Grupo Editorial Norma, 1992
Se
conjugaron dos comentarios que dieron lugar a esta lectura. Por un lado, un
allegado había nombrado a Maqroll, el Gaviero, personaje central de las novelas
de aventuras de Mutis; por otro, algo había leído acerca de este libro. Pero
como ocurre con ese grupo de libros descatalogados y/o saldados que llamo añejos, solo pude hacerme de un ejemplar
en el mercado de usados. Lo anecdótico es que al retirarlo debía hacer lo
propio con otro bastante distante y, como no llevaba conmigo ningún ejemplar de
lectura, pues qué mejor que comenzar éste.
La historia comienza con una
introducción del narrador a las andanzas de su amigo Maqroll, quien solía
relatar anécdotas de sus viajes durante una travesía en altamar a sus
interlocutores. En esta ocasión, esa extensa experiencia recaló en el Caribe.
Maqroll y Cornelius, miembros de la tripulación de un navío que cubre la ruta Cristóbal
– Guayana, son notificados por el capitán que deberán amarrar en aquél y buscar
colocación puesto que el barco ya no le pertenece, debido a las deudas
contraídas. Panamá será el destino escogido por Maqroll para tentar suerte. La
inopia característica de esa ciudad, unida a la sensación de lugar de paso
propician la desidia y el abandono. Y en el momento de máxima necesidad, junto
a la temporada de lluvias, vuelve a aparecer Ilona, una vieja amiga-pareja-compinche
quien lo saca de la abulia y le propone regentear un prostíbulo propio, hasta el
momento en que la tragedia vuelve a aflorar.
Con un estilo coloquial y algo
poético, Mutis nos lleva de paseo por la vida del Caribe y su gente: marineros,
truhanes, prostitutas y una fauna de personajes que oscilan entre la trampa y
el deja vu. El desparpajo y la falta
de moral de los protagonistas contrastan con la lealtad y solidaridad entre
ellos, que se embarcan en una suerte de aventura conjunta.
Mutis compone una novela ágil,
fluida, que alterna escenas de sexo, aires de leyendas e historias de
aparecidos configurando un universo literario rico en matices. Hacia el final
se hace presente la nota amarga, con mucho de nostalgia por las aventuras
compartidas.
En suma, una lectura entretenida y
llevadera, muy apropiada para un viaje en barco. O mejor, un crucero por el
Caribe.