I.
Una nueva edición bajo otro sello editorial disparó la lectura de
este libro, muy breve y conciso, basado en una experiencia personal. En esta oportunidad,
la autora realiza un ejercicio de memoria, describiendo en su estilo descarnado
y frontal hitos de su pasado en Hungría y su exilio, primero en Austria y luego
en Suiza.
II.
Ordenado
en once exiguos capítulos, Kristof narra su feliz infancia de lectora voraz en
una aldea húngara, su pasión por contar historias, la llegada de los rusos tras
la guerra y su ingreso a un internado; el frío, el hambre y la pobreza; la
lucha con la lengua invasora, su fuga clandestina junto a su beba, el trabajo
en una fábrica y su decisión de convertirse en escritora.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
III.
El tinte autobiográfico de la narración no elude,
sin embargo, los aspectos políticos y sociales. Así, repasa la grisura
extendida durante la dominación soviética –con su obligatoriedad de aprender la
lengua rusa, que a nadie le importaba demasiado-, la buena voluntad de
austríacos y suizos con los exiliados –cuyas lenguas, alemana y francesa
respectivamente, desconocía-, la monotonía de una vida sin perspectivas de
mejora y la añoranza de los afectos dejados en el país de origen.
IV.
Con
un estilo minimalista de frases
cortas y directas, Kristof también deja lugar para testimoniar su vocación por
la escritura desde niña, su férrea decisión de hacerlo en la lengua que fuese,
ya sea mediante obras de teatro, guiones para emisoras radiales o simplemente
recogiendo sus historias en un cuaderno –que se convertirá con el paso del
tiempo en su obra más reconocida-. En suma, una colección de recuerdos de su
paso por el destierro.