I.
Hace ya algún tiempo me había
provisto de algunas de las novelas del autor, entre ellas la más afamada. Pero,
fiel a mi principio de comenzar por el comienzo, no pude visitarlas debido a
que la de marras estaba completamente agotada y saldada. Ni bien recibí la
noticia de su reedición y lanzamiento, salí a buscarla y, sin hesitar, la
coloqué sobre el tótem de libros pendientes, como si hubiera aguardado tanto
como otros aún en espera.
II.
Hoy en día, la idea de comenzar un
texto en el momento presente y volver hacia el punto de partida no resulta original.
Muchas ofertas aparecidas recientemente siguen ese modelo. Sin embargo, en
1987, cuando se lanzó ésta, seguramente debió serlo. Una historia de hermanos
que, más allá de las vicisitudes y contratiempos que toda vida impone, se han
mantenido muy juntos y solidarios entre sí.
III.
Hugh Welch es el hermano mayor de
Dorsey, con quien comparte un festejo patrio. Él se ha quedado en el pueblo,
vendiendo autos. Inmerso en un matrimonio que ha perdido el rumbo, padre de dos
hijas, intenta sobrellevar sus necesidades fuera de él. Dorsey ha viajado con
su hijo Noah –un autista- para reunirse con Hugh. Astrofísica de cierto
renombre, vive una crisis de pareja con Simon, de quien ha decidido tomar
momentáneamente distancia. A partir de aquí, el lector asiste a un viaje
regresivo que concluye con el nacimiento de Dorsey.
IV.
Ambos componen un vínculo de suma
fraternidad. Las evidentes limitaciones intelectuales de Hugh respecto de
Dorsey se equilibran en aquél con un poderoso sentido de la observación y del
conocimiento de las personas -su hermana, en especial-. Ella, eximia analista e investigadora, hace agua
en el plano afectivo donde es incapaz de valorarse a sí misma, recurriendo a su
hermano en los momentos más difíciles pues sabe que cuenta con él. Así, Baxter desnuda
el entorno de infelicidad de sus protagonistas y cómo han sabido nutrir un
viejo mandato familiar, que perdura aún tras la muerte de sus progenitores.
V.
Estructurada en una treintena de capítulos divididos en cuatro partes, con un estilo ameno y coloquial, un puñado de personajes secundarios que fortalecen la construcción psicológica de los protagonistas (con atención en Simon y Carlo, parejas sucesivas de Dorsey y contrapuntos de Hugh) y dotada de un humor fino y socarrón, la novela interpela acerca de cómo llegamos a convertirnos en lo que somos, cómo subsisten los vínculos en el tiempo y cómo una consigna que se nos inculca a temprana edad puede seguir cumpliéndose a través de toda una vida. Un libro sin grandes aspiraciones, pero entrañable para todo lector sensible.
Esto me gusta mucho. Me recuerda un poco también a la peli Rain Man. Tiene una de esas historias aparentemente pequeñas que hablan de las cosas importantes de la vida. Me resulta familiar el nombre del autor pero no he leído nada suyo, todavía.
ResponderEliminarMe voy contenta con este título debajo del brazo.
Besitos alegres.
Es una de esas novelas bien narradas, con buenas construcciones psicológicas, graciosos gags y desarrollo regresivo sólido. Quien la lea, se irá con buen sabor de boca, teniendo simpatía por ambos hermanos. Te gustará.
EliminarBesitos compinches.
Me atrae mucho eso de que esté narrada hacia atrás y termine con el nacimiento del hermano mayor. Apunto el título. La verdad es que no conocía al autor.
ResponderEliminarUn beso.
Termina con el nacimiento de la hermana menor, y un mandato familiar que se emite, que se ha de cumplir hasta el principio de la novela. Hazle lugar en tus lecturas; lo vale.
EliminarBesos para ti, Rosa.
Me lie con el final de la novela. A veces leo demasiado deprisa.
EliminarOtro beso.