viernes, 26 de junio de 2020

Mi lucha. 3. La isla de la infancia, Karl Ove Knausgård


Anagrama, 2015

I.

            En el tercer volumen de la serie, Knausgård narra su infancia -hasta el ingreso a la pubertad- en la isla de Tromøya, en el estrecho de Skagerrak, al sur de Noruega. Esta Cuarta Parte comienza en el mes de agosto de 1969, cuando el autor sólo cuenta con meses de edad, y la familia llega a esa isla donde ha decidido vivir, proveniente de Oslo. Su padre ha aceptado un puesto de profesor y su madre desarrolla su actividad en una entidad de enfermos mentales.

II.

            Desde el comienzo, Knausgård nos hace partícipes de sus miedos niños, el gran apego por su hermano Yngve, casi cuatro años mayor, y el contraste entre las figuras paterna y materna: un padre severo, recio y minucioso, que impone estrictas reglas de convivencia y comportamiento, y una madre más proclive a la dulzura de gestos y comprensión de los niños.

III.

            Con un estilo directo y frontal, el autor va desgranando el nacimiento de las amistades, las actividades colectivas, su esfuerzo por destacar y presumir ya en su primera escolarización, las travesuras compartidas y el descubrimiento de la vida familiar y social en esas largas vacaciones veraniegas en casa de los abuelos. Su amor por el fútbol y el esquí, sus modos amanerados -que le valen un apodo peyorativo- y su carácter medroso e introvertido, se complementan con singulares descripciones ofrecidas por esa pintoresca geografía noruega, que ejerce un magnético influjo sobre sus habitantes.

IV.

            A medida que crece, los cambios se suscitan. El protagonista va haciendo sus primeras armas en escarceos amorosos, rupturas sentimentales y vaivenes de amigos y parientes. A su vez, sus progenitores ven la necesidad de perfeccionarse en sus actividades laborales y ello conlleva la ausencia prolongada de su madre, primero, y luego, de su padre, no sin consecuencia: hay que aprender a convivir y respetar las reglas con uno y con otra.

V.

            Todo el libro está teñido de un realismo social, que se debate entre lo infantil y lo adulto, como si el escritor diera voz a su alter ego, sin perder ilación narrativa ni tampoco frescura. En ese aspecto, Knausgård acierta en esta suerte de evocación literaria, sin nostalgia ni melancolía. Amena, fluida, siempre honesta y con escenas bien delineadas, es una novela no tan extensa, que se disfruta y deja buen recuerdo.

domingo, 21 de junio de 2020

Bilogía Extranjeros. e-book 62. 1. El extranjero, Albert Camus


Alianza - Emecé, 2009

I.

            No había visitado las letras de Camus y me pareció buena ocasión para hacerlo. Si bien poseo sus títulos más preciados, nunca hallé el momento de encarar unas letras que sospechaba densas o, al menos, con mucha sustancia. Confieso que hubiera sido más apropiado leer La peste en estos tiempos pero, por fortuna, las líneas de buenos amigos lectores alentaron esta lectura.

II.

            Meursault es un joven francés que se encuentra en Argel. Es avisado mientras trabaja que su madre ha fallecido en el hospicio. Pide el permiso necesario para afrontar la situación y se pone en marcha. Con cierto grado de ilustración y buenos modales, lleva una vida ordenada, algo parca, y tiene poco contacto con la sociedad en general. Solo cuenta con un par de vecinos, una joven casadera y poco más. Pero resulta indolente y extraño: no llora en el funeral ni en el cortejo; no respeta duelo ninguno; no le importa casarse con la joven cuando ésta se lo propone… en suma, no parece respetar cánones sociales. Una serie de hechos ajenos desencadena incidentes por los que termina matando a un hombre, sin buscarlo. Por ello, será encerrado esperando su juicio y el dictamen del jurado.

III.

            Dividido en dos partes netamente distintas, Camus nos allega la figura de un joven que lo único que tiene claro es que los seres humanos habremos de morir. Sin saber cuándo ni dónde. Por lo tanto, todo lo que ocurre en nuestro tiempo de vida es circunstancial y, como tal, irrelevante. En la primera parte, narra cómo es la vida del protagonista hasta llegar al crimen. En la segunda, repasa sus días en la cárcel desde que es apresado, hasta el juicio y el veredicto final.

La versión digital, gentileza de Epublibre

IV.

            Meursault encarna a un paria, alguien cuya característica principal es el desapego. Vive al día sin hacerse mayores preguntas ni guardar respeto por las normas que la sociedad impone al individuo. En ese sentido, su final resulta previsible. Por otra, realiza una denuncia al exhibir cómo reacciona esa sociedad, para quien guardar las formas es tanto o más importante que el asesinato cometido por un hombre. Además, su gnosticismo vuelve más fácil su condena. Una condena que debe ser ejemplar, no fuera cosa que este ejemplo nocivo prospere…

V.

            De prosa fluida y directa, con frases cortas y escenas bien delineadas, Camus interpela sobre nuestras emociones, creencias y cómo la sociedad va modelando la vida de cada ser a través de un tejido de convencionalismos que, parece, es mejor no desatender. Sorprende la cantidad de reflexiones que dispara en una novela que apenas sobrepasa el centenar de páginas. Agradezco a Lorena su mirada, la que podéis hallar aquí. Una obra maestra.

martes, 16 de junio de 2020

Confesión de parte. La guitarra azul, John Banville


Alfaguara, 2016

I.

            Se había instalado el debate en la blogosfera acerca de este trabajo de Banville. Algunos defensores de sus letras, hacían hincapié en la construcción psicológica del protagonista y una prosa apropiada; sus detractores, enfocaban lo trillado del tema abordado y la innecesaria extensión de sus líneas. Entablado el mismo, sólo quedaba salir de dudas.

II.

            Oliver Orme es un afamado pintor cuarentón que pasa por una crisis de creatividad. Reconoce ser egocéntrico y ladrón de naderías –un vulgar ratero-. Está casado con Gloria, algo más joven, y tienen de amigos al remendón de relojes Marcus, y a Polly, su esposa. Orme ha sostenido una aventura con Polly hasta que todo se descubrió y huye buscando refugio en la antigua casona de sus padres, donde los recuerdos se agolpan en su memoria mientras la culpa remuerde su conciencia.

III.

            Narrado en primera persona, Orme se dirige directamente al lector, en una suerte de confesión de parte. El problema es que no es un narrador confiable; intercala digresiones de su historia familiar y personal, y se permite hacernos conocer su pensamiento en voz alta donde, más de una vez, se contradice. Para colmo, Gloria y él han debido superar la desdicha de perder a su única hija cuando ésta contaba tres años.

IV.

             La novela cuenta a favor con la fuerte personalidad del narrador – protagonista; un ser miedoso, mezquino, egoísta, que se ha valido de su condición de artista para cautivar a Polly. En ese aspecto, Orme no es un personaje que despierte simpatías; al contrario, se vuelve antipático cuando considera que la mujer es un objeto pasible de ser robado. Pero muchas de sus reflexiones pueden ser interesantes, sobre todo las que se relacionan con la búsqueda del amor. Además, cuenta con una prosa florida que da gusto leer.

V.

            Como contraparte, las frecuentes alusiones a conocimientos pictóricos, citas literarias y conceptos científicos, no siempre aportan a la trama, lo que convierte al texto en algo pedante y excesivo. Y las descripciones, muchas veces poéticas, adolecen de repetición. De estilo fluido y coloquial, Banville elabora una obra que, lejos de ser un típico cuadrángulo amoroso, interpela al lector sobre la naturaleza del amor, el origen del sentimiento de culpa y cómo aceptar nuestras propias bajezas. Una buena lectora como Ana también aportó lo suyo a la hora de decidirme. Sus impresiones podéis leerlas aquí.

jueves, 11 de junio de 2020

Implosión. La azotea, Fernanda Trías


Puntocero, 2010

I.

            Con motivo del lanzamiento de la edición española de este título –a cargo de una novel editorial madrileña-, fueron varios los comentarios auspiciosos que rescataron una ya transitada y reconocida obra en nuestros medios, cuyo origen se remonta al año 2001. Esa buena repercusión disparó su búsqueda y, no sin esfuerzo, pude hacerme de uno de los pocos ejemplares que aún podían hallarse. La brevedad, inclinó la balanza hacia su lectura.

II.

            Clara habita un apartamento cómodo en algún lugar de Montevideo. Está encinta, y comparte el lugar con su padre, al que mantiene encerrado en un cuarto, junto a su pájaro que se encuentra, como él, dentro de una jaula. Tras la muerte de Julia, la mujer de su padre, Clara decide abandonar su trabajo para dedicarse exclusivamente al cuidado de aquél, un hombre enfermo. Pero los fondos de los cuales han de sobrevivir son los que ha dejado Julia y, como todo, también estos se agotan. Con la sola compañía de Carmen, una vecina de fuerte acento europeo, Clara dará luz a Flor, mientras que cada día que pasa se encierra más dentro de su casa. El único lugar que le permite algo de libertad y ser aún un retazo de sí misma es la azotea.

III.

            En medio de una atmósfera cada vez más sórdida y lúgubre, el lector asiste a la implosión familiar. El inestable equilibrio psíquico y emocional de la protagonista, que teme al mundo exterior y al contacto con él, es incapaz de afrontar la presión que la sociedad ejerce sobre ella, reduciéndola a la supervivencia más básica, que declinará en una decisión tan trágica como previsible.

IV.

             Sorprende la economía de personajes y escenas de las que Frías se vale para delinear una novela breve, en que todo funciona como un mecanismo sincrónico. Una realidad ominosa que empeora con los días, una oscuridad sobre los protagonistas que se extiende como una negra mancha de petróleo y el pavor cerril a las influencias que ejerce el exterior dentro de una mente que se deteriora minuto a minuto. Es todo un logro transmitir semejante opresión sin cambiar de ambiente a lo largo del relato.

V.

            Con una prosa fluida y directa, Frías hace gala de una serie de recursos que recuerdan atmósferas inquietantes de otras autoras contemporáneas. Su sello personal es ese mundo íntimo donde se debaten la vida y la muerte. ¿Cómo influye nuestra percepción de los demás en nuestra vida? ¿Hasta dónde podemos renegar de nuestra naturaleza gregaria? ¿Qué consideramos una ‘pérdida’? ¿Desde qué lugar podemos sostenerla, aún sacrificándolo todo? Frías se encarga de interpelar al lector para que se formule estas preguntas. Libro para tomar nota.

sábado, 6 de junio de 2020

e-book 61. Vivir a pesar de todo. Manual para mujeres de la limpieza, Lucia Berlin


Alfaguara, 2016

I.

            Desde su aparición, el título no ha dejado de cosechar buenos comentarios, razón por la que fuera incluido en el taller de lectura en el que participo. Dada su extensión y temas que aborda se hace necesario advertir a los ocasionales lectores que el material contenido en él requiere de tiempo para aquilatar sus enseñanzas y disfrutar de las reflexiones que dispara.

II.

            Este libro reúne una cuarentena de relatos; una selección de la totalidad que la autora ha entregado a lo largo de su vida en tres grandes obras. Es probable que el título de marras –que corresponde a uno de ellos- escogido por la casa editora para su lanzamiento, no haya sido del todo feliz pero, a cambio, éste resume muy bien el estilo narrativo que Berlin ha adoptado para el conjunto. Todos los cuentos están escritos en primera persona del singular, como si Berlin misma hubiera sido la protagonista y donde los datos autobiográficos y la ficción se entretejen en una maraña que los vuelve indistinguibles.

III.

             Haciendo gala de su ajetreada vida –hija de un ingeniero en minas y madre alcohólica, de quien heredó esa afición-, la vida la condujo desde Alaska a Chile, pasando por Idaho, Montana, recalando en Boulder, El Paso, Nueva York y México. Con poco más de treinta años, cuatro hijos y tres matrimonios fracasados, Berlin ha desempeñado diversos oficios para hacerle frente a la vida y salir adelante. Es esta realidad la que transmite en cada uno de los relatos, donde la sordidez y tristeza no se eluden pero a las que se enfrenta con cierto optimismo y no poco humor.
La versión digital, gentileza de Epublibre

 IV.

             Por sus páginas desfilan el alcoholismo y sus estragos, el desapego del amor materno, aventuras amorosas, la relación con una hermana moribunda y la vida conyugal con adictos, junto a agudas observaciones sobre la enfermedad y la desolación de la vida en el sur americano, los conflictos familiares, los beneficios de pertenecer a la clase alta chilena y los avatares de enseñar en una prisión o con alumnos díscolos, entre otros tópicos.

V.

            De estilo coloquial y descarnado, sin medias tintas, el texto abreva en escenas y situaciones donde abundan malos entendidos, falsas interpretaciones, crudeza y angustia sin por ello caer en la nostalgia, la melancolía o el rencor; tampoco en la compasión. Dueña de un humor chispeante, aún en circunstancias difíciles, Berlin construye un universo en el que describe la vida, a pesar de todo. La edición se acompaña de un prólogo a cargo de Lydia Davis, y una introducción y ficha biográfica final, por Stephen Emerson, que es conveniente leer. Un libro maravilloso, para deleite del lector.

lunes, 1 de junio de 2020

El precio de un descuido. Cameron, Hernán Ronsino


Eterna Cadencia, 2018

I.

            La grata experiencia sobre un libro anterior del autor hizo que me fijara en éste. Como venía precedido de buenos comentarios, me hice del ejemplar –previendo la cerrazón que se abatiría sobre nuestras existencias-. La brevedad del texto confluyó para que lo intercalara entre otras lecturas más extensas.

II.

            Cameron es el patronímico de Julio, el protagonista de esta ficción. Lleva el apellido de su abuelo, el general, y de su padre, a quien no conoció. Ambientado en un pueblo en las cercanías de un bosque nevado, vive en soledad, con la asistencia de Mita –durante el invierno-; carga con una pierna ortopédica y sólo visita el Club de Jazz los días martes, en los que se encuentra con Juan Silverio -el locutor de la radio local- que escucha cantar a Elda Cook. Una noche, Silverio le avisa que Cook los invita a cenar a ambos y lo han de pasar a buscar. Al despertar al día siguiente, ya nada será igual.

III.

            Este breve texto está construido en base a medias palabras, donde el lector debe inferir lo ocurrido. Cameron va entregando datos a medida que se desarrolla la trama: su relación con la vecina –que acaba de mudarse-; el rol del nuevo propietario –que tiende a brindarle apoyo en momentos difíciles- y los personajes anteriormente citados, con los que se reconstruye un pasado turbio, que se inicia con la construcción de un puente en los pasados años ’70 y continúa con hechos de violencia. Cameron ya tiene muchos años y sus recuerdos son la materia narrativa.

IV.

            Toda la historia es una suerte de rompecabezas a armar, donde algunas de las piezas están en falta. Ronsino fuerza al lector a que sea él quien aporte las mismas para que las escenas puedan estar completas. Cameron deberá pagar el precio de un descuido que, como bien lo señala, es más una falta de tacto que de pérdida de talento. Un hombre que, al final de su vida, no tiene lugar dónde esconderse.

V.

            De estilo tan crudo y sombrío como su protagonista, en medio de una atmósfera que transmite inquietud y donde la tensión aumenta con los sucesos que tienen lugar, Ronsino compone una novela que no alcanza las ochenta páginas y que de alguna manera evoca el estilo literario que hizo famoso a Juan José Saer, donde la narración depende del punto de vista del personaje. Un libro recomendable, sin duda. Existe una edición mexicana, bajo el sello de Almadía.