Galaxia Gutenberg, 2014
Hrabal
es un autor al que le he cobrado bastante cariño. Ya sea porque supo ser muchas
cosas antes de dedicarse a las letras, o porque sus líneas contienen una rara
combinación de tristeza, optimismo y un humor irreverente que se burla tanto de
sí mismo como del entorno, volviendo profano aquello que intentó ser solemne
–v.g., la opresión soviética sobre los países de Europa del Este, República
Checa en particular-.
Este libro condensa la historia de
Vladimír (Boudnik), quien junto al narrador –el autor, sospecho, apodado Doctor- y Egon Bondy, deambulan en una
suerte de bohemia suburbana. Tres marginales que comparten una amistad sin
límites, con mínimos recursos pero con una fortaleza fraterna a prueba de
cualquier régimen dominador.
Así, Hrabal repasa esas noches de
discusiones filosóficas acerca del arte, la cultura y la vida, compartidas al
calor de alcoholes varios, haciendo de Vladimír el eje y nervio de todas las
andanzas, cargadas de caprichos, extravagancias, rupturas de modelos
preestablecidos –como el uso de materiales desechados para convertirlos en vanguardia
de expresión artística- y una gama de insolencias que se mofa de los
convencionalismos sociales de la época.
Con ese estilo directo, algo
fragmentario pero siempre enfocado en el acontecer de su amigo, Hrabal dispone acertadamente
los episodios que han tenido al artista plástico que fue Boudnik como
protagonista central de este relato, confiriéndole al texto un carácter
testimonial de lucha contra un arte oficialista monótono y chato, al que
catalogaban de ‘cáscara vacía’.
Escrito en 1973, en medio de un
confinamiento autopropuesto y con la prohibición de sus obras, Hrabal recurre a
sus excelentes recuerdos del amigo, antes de que éste se quitara la vida, para
elaborar un canto a la amistad asociado a la nostalgia de su ausencia; una permanencia
en el interior quien con su figura proyecta luz a un presente gris, cargado de
abulia e intrascendencia.
Una vez más, el checo logra
cautivar, entretener y preguntarnos acerca de qué nos resulta significativo
para la existencia. Tan breve como inconmensurable, el libro fluye rápidamente
en manos del lector. De a ratos conmovedor; entrañable siempre.