y un abuelo paterno que acaba de morir, Ondra y su hermano son poco menos que huérfanos a la deriva.

III.                

            La novela es atravesada por diferentes planos. Topol construye una novela de iniciación en medio de una invasión militar, con elementos que combinan el despertar sexual del protagonista, su difícil y áspera interacción con la pandilla de niños del pueblo, mientras la policía secreta anda tras sus pasos -y los de su padre-, y el resto del mundo de los adultos se pregunta qué sobrevendrá en el futuro, ahora que los comunistas dominan sus calles.

IV.

            Las peripecias del personaje principal, que se debate entre la protección a su hermano y los primeros contactos con el sexo opuesto, no son óbice para que Topol deje entrever cómo se derrumban las renacidas esperanzas generadas gracias a las libertades aparecidas con el gobierno de Dubček, bajo el despliegue de las fuerzas de ocupación.

V.

            Con un estilo directo, cierta dosis de mirada infantil y haciendo uso de leyendas populares, las clásicas disputas entre vecinos -que todo pueblo posee- y un puñado de personajes secundarios que lindan lo funambulesco, la novela se lee rápidamente, aunque por momentos la existencia de algunos saltos en la historia no permitan mantener del todo la ilación y el lector se sienta como Ondra, quien nota que ocurren cosas a su alrededor sin poder interpretarlas del todo. Sin duda, una interesante propuesta.

 

domingo, 22 de agosto de 2021

Visiones de la paternidad. Geografía de la oscuridad, Katya Adaui

 

Páginas de Espuma, 2021

I.

             La lectura surgió de una propuesta colectiva para abordar literatura latinoamericana contemporánea. La autora, de origen peruano pero con residencia en Buenos Aires, venía precedida de encomiosos comentarios pues su prosa evocaba la de Julio Ramón Ribeyro, entre otros compatriotas suyos. Habiendo despertado la curiosidad, sólo restaba encarar un texto de su autoría.

II.

             La impresión primera al tomar el ejemplar es que la lectura será breve. Un puñado de dieciséis relatos que apenas superan la centena de páginas netas, supone solo un sentón de un par de horas, ¿verdad? Nada más lejos. El estilo escogido por Adaui para narrar, de frases cortas y tajantes, muchas veces con solo la mitad de la oración –dejando al lector la responsabilidad de completarla-, dificulta entrar en tema. Para colmo el contenido, que tiene como nervio conductor el vínculo entre padres e hijos desde una mirada feroz de estos últimos, logra que el lector se sienta poco menos que incómodo.

III.

            No obstante, el conjunto se sobrelleva porque la novedad radica en que tanto las escenas como los diálogos son crudos, descarnados, configurando un collage de expresiones y situaciones que nadie querría entablar ni enfrentar. En ese aspecto, Adaui pone en boca de sus personajes frases que más de una vez se piensan, pero se silencian para mantener la corrección social, o el debido respeto a los progenitores, entre otras normas de cortesía.

IV.

            Una madre que le dice a su hija que seguramente va a morir mientras la acompaña al quirófano; alguien que ante la muerte de un hijo de un vecino le sugiere que tenga otro; una hija que reprocha al padre el no haber querido tenerla; un sobrino que interpela al tío por no avisarle de la muerte de su padre, conforman parte de los textos que abundan en sordidez, mentiras, caprichos y bajezas varias, brindando visiones opacas de una paternidad en las que abunda la soledad y el desamparo de los hijos, que deberán superar esa crianza brutal.

V.

            En suma, un libro nada ameno, que obliga más de una vez a releer alguno de los cuentos y en los que se tarda en hallar la voz narradora. Pero una vez que se captura el objetivo, tiende a ser interesante. Algo nuevo, con cierto carácter experimental; sólo recomendable para lectores valientes.


domingo, 15 de agosto de 2021

e-book 87. Aventuras de un bailarín mundano. El tango de la Guardia Vieja, Arturo Pérez - Reverte

 

Alfaguara, 2012

I.

            Encarar su lectura era saldar una doble deuda. Primero ante el propio autor, de quien poseo varios títulos y nunca antes había visitado. Habrá sido porque su figura me resultaba familiar: durante un tiempo tuvo una columna en una revista dominical que acompaña a un periódico local. Luego, de una amiga lectora que me lo había sugerido hace años y, dedicado a otras lecturas, había postergado éste ad infinitum. Valgan entonces estas líneas para dar cuenta de ambas.

II.

            La historia de Max Costa transcurre en tres momentos de su vida: mediando la veintena, cuando en 1928 se sube a un transatlántico para ser bailarín mundano –el que ofrece la empresa a mujeres que viajan solas o cuyas parejas no suelen bailar-, donde conoce a un compositor y su bella y joven esposa, con quienes mantendrá una aventura nocturna por las noches y los suburbios de Buenos Aires, en busca de inspiración para el marido, quien desea componer un tango inolvidable. Ya en 1937, los destinos de la esposa y el protagonista se vuelven a cruzar en Niza, de cuyo fugaz encuentro se disparan consecuencias inimaginables, y finalmente, casi treinta años después –envejecidos ambos- se reencuentran en la costa de Sorrento, ante una partida de ajedrez con cierto tinte de suspense, entre el campeón defensor ruso y su joven retador chileno, hijo de aquella mujer.

La versión digital, gentileza de EpubLibre

III.

             Pérez-Reverte hace gala de un manejo proverbial de la intriga y la historia, en la que alterna momentos tensos y crudos, con diálogos jugosos, escenas de sexo y acertadas descripciones de lugares y momentos. En este aspecto, el autor parece bastante documentado al componer su relato, donde la liviandad de la Belle Époque, la Guerra Civil española, el ascenso de los totalitarismos y los avatares de la Guerra Fría desfilan por sus páginas con claro protagonismo. Estructurada en trece capítulos donde se intercalan los hechos de las tres fechas, la novela posee todos los condimentos para mantener la tensión hasta el desenlace: espionaje, violencia, seducción, crímenes, traición.

IV.

            Con una pluma ágil, Pérez-Reverte construye una peculiar historia de amor, donde la pareja protagónica se reviste de una dosis de nostalgia y melancolía hacia el final, por aquella juventud que les brindó atisbos de felicidad y que las peripecias personales apartaron en su concreción. Si bien podría haber ahorrado un tercio de páginas acerca de atuendos y rasgos personales que se iteran, el autor ha sabido ofrecer una novela muy amena, que se disfruta dejando buen sabor. Apropiada lectura para descansar de otras más densas. Agradezco a Norah su sugerencia de entonces. Sus apreciaciones personales sobre el mismo texto podéis leerlas aquí.


domingo, 8 de agosto de 2021

Miradas de mujer. 8. Una guía sobre el arte de perderse, Rebecca Solnit

Fiordo, 2020

I.

            Las nuevas condiciones de vida a las que nos ha sometido la actual situación sanitaria me han disparado sendas inquietudes. Coincidiendo con la reapertura de ciertas restricciones en el ámbito público, me pareció oportuno encarar esta lectura al aire libre. No habla de aquellos que se encuentran física o geográficamente desorientados, sino del abandono como arte de adentrarse en lo desconocido, expectantes sobre aquello que pudiera generar nuevas sensaciones al bucear en nuestro interior en una suerte de camino de (auto)descubrimiento.

II.

            Solnit reúne en este trabajo nueve ensayos donde alterna anécdotas personales e interesantes reflexiones acerca del arte, el surgimiento del punk, la revaloración de la música country, la curiosa vida del conquistador Cabeza de Vaca, entre otros temas. En todos ellos, sus apreciaciones apelan a su propia experiencia y conocimientos, de manera que responden a un enfoque basado en su mirada de mujer, razón por la que incluí el conjunto bajo este dominio.

III.

            La acción de perderse puede ser abordada, según Solnit, desde diversos planos. Así, el surgimiento de un movimiento contestario o contracultural; el simple hecho de apartarnos de nuestra zona de confort y asumir riesgos impensados; el adaptarse a la nueva realidad sin intentar regresar a lo que ya no puede ser… hasta los cambios que se suscitan en los barrios de una metrópoli pueden ser tomados como diferentes formas de la pérdida. Una pérdida que, en todos los casos, provoca una transformación en el sujeto que la vive.

IV.

             De estilo fluido y coloquial, profuso en maduras meditaciones -sin orillar lo sesudo o denso-, con evocaciones hacia su pasado familiar y con el desfile de personajes de la historia, la pintura y el arte en general, Solnit elabora una obra más que apropiada para los tiempos que corren, donde la incertidumbre genera angustias varias, pero también pueden ser una buena ocasión para despertar a algo nuevo y necesario: re-hacernos a nosotros mismos. Una excelente propuesta de lectura. Existe edición española bajo el sello de Capitán Swing.

V.

            Guardo para el final un regalo personal que la autora me brinda,

‘Una vez amé a un hombre que era muy parecido al desierto, y antes de eso amé el desierto. No era por cosas concretas, sino por el espacio entre ellas, por esa abundancia de ausencia, esa es la atracción que ejerce el desierto. […] Lo que da vida al desierto son las fuerzas primarias de la piedra, el clima, el viento, la luz y el tiempo, […] Lo que yo amaba del desierto era la inmensidad, así como una sobriedad que también era voluptuosa.’

            No hubiera sido capaz de exponer mejor mi propio sentir al respecto.

 

domingo, 1 de agosto de 2021

Versiones de la tragedia. Interestatal, Stephen Dixon

Eterna Cadencia, 2016

I.

            Merced a la buena experiencia con sus libros de relatos decidí encarar esta novela de Dixon, algo voluminosa y más sustanciosa que aquellos. En virtud de ello, supuse que el estilo directo y seco de sus letras me mantendría en tensión hasta el final, así como lo han hecho las de Carver o Laura Berlin, por citar ciertas semejanzas. No ha sido el caso; me llevó mucho más tiempo entrar en materia.

II.

             Nathan Frey debe volver a casa en auto con sus hijas de seis y nueve años desde Nueva York hasta su residencia, distante unas pocas horas de viaje. Su esposa Lee ha decidido quedarse en la casa de sus padres, a quienes visitaran, por un par de días más. Nat se hará cargo de las pequeñas en ese lapso de ausencia, asistiéndolas en su regreso a la vida diaria. Yendo por la carretera interestatal se desata una tragedia impensada.

III.

            La novela se estructura en ocho capítulos. En el primero de ellos -que ocupa una centena-, se narra no sólo los hechos que desencadenaron esa tragedia, sino la evolución de cada personaje a lo largo de los años, de manera que el lector ha de saber lo ocurrido con la totalidad de la familia hasta la muerte de Nathan. El resto es casi un ejercicio de estilo, en el que Dixon nos brinda versiones distintas que completan, mejoran, precisan los detalles de ese hecho y profundizan acerca de las relaciones que se han establecido entre los protagonistas.

IV.

            Estas versiones no solo se ocupan de lo inmediatamente anterior o posterior del drama una vez desencadenado, sino también de los días previos en que Nathan acudió con sus niñas a un centro comercial –o a museos-; sus elucubraciones posteriores al pasar el tiempo; la evocación de los hechos violentos de su juventud; los devaneos sobre cómo dar la mala nueva a su esposa y, en un alarde de imaginación final, desarrollar el posible devenir natural como si nada hubiera ocurrido. Los diálogos sostenidos entre hijas y padre configuran de manera acertada los rasgos psicológicos de cada personaje.

V.

            En suma, un hecho trágico, imprevisto y doloroso es narrado desde diversos ángulos, aportando nuevas luces y sombras en los vínculos familiares de sus personajes. Pero hay una clara crítica de Dixon acerca de cómo ha crecido la violencia en los E.E.U.U., y cómo se la ejerce sobre ciudadanos indefensos en situaciones cotidianas. Confieso que me ha costado abordar la totalidad de su medio millar de páginas debido a la densidad del estilo escogido tanto como a las reiteraciones, pero sus capítulos finales están llenos de reflexiones sobre aquella. La descripción del flujo de consciencia de Nathan –que abarca una treintena de páginas- sobre cómo notificar a su esposa es una joya en sí misma. Para leer con suficiente tiempo.