miércoles, 31 de mayo de 2023

Exégesis sui géneris. Vidas de santos, Rodrigo Fresán

 

Planeta, 1994

I.

               De por sí, las letras de Fresán no me tentaban demasiado. He frecuentado sus escritos como prologuista en muchos libros en los que, por demostrar su erudición acerca del material prologado, incurría en un spoiler destripador que quitaban las ganas de leer lo que seguía. Por ello, decidí encararlo como escritor, antes de declararlo prologuista non grato o, peor, renunciar a leer todo aquello donde sus escritos aparecen en el prefacio.

II.

                Este libro original está constituido por una decena de relatos que pueden leerse de manera independiente aunque, con algo de esfuerzo, el conjunto bien podría conformar una suerte de novela paródica, una exégesis sui generis acerca de la fe religiosa y, por extensión, del dogma en los que abreva cualquier sistema de creencias. Es decir, el autor obliga a los lectores a reflexionar tanto sobre la naturaleza de la fe como la naturaleza de lo que signamos como ‘Dios’.

III.

               El comienzo da una idea de su contenido. El Cazador de Santos debe volver al origen, a donde todo nació: un lugar conocido como Canciones Tristes -que antes había sido Planicie Banderita y mucho antes, Qumrán-, para concluir la historia de la fe. Todos estos relatos están narrados en primera persona del singular y la voz va cambiando con cada personaje protagonista, logrando un efecto coral en el que cada cual va aportando datos a la historia general.

IV.

                En su interior se desarrollan propuestas muy ocurrentes –algunas podrían ser consideradas heréticas para un creyente ortodoxo-, a saber: el Ángel del Amor es el portador del Mal (el virus HIV, sin nombrarlo)- y contagia indistintamente a todo el género humano por transmisión sexual; Dios no es el que Es y, en realidad, Jesucristo era uno de los dos gemelos que dio a luz María (el otro, sigue sobreviviendo). Así, con cierto humor burlón -que parte de la premisa que Dios no existe, pero es un gran personaje-, Fresán hilvana historias tan inteligentes como desopilantes.

V.

               El estilo tiende a ser algo abstruso y laberíntico –con algún elemento borgeano- que no le quita fluidez pero aletarga el ritmo narrativo. Hacia el final, el propio autor expone las fuentes que le sirvieron de inspiración –los guiños a otros autores- y da a entender que todos esos narradores componen voces diversas de un único narrador. En suma, un libro experimental que vale la pena visitar en breve, pues Fresán cada vez que van a reeditar esta obra, no deja de añadir texto –como me consta al comparar esta antigua versión con la que circula digitalmente-. Tiempo bien invertido.

viernes, 26 de mayo de 2023

El Cuarteto de Alejandría. 2. Balthazar, Lawrence Durrell

 

Debolsillo, 2008

I.

               En esta segunda entrega, los hechos acaecidos durante el primer volumen son analizados bajo otra perspectiva. Al parecer, el narrador anónimo ha publicado o, en su defecto, hecho conocer su trabajo al médico gnóstico Balthazar, que trataba profesionalmente tanto a Justine como a Melissa. Por ello, y en virtud de su propia mirada, éste devuelve a aquél una serie de Comentarios, que contienen apreciaciones totalmente distintas acerca de lo relatado y aportan una nueva luz, expandiendo las posibles interpretaciones a los distintos observadores.

II.

                Este protagonista incorpora un puñado de nuevos personajes y datos adicionales de los que el narrador carecía al momento de su relato, desnudando la fragilidad de su argumento y, a la vez, despojándolo de su centralidad. Aparentemente, Justine no sólo engañaba a su marido con el narrador, sino que éste era utilizado como una pantalla para los furtivos encuentros con aquél de quien estaba enamorada: un poeta que la necesitaba tanto como la detestaba, y que terminó sus días en suicidio.

III.

               De esta manera, Durrell interpela a los lectores sobre qué se entiende por actos humanos, puesto que existen tantas interpretaciones posibles como testigos oculares, que no tienen acceso a la totalidad de la información necesaria para establecer el valor de verdad sobre lo observado, convirtiendo cada testimonio en una burda expresión subjetiva y, en consecuencia, al hecho descripto en casi una ilusión.

IV.

                Lo novedoso de este trabajo reside en que el autor, sin modificar el tiempo, el escenario, los protagonistas y los incidentes narrados en el trabajo anterior puede, a través de esos comentarios del doctor Balthazar, reelaborar la propuesta utilizando un desplazamiento del ángulo de observación. Además, no solo delinea a Naruz, hermano de Nessim, quien cuida a la madre de ambos y la heredad, sino que describe maravillosamente el Carnaval de Alejandría y el porqué del uso de disfraces –el tan afamado dominó, entre ellos-. 

V.

               Con el mismo estilo narrativo coloquial de Justine, aunque con tintes más dramáticos y misteriosos –que son constitutivos del protagonista quien, además de ser médico es un iniciado en cábala y ciencias ocultas-, Durrell construye una nueva versión -más lineal, pero con mayores digresiones- de su primera obra, aportando ciertos condimentos que son parte más del cotilleo que elementos de importancia. Interesante continuación, que dispara reflexiones sobre cómo dos o más interpretaciones diferentes pueden ser igualmente válidas.

domingo, 21 de mayo de 2023

e-book 128. Abanico de violencias. Formas de estar lejos, Edurne Portela

Galaxia Gutenberg, 2019

I.

               Resulta llamativo que esta novela, la segunda de la autora vasca, no haya arribado a estas costas. Pero esta ausencia resalta más aún, cuando sus anteriores trabajos se ocupaban –tanto en ensayo como en ficción- de las repercusiones sociales acerca de la violencia ejercida por ETA, tema que justamente en la presente obra queda asordinado como un remoto ruido de fondo –sin peso específico en la narración-. Caprichos del negocio editorial, supongo.

II.

                Alicia Balastegui y Matthew Novak se conocen en una universidad del sur de E.E.U.U. cuando ella migra desde su País Vasco natal gracias a una beca de estudios. Jóvenes exitosos ambos, con buenos ingresos, al poco deciden vivir juntos y, posteriormente, formalizan el vínculo a través de una licencia matrimonial. Pero lo que nace como un idilio de futuro promisorio se va deteriorando a medida que la rutina y las diferencias entre ambos se vuelven mayores.

III.

               Desde el inicio, Alicia describe el declive de la pareja. Ahora se halla encerrada en su cuarto, llorando dentro de un armario y con un miedo cerril a que Matty intente nuevamente ejercer alguna clase de violencia sobre ella, mientras se pregunta –en mi expresión personal- en qué momento todo empezó a irse al carajo. Así, la historia principal desarrolla un abanico de violencias que abarcan no sólo el plano físico sino también el psicológico y el familiar.

Mi gratitud para con EpubLibre por esta versión digital que, en papel, no hubiera podido leer.

IV.

                Profundizando, Portela no elude el abordaje de otras formas de violencia en un plano más amplio: la del racismo de los blancos, sobre negros y latinos; la sociedad en general, sobre aquellas mujeres que deciden abortar y los distintos estratos de acoso sexual, abuso y violación que tienen lugar en los campus universitarios, que parecen ya un secreto a voces silenciado, si no aceptado. En ese aspecto, existe una continuidad en los trabajos de la autora quien, sin olvidar la ficción narrativa, mantiene su estilo personal.

V.

               Estructurada en dos partes, la novela fluye a ritmo coloquial y ameno, sin golpes bajos ni descripciones innecesarias. La sutileza del vocabulario empleado por Portela –que insinúa los hechos, ahorrando el mero acto violento- fortalece el conjunto de la trama y la construcción psicológica de sus personajes, aunque el costo a pagar sea un final algo desvaído y delicuescente de todos los temas abordados, resueltos elípticamente en un abrir y cerrar de ojos. No obstante esto, es una lectura interesante.

 

martes, 16 de mayo de 2023

Pelibro 25. El ladrón de orquídeas

La primera vez que supe del libro fue a través de un artículo de divulgación científica aparecido en la revista mensual Investigación y Ciencia –versión española de Scientific American-, una década atrás. En ese momento, el libro de Orlean se hallaba más que agotado en estas riberas. Quiso la fortuna que alguien se desprendiera de un ejemplar en el mercado de usados y mi tesón buscador diera su fruto. Posteriormente, al querer saber algo más del título, me encontré con que, además, había realización cinematográfica. Aquí están, entonces, mis líneas sobre ambos.

Libro


Susan Orlean (Anagrama, 2001)

            No tengo muy en claro qué buscaba la autora transmitirnos a la hora de ofrecernos un material –¿testimonial?-, sobre las aventuras de un granuja, soñador, quimérico llamado John Laroche quien, al inicio de la obra, deberá enfrentar cargos sobre violación de la prohibición de recoger orquídeas nativas de la Reserva Federal Fakahatchee, al sudoeste de Florida, en E.E.U.U. Éste se ha valido de unos indios seminolas –que poseen sus tierras y tienen ciertas dispensas en el uso de ese espacio-, para recolectar esas plantas, con la intención de crear un invernadero y un laboratorio que le permita obtener híbridos por mutación y, así, ganar dinero en conjunto.

               Pero Orlean no se circunscribe a la historia de semejante personaje sino que ella, a su vez, es capturada por el hipnotismo que sienten miles de personas a lo ancho del mundo por el cultivo y, más aun, desarrollo de características únicas de esas flores. Tal es así que, aun sin Laroche, participa de exposiciones y se inmiscuye en la trastienda de sus productores, donde celos, envidias y rencillas se encuentran al orden del día.

               Con ayuda del guardia forestal, primero, y de Laroche después, intenta alcanzar a ver la célebre Orquídea fantasma, sin lograrlo. El resto del texto, nos hace saber cómo sobreviven esos pueblos originarios –no solo con negocios inmobiliarios sino también con un Bingo- y alternativas de economías básicas que presenta esa tierra anegada y tropical, que alberga orquídeas, así como bromelias y tantas otras especies vegetales.

               En un estilo coloquial, ameno y con suficiente fluidez, el libro revela un nicho social -que mueve millones de dólares anuales-, con sus virtudes y miserias, legislaciones, limitaciones y excepciones jurídicas, generalmente desconocidas por el gran público.

               En suma, todo el texto rezuma la ambición de los más carenciados en abandonar la pobreza y la realidad diaria, por una vida mejor. Son sus sueños de ascenso social, de bienestar, de estabilidad los que refleja este trabajo señero y emotivo. Una novela con tintes de ensayo, que dispara reflexiones y que tanto se disfruta como exhibe rarezas propias de la actividad. Lectura nada despreciable.

‘Estaba empezando a pensar que la razón porque es bueno que algo te interese apasionadamente es que reduce el mundo a un tamaño más manejable.’


Film


Spike Jonze (Columbia, 2002)

          En principio, es interesante señalar que el título original de esta propuesta es Adaptation, que alude no solo al entorno de las flores sino también al ser humano cuando sus condiciones de vida cambian radicalmente.

            Después de ver esta realización para la pantalla grande, no puedo quedar más que satisfecho. Realmente, el guion adaptado es una maravilla. El guionista Charlie Kaufman decide incorporarse como personaje dentro de la trama y, para ello, no tiene mejor idea que incluir a su gemelo, Donald, quien a merced de Charlie no solo encuentra una profesión rentable, sino que es capaz de ganar más dinero en Hollywood que él, y aconsejar a su hermano cuando éste pierda el rumbo.

               La propuesta gira en torno a una película que habrá de filmarse en base al libro de Orlean, siendo Charlie el designado para llevarlo a cabo, aunque no encuentra cómo. Las escenas que tienen lugar se retrotraen a la historia de Orlean sobre John Laroche, un oportunista que no tiene empacho en desentenderse de las limitaciones legales para conseguir aquello que persigue: hacer dinero con la producción de orquídeas.

               Entonces, existen dos guionistas: uno, creativo y genial, y otro, -su gemelo-, más común pero que entiende mejor el negocio. Ambos personajes son encarnados por Nicholas Cage –en un trabajo más que interesante-. Yendo a la historia de Orlean (a cargo de Meryl Streep), sostiene la misma actitud dubitativa que ella misma se encarga de presentar en su libro: no tener certezas acerca de la pasión. Ésa que ella percibe en todos aquellos que aman las orquídeas –y que le gustaría experimentar en sí misma-.

               Si hay algo más que destacable es la altura con que Kaufman se burla de Hollywood. Hacia el final, nos presenta una historia inconcebible –respecto de lo narrado anteriormente-, que sólo exhibe cuáles son los gustos mediocres de los productores, cuyos finales terminan siendo -cuanto menos- grotescos y graciosos.

El trabajo de Cage –y su desdoble- es remarcable; Streep en el rol de Orlean cumple con la historia, pero Chris Cooper como John Laroche, se lleva todas las miradas y el aplauso general. Para quienes hemos leído la novela, es el personaje más logrado. El elenco restante aporta lo suyo cuando es requerido. En resumen, una buena película que vale la pena disfrutar.


Testimonio del Pelibro 25

jueves, 11 de mayo de 2023

El paria. La metamorfosis, Franz Kafka

 

Andrés Bello, 1992

I.

               Hacía tiempo que el grupo lector se encontraba en estado de deliberación interna. Parece haber una aparente mayoría más proclive a compartir lecturas de aparición reciente –en general, breves, que abordan temas de actualidad- que a debatir iconos de la Literatura Universal como el presente título. Ante una elección que no convocaba adhesiones, el miembro más joven propuso a los disidentes esta alternativa. Sólo un puñado nos dimos cita, pero la puesta en común fue memorable.

II.

                La historia es bien conocida. Gregor Samsa es un joven viajante de comercio que vive junto a su hermana menor y sus padres. El suyo es el único ingreso familiar que, además de permitirles vivir ajustadamente, debe hacer frente a deudas contraídas por el padre con su empleador. Gregor vive pensando solamente en su trabajo y sueña con poder afrontar los gastos que supone la inscripción de su hermana en el Conservatorio de música. Una mañana despierta y se ve convertido en insecto. El resto, es lo que le va ocurriendo a Gregor, y las respuestas del entorno laboral y familiar a semejante transformación.

III.

               La primera maravilla de este texto se halla en la brevedad del mismo. En stricto sensu, es más un relato largo que una nouvelle –en esta edición, no alcanza el centenar de páginas-. Luego, su fluidez, pues Kafka conduce la narración de cabo a rabo de manera lineal, sin resquicio para digresiones ni dudas de interpretación; todo está allí, frente al lector. Por último, la condensación de temas trascendentes incluidos en su escasa extensión lo convierten en una obra maestra.

IV.

                El lector asiste a la creciente desesperación del protagonista, a quien le resulta imposible cumplir ya con su tarea, mientras su familia, pasado el primer estupor, lo va aislando gradualmente tanto en su hábitat como en su naturaleza, hasta negarle su condición humana. Por otra parte, con el correr del relato, se desnuda la dominación de quienes lo emplean -a través de amenazas-, la hipocresía del padre –que no está imposibilitado de trabajar y cuenta con ahorros- y el egoísmo de su hermana que, al volverse un obstáculo su presencia, decide deshacerse de él.

V.

               Es imposible desarrollar en estas sucintas líneas toda la andanada de sentires que dispara esta lectura. Porque Gregor es una metáfora carnal de aquellos que son distintos, que no encajan en la sociedad que les rodea, que son aislados, alienados, negados, ninguneados, convertidos en parias. A nadie le importan cómo sienten, qué pasa por sus pensamientos; sólo son un despojo que es mejor apartar. En suma, una obra que angustia e interpela por partes iguales. No encuentro excusa ninguna para no leerla. Sus reflexiones no mejoran la condición de lector; acaso, mejoran la condición de ser humano.

sábado, 6 de mayo de 2023

e-book 127. El viaje. La vida nueva, Orhan Pamuk

 

Punto de Lectura, 2006

I.

               Fue una proverbial bronca acumulada la que me allegó esta versión digital, días después que mi pareja –poseedora del texto en papel- abandonara la relación y me dejara más solo que un cardón en la Puna. No tenía motivos serios para tomarlo en cuenta; solo un despecho revanchista. Confieso que ha sido mi primer acto de rebelión irracional ante una decisión ajena. Lo cierto es que hoy, agradezco tanto aquel dolor como, en compensación, el legado de este título.

II.

                Osman es un estudiante de ingeniería que un día queda prendado de la belleza de Canan, una joven que, como al pasar, le deja saber qué lee. Él sale en busca de ese libro y al abrirlo, le cambia la vida: debe hallar al ángel que lo ha fascinado. Mehmet –el novio de Canan, que ha leído el libro-, intenta alejarlo pero un incidente policial ha hecho que Mehmet se oculte y se desconozca su paradero. Osman emprende entonces, junto a Canan, un viaje en autobús a través de Turquía en busca tanto de Mehmet como de aquél ángel.

III.

               Resumido de esta manera, pareciera una novela de aventuras con algo de thriller. Es mucho más complejo, porque a la vez que Osman intenta alcanzar el país donde habita el ángel, se enamora de Canan. Entre ambos y por motivos dispares, en ese periplo se encontrarán con personajes diversos que irán aportando elementos a la fantasía que propone el libro –que lleva el mismo título que el de marras- y, hacia el cierre, muchos años después, Osman repasará toda la historia –y parte de su vida- ahora que se ha asentado.

La versión digital, gentileza de EpubLibre

IV.

                El texto es poliédrico y la supuesta historia de amor es el vehículo que Pamuk utiliza para expresar el poder que ejercen la lectura y la escritura, capaces de crear lugares y situaciones imaginarias, que abrevan en lo cotidiano, en la biografía, en la infancia. En otra faceta, Pamuk critica la llegada de las grandes empresas multinacionales, que despojaron a la sociedad turca de las propuestas locales y uniformaron gustos y elecciones. En un plano más profundo, la novela es un viaje: para realizar los propios sueños y hallar el amor y la felicidad; cualquiera sea el camino escogido para ello. Todos tenemos uno.

V.

               Con una prosa que roza lo lírico, aunque algo enrevesada y reiterativa; en un estilo que abunda en metáforas y semeja una road movie, y con escenas donde se mezclan detalles provenientes del cómic y del surrealismo, el autor ofrece un libro que requiere concentración lectora, de difícil acceso y que puede disparar interpretaciones totalmente diferentes. Así y todo, una interesante propuesta para lectores con tiempo y ganas.

lunes, 1 de mayo de 2023

La cápsula del tiempo. Física de la tristeza, Gueorgui Gospodínov

Fulgencio Pimentel, 2018

‘Subí a bordo del avión con un exceso de equipaje de tristeza.’

I.

Dicen que leo raro. Definido como inclasificable en una lacónica reseña de 2019, despertó mi interés. Arribó a estas costas poco ha, justo cuando la tristeza cíclica de este país crecía a la par de la devaluación de su moneda y el descrédito en sus conductores. La superlativa edición en cartoné potenciaba su adquisición, mas oponía un costo infranqueable. Relegué alguna impensa para incorporarlo inmediatamente a mis lecturas anuales.

II.

                Todo en este libro es original. El narrador es único, pero el aporte es coral; son varias las voces que se turnan para contarnos parte de una historia, que a su vez es la historia de Bulgaria y de los países del Este europeo durante el último medio siglo. En gran medida, ese miedo del niño hacia el Minotauro y su laberinto con que se inicia el texto, se vuelve el hilo conductor de una obra que se basa en esa estructura tan intrincada como desconcertante.

III.

               Ecléctica mezcla de autoficción y fábulas -en la que yacen mitos griegos junto a anécdotas de gente común-, dispara reflexiones acerca de todos los Yo que nos constituyen; porque no es solo uno, sino varios. La obra no está exenta de un humor juguetón –la escena donde el niño responde ‘Dios’, a palabras que se inician con D (en un país comunista), es desopilante-. Además, posee una sensibilidad extrema, como en el párrafo siguiente que alude a la autocensura,

‘Con su silencio, mi madre cocinaba maravillosos calabacines fritos, cordero al horno… Todo podía ser dicho en unos cuantos platos. Solo ahora entiendo por qué mi madre y mi abuela cocinaban tan bien. Aquello no era cocina, sino narrar.’

IV.

                Al avanzar, el narrador va desenrollando el ovillo de Ariadna para alcanzar a la Tristeza –por quien siente empatía- y, al lograrlo, en lugar de matarla -como un nuevo Teseo- se amiga con ella. El capítulo que lleva el título de marras, donde toma conceptos cuánticos sobre qué se entiende por realidad y nos brinda su interpretación, según la cual solo existimos si somos observados –v.g., le importamos a alguien- no sólo no tiene desperdicio: es de una belleza sin par.

V.

               Con un estilo ágil, fluido y muy ameno, Gospodínov nos regala una retahíla de historias que, según lo señala, cada una constituye una cápsula del tiempo: un momento único e irrepetible, cuya secuencia desordenada pero continua conforma la vida humana. Un libro que se disfruta de cabo a rabo, con un final maravilloso. De lectura obligatoria para todo buen lector, que lo pueda costear. De por sí, estará entre mis mejores lecturas del año. Y no se si más.